Arabia Saudí 2.0 – Por qué es verde el camino al 2030
Eléctrica, renovable, solar, híbrida: la energía sostenible puede parecer una fantasía, pero ya es una realidad en nuestro planeta.
Vemos un futuro construido con energía más verde, un síntoma del cambio que se está produciendo en todo el mundo para evitar el uso de combustibles fósiles. Ahora que cada vez es más notable el impacto del calentamiento global, el agotamiento de recursos y la volatilidad de los precios del crudo, lo prudente es planificar de cara a un futuro diferente.
Puede parecer que la posible retirada del petróleo amenace el sustento de las principales naciones productoras de petróleo que tienen una economía tradicionalmente basada en este recurso, entre las que, por supuesto, se incluye Arabia Saudí.
Sin embargo, ante esta perspectiva, Arabia Saudí ha decidido aprovechar la iniciativa para transformarse y aprovechar los beneficios del mundo de las renovables en continua evolución: la visión del país para 2030 es cada vez más verde.
En términos prácticos: ¿qué significa esto? ¿Qué está haciendo Arabia Saudí en su aspiración de liderar la región en cuestiones de sostenibilidad?
Reconstrucción sostenible
La Unión Europea (UE) y Naciones Unidas (ONU) fueron pioneros en las iniciativas de reconstrucción sostenible. El Consejo Europeo adoptó la estrategia Europa 2020[1] el 17 de junio de 2010. A partir de ese momento, representa un programa conjunto de la UE de cara a la década actual donde se reta a los estados miembros de la UE a que establezcan las bases para un futuro más sostenible, construido sobre un crecimiento inteligente, sostenible e inclusivo donde pierdan protagonismo las industrias, las infraestructuras y las prácticas que realizan grandes volúmenes de emisiones.
En 2015, la ONU publicó su propio plan, Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible[2], donde se incluye una serie de objetivos de sostenibilidad estratégica y vital. El séptimo objetivo es: Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos, y el octavo: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos
Por supuesto, además de lo anterior, muchos países tienen sus propias iniciativas de sostenibilidad, en el marco de otras iniciativas internacionales o en paralelo a estas. Son países como Reino Unido[3], Alemania[4], varias naciones escandinavas (por ejemplo, Suecia[5]), China[6] e India[7], que han participado activamente en la redacción de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU desde el principio.
La visión de Arabia Saudí
A principios de 2016, Arabia Saudí también movió ficha. El programa Visión 2030 y el Plan de Transformación Nacional 2020 definieron un ambicioso programa de reformas y una hoja de ruta a largo plazo para potenciar la posición financiera del país mediante la diversificación de su economía.
Sin embargo, el plan abarca mucho más. La visión es que Arabia Saudí vuelva a ser «el corazón de los mundos árabes e islámico, el motor de inversiones y el eje que conecta tres continentes».[8] Se han tomado ya medidas tangibles hacia el cambio, como la reciente proclama real que autoriza a las mujeres a conducir, y el anuncio que realizó Su Alteza el Príncipe Heredero de la Corona Mohammed bin Salman en el curso de la Iniciativa de Inversiones para el Futuro[9] en Riad, de que el Reino volvería a un «Islam moderado» y más abierto. Al mismo tiempo anunció los planes de NEOM, una nueva zona económica que cruzará las fronteras de Arabia Saudí e incluirá a los países vecinos Egipto y Jordania.
El programa Visión 2030 también ofrecerá a empresas internacionales opciones de inversiones sólidas en sectores ajenos al petróleo, como el turismo y otros servicios. Además de abrir el mercado de capitales del país, el gobierno creará varios clústeres industriales para estimular la entrada de capital extranjero. Dentro de este proceso de apertura gradual, el mercado bursátil saudí (Tadawul) anunció en 2017[10] que había sido seleccionado en la lista de mercados interesantes del influyente Índice de Mercados Emergentes MSCI, un hito muy importante que indica a los inversores internacionales que el mercado de capital del país está alcanzando madurez en términos de eficiencia, gobernanza y marcos normativos. El capital extranjero representa hasta el 4 % del mercado bursátil de Tadawul, según Mohammed Elkuwaiz, vicepresidente de la Autoridad Saudí de Mercados de Capitales, pero se prevé que ese porcentaje crezca, ya que el organismo regulador aspira a diversificar la gama de productos bursátiles y atraer una mayor variedad de empresas para que coticen en él.
Oportunidades de inversión
Existen numerosas oportunidades de inversión aparte del proyecto de NEOM, del que se espera que atraiga inversiones privadas y gubernamentales superiores a los 500 000 millones de USD en los próximos años.
Entre otros proyectos se incluye una modernización de la infraestructura de transporte entre ciudades: por ejemplo, la línea de tren de alta velocidad entre La Meca y Medina, la construcción de nudos de distribución de transporte esenciales o un plan de 10 años para impulsar las líneas de metro y las rutas de autobuses en La Meca, Yida, Damán y Medina.
Otro plan proyectado es la venta de parte de Aramco, la petrolera saudí propiedad del estado, que aspira a recaudar hasta 100 000 millones de USD en su salida a bolsa internacional, según cálculos del gobierno. Con el capital procedente de esta venta se prevé reforzar los programas de inversión de Visión 2030, por lo que esta salida a bolsa es esencial para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible para Arabia Saudí.
El mensaje es claro. Con un socio estratégico ya implantado en el país, y con la orientación adecuada, las empresas, los emprendedores y los inversores pueden participar del enorme potencial del país, al tiempo que contribuirán a marcar una diferencia real en la nueva Arabia Saudí.
Un cambio de filosofía
Arabia Saudí se está forjando un futuro que deje de depender del petróleo, pero la cuestión es: ¿será una transformación realizada a base de coraje y sacrificio, o existe también un deseo real de contribuir a un mundo más verde?
La evidencia habla por sí misma, y el compromiso está claro. Ya en el año 2010, cuando la UE publicó su estrategia de Europa 2020, Arabia Saudí fundó el Centro Saudí para la Eficiencia Energética (SEEC) con el objetivo de mejorar la eficiencia energética y concienciar de su importancia. Posteriormente, en el programa Visión 2030, el gobierno dio su respaldo al SEEC con el compromiso de invertir 1330 millones de USD en la central nuclear y de energías renovables de la Ciudad Económica Rey Abdalá (KAEC), al norte de Yida.
Desde entonces, el programa ha avanzado de manera rápida y constante. El Ministro de Energía, Industria y Recursos Minerales, Khalid Al Falih, anunció en la Cumbre Mundial de la Energía del Futuro celebrada en Abu Dabi en enero de 2017 que Arabia Saudí lanzará un Programa Nacional de Energías Renovables (NREP), con una inversión prevista de 30 a 50 mil millones de USD en programas de energía renovable para el año 2023. También anunció que el país tenía proyectado un estudio preliminar para sus dos primeros reactores nucleares, dentro del marco de una inversión significativa en energía nuclear. El ministro añadió que Arabia Saudí estaba buscando la manera de conectar sus proyectos de energía renovable con Yemen, Jordania y Egipto. Posteriormente, el ministro de energía ha anunciado la licitación pública de 400 MW de capacidad de generación eléctrica en la región de Al Yuf, el primer proyecto eólico a escala industrial incluido en el NERP, así como un proyecto de energía solar de 300 MW en la misma región. El ministro Al-Falih añadió que la segunda ronda del NERP se lanzará antes de finales de 2017, «lo que nos permite llevar al día el programa previsto de alcanzar una capacidad de 9,5 GW de energía renovable antes de 2023».
Mientras tanto, parece evidente que la promesa de mejorar las redes de autobuses, ferrocarril y metro persuadirá a numerosos conductores a dejar aparcados sus vehículos en casa (lo que reduciría la contaminación), aunque este factor se podría contrarrestar por el enorme impulso de las ventas de coches a las nuevas mujeres conductoras.
Aunque por ahora no existe ninguna política que impulse el cambio a vehículos de energías alternativas, las perspectivas podrían ser lucrativas. Y eso lleva a la siguiente pregunta: ¿en qué lugar se encuentra Arabia Saudí en lo que respecta al uso de vehículos eléctricos?
Por unas carreteras más verdes
Hoy en día, los cambios en el comportamiento y la percepción de los consumidores apuntan a la tecnología híbrida, incluidos los vehículos híbridos avanzados que ofrecen Toyota y Lexus a través de la amplia red de concesionarios de Abdul Latif Jameel Motors, una marca que ofrece innovación de vanguardia mundial a los conductores de Arabia Saudí.
Por ahora, el país tiene muy poca o ninguna infraestructura para un uso extendido de los vehículos eléctricos, pero esto también podría ser una ventaja. Si Arabia Saudí opta por una política que fomente el uso de vehículos más verdes, las ventajas podrían ser considerables y habría numerosas oportunidades de beneficios.
Si bien estos desafíos no son exclusivos de la región del Golfo, Arabia Saudí está en una posición excelente para observar cómo se implementan las infraestructuras para vehículos eléctricos en otros países y, sinceramente, así se pueden hacer mejor las cosas.
En las naciones que se han adelantado en la adopción de los vehículos eléctricos, se han dado tres factores que explican por qué el proceso es tan lento: autonomía de los vehículos, comparación entre costes y beneficios, e infraestructura. Por eso, si Arabia Saudí realiza la transición a los vehículos eléctricos relativamente tarde, en realidad podría ser una ventaja a la hora de mitigar los efectos negativos de estos tres factores.
Autonomía El concepto de «ansiedad por la autonomía» expresa el temor del conductor del vehículo eléctrico a quedarse sin baterías en poco tiempo y en un lugar alejado donde no pueda recibir asistencia. Para afrontar este problema, los fabricantes de vehículos eléctricos han tenido que esforzarse. En Motoring Research se publicaron a primeros de año los cálculos aproximados de autonomía correspondientes al Nuevo Ciclo Europeo de Conducción (NEDC) probado en diferentes vehículos eléctricos que utilizan únicamente baterías; existen ya bastantes marcas que presumen de autonomías superiores a 160 km (100 millas) por carga.[11] El Nissan Leaf (el vehículo eléctrico más vendido en todo el planeta con 280 000 unidades vendidas hasta julio de 2017 según un reciente artículo de Bloomberg) incluye varios modelos con autonomías superiores a 100 km, incluidos los de 24 kWh y de 30 kWh. Por otra parte, en la gama más alta de baterías y precios, los modelos con mejores prestaciones de Tesla pueden superar los 480 km (300 millas) por carga. Entre estos modelos se incluye el Tesla Model 3 Long Range, que puede recorrer casi 500 km (310 millas) con una sola carga, según una reciente reseña de consumidores que se ha hecho pública en Top Gear de la BBC.
El legado de la ansiedad por la escasa autonomía sigue siendo un problema en Europa. Sin embargo, en los mercados nuevos y en desarrollo se han aplicado programas intensivos de formación de los consumidores que contribuyen a cubrir las lagunas en cuanto a conocimiento. China, por ejemplo, también ha llegado relativamente tarde al mercado de los vehículos eléctricos, pero allí las ventas no se han visto afectadas por la ansiedad de la autonomía, y sigue siendo un mercado importante para los fabricantes de Vehículos de Nuevas Energías (o NEV, por sus siglas en inglés, como se los conoce en China) a pesar de que este año se han reducido las subvenciones locales y nacionales. La cuota total de NEV en las ventas de coches para pasajeros de China alcanzó un nuevo máximo en junio con un 2,5 %, en un mercado que en términos generales está algo parado. Para 2017 se prevé que las ventas totales lleguen a las 530 000 unidades. Es más, las ventas de NEV para pasajeros crecen en China a un ritmo 20 veces superior al del mercado de automóviles en su conjunto.[12]
Estas cifras sugieren que China es un modelo en el que puede inspirarse Arabia Saudí para planificar su programa de vehículos eléctricos; lo primero es tener información clara y detallada.
Coste/beneficio Hasta hace poco se decía que, aunque los conductores de un vehículo eléctrico ahorraran dinero en combustible, el coche sería mucho más caro (y más complicado) que los modelos equivalentes con motor de combustión interna. Hoy, los fabricantes trabajan a toda máquina para fabricar un modelo de vehículo eléctrico fiable, y una publicación de UBS publicada en mayo de 2017[13] descubrió que para 2018 los coches eléctricos y los de motor de combustión interna alcanzarán la paridad de precios. Para cuando Arabia Saudí haya entrado a fondo en esta carrera, los vehículos eléctricos serán cada vez más competitivos en cuestión de precios.
Infraestructura Además de las cuestiones anteriores, probablemente la infraestructura haya sido el mayor problema que impide la eclosión de los vehículos eléctricos en Europa. Alemania sería un buen ejemplo. A mediados de 2015, había solamente 2500 estaciones públicas de carga distribuidas por todo el país para atender las necesidades de cerca de 38 000 vehículos eléctricos. Es importante tener en cuenta que un vehículo eléctrico tarda, de promedio y en función del conector que se utilice, entre 30 minutos (el BMW i3) y 30 horas (el Ford Focus Electric). La mayor parte de los vehículos eléctricos admiten cargas rápidas y todos se han apresurado a instalar cargadores rápidos, pero, una vez más recurrimos al ejemplo de Alemania, en 2015[14] solamente había 100 estaciones de carga rápida abiertas al público. La solución parece ser la construcción de infraestructuras, y Arabia Saudí tiene todo lo que necesita para hacer justo eso.
El problema es que hay cuestiones técnicas que dificultan la construcción arquitectónica para vehículos eléctricos en un país tan extenso y con tan poca población. Simplemente por las distancias tan largas que hay que recorrer debido a la geografía del país, la autonomía de los vehículos es de la máxima prioridad. Para hacer frente a este problema, se está investigando la posibilidad de cargar las baterías de los vehículos eléctricos utilizando energía solar. Un informe técnico[15] publicado en abril de 2016 en Science Direct comparaba datos del Instituto Neerlandés de Meteorología con los perfiles de carga de vehículos eléctricos, con objeto de estudiar la viabilidad de realizar cargas con energía solar en dos posibles supuestos: solo de lunes a viernes, y carga a diario. Sin duda da la impresión de que es un campo en el que conviene investigar porque podría ser viable.
Empezar desde el principio
En el sector de vehículos eléctricos se considera que es complicado reformar infraestructuras existentes para afrontar la demanda de vehículos eléctricos, y esto ha limitado el crecimiento en la mayor parte de Europa, con un par de notables excepciones, como sucede en Noruega.
Hoy en día, Toyota Motor Corporation vende 37 modelos de coches eléctricos en 90 países a un ritmo de más de un millón y medio de vehículos al año.[16] Estas cifras representan aproximadamente un 43 % de todo el mercado mundial de coches eléctricos, según datos de IHS-Global Insight.
En otros países que fueron pioneros en adoptar los vehículos eléctricos, como Japón, Corea y EE. UU. esto no parece haber sido un problema. En todo caso, lo mejor es poder empezar desde el principio. Generar iniciativas de vehículos limpios (incluidos programas de educación y formación) antes de diseñar una infraestructura de carga debería contribuir a facilitar el cambio al vehículo eléctrico. Es más, el uso de vehículos eléctricos conlleva la existencia de concesionarios y distribuidores, talleres, fabricantes de baterías y de cargadores: son industrias que también están relacionadas con el crecimiento. Por no hablar de los expertos en software, que ya son importantes en la fabricación de coches con el auge del «coche conectado», independientemente de que sea de motor de combustión interna, híbrido o eléctrico. Aunque no estén físicamente en el país, estos elementos auxiliares de la cadena de suministros al menos generarán ingresos por importaciones y por impuestos.
Asimismo, con la existencia de un ecosistema de transporte verde, será más probable que Arabia Saudí resulte atractiva para empresas que tienen muy en cuenta su filosofía de empresa social en sus planteamientos comerciales. Todo esto solo puede ayudar a diversificar la vida social y económica de un país que hasta ahora era conocido sobre todo por sus negocios en petróleo y gas.
Avance en el CCEAG hasta la fecha
Entre los países que forman el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (CCEAG), por ahora solamente EAU ha invertido en una infraestructura completa para vehículos eléctricos (en el marco de la iniciativa «Smart Dubai») con fondos y conocimientos técnicos tanto públicos como privados. Tesla ha inaugurado ahora un concesionario físico en EAU y se rumorea que quiere expandirse a Bahréin, Omán y Arabia Saudí. No obstante, todavía está por ver si en Arabia Saudí hay un apetito por los supercoches eléctricos, como el BMW i8 y el Porsche EV, que se encuentran en fase de desarrollo; es más probable que los vehículos híbridos y los modelos eléctricos más económicos sean más populares en las primeras fases del cambio a los vehículos eléctricos para pasajeros. Aun así, es bonito pensar que un país que se ha hecho famoso por el petróleo podría acoger un día una flota formada por vehículos verdes en su mayoría o en su totalidad.
Con este objetivo, Abdul Latif Jameel Motors lanzó el Toyota Prius en Arabia Saudí en febrero de 2016. Era la primera vez que el vehículo híbrido más vendido y más popular del mundo (con 3,5 millones de unidades vendidas hasta 2016) se presentaba en un país del CCEAG. Abdul Latif Jameel Motors atiende a usuarios de Toyota de toda Arabia Saudí con una red de casi 300 centros de ventas y de talleres estratégicamente situados para que los usuarios puedan disfrutar de sus vehículos con total tranquilidad.
De cara al futuro, en julio de 2017 Reuters comunicó que Toyota Motor Corporation está diseñando un coche eléctrico alimentado por una batería de estado sólido que amplía notablemente la autonomía y se recarga en unos minutos. Se comenta que Toyota quiere vender este nuevo modelo en Japón ya en 2022, una fecha que parece encajar a la perfección con la estrategia de Arabia Saudí, ya que cae entre el Plan de Transformación Nacional 2020 y el programa Visión 2030.
La importancia de la producción en la ecuación.
Los vehículos eléctricos se alimentan con baterías recargables. Las baterías recargables necesitan electricidad. Esa electricidad necesita producirse con fuentes sostenibles, ya que de lo contrario todo el funcionamiento de los vehículos eléctricos no sería viable. Como ya se describió antes, en la parte de la ecuación de los vehículos eléctricos que corresponde a la producción ya se han producido movimientos interesantes en Arabia Saudí en años recientes.
La escala de las inversiones necesarias para estas iniciativas (y el compromiso ineludible con el desarrollo de la electricidad solar y eólica) demuestran la determinación del gobierno para avanzar en la parte correspondiente a la producción, dentro de la revolución de los vehículos eléctricos y el transporte sostenible. Y, como es inevitable, los inversores no tardarán en llegar para aprovechar las oportunidades que emergen.
De camino al 2030
La nueva visión de Arabia Saudí consiste en diversificar su economía y ampliar sus horizontes culturales; para el año 2030, podríamos ver un país muy diferente al actual.
Queremos construir un país con un tejido empresarial social y sostenible, centros industriales eficientes, transportes verdes y energías renovables. Por ello es buen momento para recordar que resultarán beneficiados tanto el país como las empresas que inviertan en esta infraestructura.
Arabia Saudí está viviendo cambios importantes; el tipo de transformación que impulsará mejoras en la calidad de vida tanto de los ciudadanos del Reino como de la población en general. El transporte sostenible forma parte de este plan donde el objetivo al que se aspira es el desarrollo sostenible en términos más amplios. En última instancia, el resultado final podría ser la supervivencia.
[1] http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=COM:2010:2020:FIN:EN:PDF
[2] https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/21252030%20Agenda%20for%20Sustainable%20Development%20web.pdf
[3] https://www.gov.uk/government/policies/sustainable-development
[4] https://sustainabledevelopment.un.org/memberstates/germany
[5] http://www.government.se/government-policy/the-global-goals-and-the-2030-Agenda-for-sustainable-development/
[6] https://sustainabledevelopment.un.org/memberstates/china
[7] https://sustainabledevelopment.un.org/memberstates/india
[8] http://vision2030.gov.sa/en
[9] http://futureinvestmentinitiative.com
[10] https://www.marketwatch.com/story/saudi-stock-exchange-named-to-watch-list-for-msci-emerging-market-index-2017-06-20-17203432
[12] http://www.ev-volumes.com/country/china/
[13] http://www.advantagelithium.com/_resources/pdf/UBS-Article.pdf
[14] http://nationale-plattform-elektromobilitaet.de/fileadmin/user_upload/Redaktion/AG3_Statusbericht_LIS_2015_engl_klein_bf.pdf
[15] http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0306261916300988
[16] Tokyo Motor Show: Toyota press conference presentation by Didier Leroy, Exec. VP, Toyota Motor Corporation.