Invertir en el potencial del mañana: por qué el clima y el agua exigen un enfoque más holístico
Versión ampliada de una entrevista exclusiva con Fady Jameel, presidente adjunto y vicepresidente de Abdul Latif Jameel, para la revista International Desalination Association “Global Connections” del 1T/2021
En los últimos años, el nombre de Abdul Latif Jameel ha adquirido cada vez un mayor protagonismo en el sector de la energía y los servicios medioambientales. ¿Cuál es su implicación en la industria del agua?
Tradicionalmente, el negocio principal de Abdul Latif Jameel era la automoción. Durante más de 75 años, hemos disfrutado de una sólida relación con Toyota Motor Corporation, que se ha extendido por todo Oriente Medio y desde el norte de África a Europa y Asia-Pacífico. Sin embargo, en los últimos años, el negocio que ha tenido una expansión más rápida a nivel internacional ha sido el de la energía renovable y los servicios medioambientales. Esto incluye a Almar Water Solutions, que hace poco irrumpió en el sector de los servicios relacionados con el agua en Chile mediante la adquisición de Osmoflo SpA, y en Egipto por medio de la adquisición de Ridgewood a través de la agrupación empresarial formada por Almar y Hassan Allam Utilities.
Almar se fundó en 2016 y actualmente opera en Europa, Oriente Medio, África y América Latina. Nuestro otro negocio principal del sector de la energía y los servicios medioambientales es Fotowatio Renewable Ventures, más comúnmente conocido como FRV, nuestro especialista en energías renovables tanto solar como eólica, que está especialmente activo en América Latina, Australia, Oriente Medio y Europa. Tenemos planes de crecimiento internacional ambiciosos e importantes para Almar y FRV en los próximos años.
¿En qué medida está comprometido personalmente con la industria del agua?
Mi conexión más obvia con la industria del agua es como inversor. Almar Water Solutions está ayudando a hacer frente a la escasez de agua y los desafíos relativos a la calidad del agua en todo el mundo a través de sus inversiones en el tratamiento y la reutilización del agua así como con proyectos de desalinización para los sectores municipales e industriales. Pero desde una perspectiva personal, mi interés e implicación en la industria del agua va mucho más allá de una simple cuestión financiera.
Como filántropo y persona comprometida con el medio ambiente, me considero lo que podría denominarse un “activista-inversor”, ya que empleo mi posición relativamente privilegiada y única para defender iniciativas, ya sean comerciales o filantrópicas, que sean capaces de hacer una contribución tangible, pero también significativa, en la creación de un mundo mejor.
El agua es uno de los principales problemas, si no el principal problema, tanto para el planeta como para la humanidad. Innovar, desarrollar e invertir en procesos y tecnologías que nos permitan, como sociedad, proporcionar un suministro adecuado de agua para nuestras comunidades, industrias y agricultura (de una manera que no perjudique el medio ambiente), es uno de los mayores desafíos a los que nos enfrentaremos.
El uso del agua ha aumentado aproximadamente un 1 % cada año durante los últimos 30 años, con más de dos mil millones de personas que viven en países con una elevada escasez de agua. Aproximadamente dos tercios de la población mundial (unos cuatro mil millones de personas) se ven obligados a soportar esta escasez durante al menos un mes al año. Solo en mi tierra natal, el Oriente Próximo, el 6 % de la población mundial se ve obligada a sobrevivir con solo el 1 % del agua dulce del mundo.
Creo firmemente que los problemas en torno a la escasez de agua son sencillamente demasiado grandes para ignorarlos.
Muchas de las crisis medioambientales que hemos visto en los últimos años son manifestaciones de la creciente e insostenible presión sobre este tan preciado recurso de nuestro planeta: clima extremo, sequía, hambruna, incendios forestales y pandemias. Si únicamente nos enfocamos en abordar estos “síntomas” en lugar de en diseñar un cambio fundamental en nuestra relación con el agua y su papel central en nuestro bienestar medioambiental, estas crisis no solo continuarán, sino que empeorarán considerablemente. De hecho, ya están afectando al ámbito socioeconómico e inevitablemente acarrearán problemas como la migración e incluso conflictos en el futuro.
Muchos creen que la crisis climática a la que se enfrenta nuestro planeta es fundamentalmente una crisis del agua. ¿Cree que esto es cierto?
Es imposible hablar de la crisis climática sin hablar también de una crisis del agua. Después de todo, el cambio climático concierne al entorno en el que vivimos, y aparte del aire que respiramos, el agua probablemente sea el elemento más importante en ese entorno. Si la temperatura global aumenta, también lo hará la temperatura del agua, los casquetes polares se derretirán, el nivel del mar aumentará, el suministro de alimentos se interrumpirá, los océanos se contaminarán, las zonas costeras se inundarán, los hábitats se destruirán, etc. Es un ciclo de destrucción del que el agua es el centro. Además, nuestro apetito insaciable de energía implica que lidiemos con demandas insostenibles en nuestros sistemas energéticos, cuyos elementos principales (petróleo, carbón y gas) son limitados, y cuyos suministros se espera que se agoten en las próximas décadas.
El nexo entre el agua, los alimentos y la energía es fundamental para el desarrollo sostenible de nuestra sociedad. Pero una población mundial en crecimiento, una rápida urbanización, dietas cambiantes y el crecimiento económico tienen como resultado que la demanda de estos tres elementos aumente a gran velocidad. Y no olvidemos la agricultura, que es el mayor consumidor de los recursos mundiales de agua dulce, y la producción y el suministro de alimentos, que representan más del 25 % del consumo energético a nivel mundial. Las relaciones entre estas tres esferas cruciales son inseparables. Abordar estos desafíos requiere un enfoque holístico, cohesivo e integral para garantizar la seguridad del agua y los alimentos, la producción de energía sostenible y sistemas agrícolas viables en todo el mundo.
Como ha señalado acertadamente, la creciente demanda de agua aumenta la presión sobre los recursos limitados disponibles. ¿De qué manera se podría abordar mejor este problema?
La desalinización y el tratamiento de aguas residuales son probablemente las tecnologías más avanzadas disponibles actualmente que pueden desempeñar un papel importante en la superación de este desafío. A nivel mundial, más de 300 millones de personas ya obtienen agua de las plantas de desalinización. Entre ellas se incluyen las instalaciones de desalinización que está desarrollando un consorcio del que forma parte nuestra empresa de soluciones de agua, Almar Water Solutions, en Al Shuqaiq, Arabia Saudí. Una vez terminada, será una de las plantas de desalinización por ósmosis inversa más grandes del mundo, con una capacidad de producción de 450 000 metros cúbicos al día, con la que se suministrará agua potable a 1,8 millones de personas durante 25 años y se crearán 700 empleos. De forma similar, en Mombasa, Almar está desarrollando la primera planta de desalinización a gran escala de Kenia. Una vez terminada, suministrará más de 100 000 metros cúbicos de agua potable a más de un millón de personas.
Al mismo tiempo, las investigaciones y la innovación en torno a la reutilización de las aguas residuales han ido ganando impulso. La capacidad de reutilización contratada a nivel mundial prácticamente se ha duplicado desde 2010 y anticipo que el ritmo de crecimiento se mantendrá, o incluso aumentará. Algunos países pioneros, como California y Singapur, están abriendo camino. En la actualidad, la media mundial de reutilización del agua sigue siendo de aproximadamente el 4 %, por lo que existe un enorme potencial de un crecimiento aún mayor. Asimismo, estamos viendo un creciente reconocimiento de que el tratamiento de las aguas residuales puede ofrecer una solución rentable, flexible y sostenible a la escasez de agua, que complementa el desarrollo del sector de la desalinización. Esta tendencia se verá aún más reforzada con la entrada de las nuevas normativas de reutilización de aguas residuales de la Unión Europea y los Estados Unidos, que ayudarán a proporcionar un marco internacional coherente y a aumentar la concienciación pública de los beneficios y las normas sobre la reutilización del agua.
Almar Water Solutions ya está transfiriendo su liderazgo en tecnología de desalinización a soluciones sostenibles de tratamiento de aguas residuales. Esto incluye una participación importante en una planta de tratamiento de aguas residuales de última generación con capacidad para 100 000 m3/día y un sistema de transporte de alcantarillado en Muharraq, Baréin. Del mismo modo, en Egipto, donde 7,3 millones de personas no tienen acceso a agua potable y 8,4 millones están privados de un saneamiento adecuado, Almar se está asociando con HA Utilities para desarrollar proyectos de gestión de aguas residuales y otros proyectos de infraestructura hidráulica en todo el país.
El rumbo está claro, por lo que creo que habrá mucha más innovación y actividad inversora en los sectores de la desalinización y el tratamiento de aguas residuales en los próximos años, al tratarse de dos de las soluciones más prometedoras para el desafío de la escasez de agua.
Históricamente, uno de los principales factores que han frenado la inversión en tecnologías del agua ha sido su coste y, en concreto, el coste de la energía necesaria para poner en funcionamiento las plantas de desalinización y de tratamiento de aguas residuales. ¿Cómo está cambiando esto?
Sin duda es una cruel paradoja que la desalinización sea menos viable en términos económicos en aquellas áreas donde más se necesita. Además de los significativos costes energéticos, el agua es pesada y transportarla es caro en relación con su valor. Esto significa que las plantas de desalinización suelen ubicarse en la costa y cerca del punto de uso, abasteciendo una demanda industrial, comercial o doméstica relativamente próspera y dejando las zonas de interior más desfavorecidas en la estacada. Pero creo firmemente que existen muchas razones para ser positivos.
La innovación continua desde la década de 1970 ya ha logrado que el consumo de energía de la desalinización por ósmosis inversa sea 10 veces menor, y se espera que los costes disminuyan hasta en dos tercios durante las próximas dos décadas. Las exhaustivas investigaciones sobre pretratamiento, nanotecnología para el filtrado y métodos electroquímicos prometen lograr que la desalinización sea aún más eficiente, mientras que una nueva generación de instalaciones “más ecológicas” ya están haciendo de la desalinización una solución cada vez más sostenible. Un sistema de desalinización con energía solar de China puede producir más de 5 litros de agua potable por hora a partir de un metro cuadrado de paneles solares. También hay una organización sin ánimo de lucro llamada GivePower, que suministra sistemas de desalinización alimentados por energía solar a batería a comunidades empobrecidas de Kenia y Haití. Anticipo, y espero, ver más innovaciones como esta que ayuden a maximizar el potencial de las tecnologías de desalinización.
Cada vez más, y gracias al avance de las fuentes de energía renovables, también estamos viendo pequeñas unidades de desalinización remotas implementadas para servir a las comunidades situadas fuera de la red.
También consideramos la energía renovable como una pieza vital del rompecabezas cuando hablamos de alcanzar todo el potencial de las tecnologías de la desalinización y el tratamiento de aguas residuales. Por eso, en Abdul Latif Jameel, la hemos incorporado a nuestra filosofía a largo plazo.
A través de FRV, estamos aprovechando soluciones bajas en carbono, como la energía solar y la energía eólica, para generar energía limpia en todo el mundo, desde Australia hasta Chile. Además, hemos lanzado un equipo dedicado para centrarnos en la próxima generación de baterías de alto rendimiento, reconociendo que las soluciones de almacenamiento de energía a escala de servicios públicos son fundamentales para acelerar la transición hacia un futuro de energía verde más fiable. Nuestra ambición es democratizar las energías renovables yendo más allá del argumento medioambiental por sí solo y haciendo que la parte económica sea más viable para que puedan convertirse en un impulsor de una adopción mucho más amplia.
No estamos solos, y esperamos que esta transición se ponga en marcha con un impulso imparable. Con el tiempo, esperamos ver instalaciones de agua, ya sea para la desalinización o el tratamiento de aguas residuales, ubicadas conjuntamente con plantas de energía renovable, que aporten energía sostenible y suministros de agua a comunidades necesitadas de todo el mundo.
El Dr. John H. Lienhard V, que hace poco fue nombrado Decano de la IDA y se unió a la Junta, también es director del Laboratorio Mundial de Seguridad Alimentaria y del Agua de Abdul Latif Jameel (J-WAFS) en el ITM. ¿Podría hablarnos sobre el laboratorio y su trabajo?
El J-WAFS es uno de los cuatro laboratorios de investigación que hemos cofundado o financiado en el ITM a través de Community Jameel, la organización filantrópica global de la familia. Los otros tres son el Laboratorio de Acción contra la Pobreza de Abdul Latif Jameel (J-PAL), el Laboratorio Mundial de Educación de Abdul Latif Jameel (J-WEL) y la Clínica para el Aprendizaje Automático en la Salud Abdul Latif Jameel (la Clínica Jameel).
El J-WAFS reúne a algunos de los investigadores más destacados en sistemas de agua y alimentos del mundo para ayudar a combatir los desafíos sin precedentes del cambio climático.
Cuando en 2014 el ITM y Community Jameel fundaron el J-WAFS, ya reconocimos la inminente emergencia del agua y los alimentos y la crisis a la que se enfrenta nuestra sociedad. La idea tras el laboratorio es facilitar y fomentar el intercambio de ideas y desarrollar investigaciones y tecnología innovadoras que puedan comercializarse en el mundo real, especialmente en mercados menos desarrollados, como África, el Sur y el Sudeste Asiático y América Latina. Community Jameel actúa como puente entre las investigaciones de vanguardia por un lado y los posibles inversores y socios por el otro, aprovechando los vínculos consolidados entre la familia Jameel y el ITM.
Hasta ahora, el J-WAFS ha respaldado a más de 200 investigadores, 21 proyectos de laboratorio y cuatro empresas emergentes o productos. Entre sus éxitos destaca un filtro de agua de origen natural y de bajo coste fabricado con madera de xilema. Cuando las plantas absorben agua por las raíces y las llevan hasta las hojas por su tejido de xilema, se pueden producir burbujas en el agua. Para deshacerse de estas burbujas, las plantas tienen membranas en el xilema que las filtran. El equipo del J-WAFS mostró que estas mismas estructuras membranosas de xilema se pueden usar para filtrar el agua y eliminar las bacterias. Ahora utilizan esta misma idea para diseñar filtros de agua domésticos, prácticos y efectivos basados en el xilema que serían muy económicos.
Otro ejemplo es un proyecto que utiliza unas gotitas especiales —llamadas emulsiones Janus—, para detectar la contaminación bacteriana en los alimentos, para ofrecer una tecnología de detección de seguridad alimentaria rápida, fácil y asequible a la industria y a los consumidores. También podrían utilizarse para comprobar la presencia de contaminantes en los suministros hídricos o para detectar organismos contaminantes en un producto.
En el pasado, uno de los puntos débiles de la política climática (y, por tanto, hídrica) era la falta de datos fiables sobre la eficacia de las diferentes políticas e iniciativas. Creo que el J-PAL está ayudando a abordar esta cuestión, ¿es así?
Sí, es correcto. El J-PAL es un centro de investigación global que trabaja para reducir la pobreza garantizando que la política esté fundamentada en pruebas científicas. El J-PAL cuenta con una red de más de 190 profesores asociados en todo el mundo y liderados por sus fundadores ganadores del premio Nobel, los profesores Abhijit Banerjee y Esther Duflo, y lleva a cabo valoraciones del impacto aleatorias para evaluar la repercusión de las políticas.
Su principal objetivo, como su nombre indica, es reducir la pobreza mundial, pero dado que los más pobres del mundo son los más vulnerables y se ven afectados de forma desproporcionada por nuestra manera de tratar el medio ambiente, el cambio climático también está en su punto de mira. Por ello, ha establecido un programa específico en materia de medio ambiente, energía y cambio climático, la Iniciativa de Acción Climática King (King Climate Action Initiative, K-CAI), con el objetivo de medir las repercusiones que tienen en el mundo las políticas energéticas y medioambientales, especialmente en lo relativo al acceso a la energía, la reducción de la contaminación y la mitigación y resiliencia del cambio climático.
Además de apoyar a los legisladores en la aplicación de pruebas extraídas de valoraciones aleatorias a su trabajo, J-PAL también ofrece perspectivas de políticas que explican las lecciones generales que surgen de la investigación y condensa los resultados de las valoraciones en publicaciones de políticas y resúmenes de valoraciones, haciendo que estos datos de incalculable valor sean accesibles para el público más amplio posible.
Es un programa realmente emocionante y ya estamos viendo algunos resultados fantásticos gracias a su trabajo en el campo del cambio climático y las políticas hídricas.
Nuestro mundo ha cambiado mucho en los últimos meses debido a la pandemia. ¿Cómo cree que afectará a la industria del agua?
La pandemia tendrá un impacto significativo en la industria del agua, tanto directa como indirectamente. Es probable que afecte a los patrones y niveles de consumo. Dado que un mayor número de personas se ha quedado en casa debido a las restricciones por los confinamientos, es probable que el consumo nacional haya aumentado. Al mismo tiempo, puesto que muchos sectores se han visto afectados negativamente por la crisis, es probable que el consumo industrial haya disminuido. Es menos probable que el consumo por parte de la agricultura se haya visto afectado.
Sin embargo, creo que el impacto real será indirecto, en forma de una mayor concienciación y urgencia en torno al cambio climático y la sostenibilidad medioambiental de nuestra sociedad.
La pandemia puede verse como una confirmación de que somos los catalizadores de muchos de los cambios medioambientales que estamos presenciando en nuestro planeta. De hecho, si el impacto del coronavirus nos ha enseñado algo, es que prevenir la recurrencia de un acontecimiento catastrófico como este requerirá una forma completamente nueva de pensar sobre nuestra manera de acceder, procesar y consumir los recursos de la naturaleza, ninguno de los cuales es más preciado que el agua.
Creo que es probable que esto conduzca a un aumento, y espero que a gran velocidad, de las inversiones en tecnologías de la desalinización más limpias y energéticamente eficientes, y también a impulsar una espectacular expansión de la industria del tratamiento de las aguas residuales. Y aún más dadas las recientes mejoras en el marco normativo, ejemplificadas por las nuevas normativas de la UE.
¿En qué medida se muestra optimista en cuanto al futuro de la industria del agua y su papel más amplio en la conformación de nuestra respuesta ante la crisis climática?
Soy optimista por naturaleza, así que confío en que podamos tomar las medidas necesarias para hacer realidad el potencial de la industria del agua para que podamos sostener nuestras comunidades, proteger nuestro planeta y salvaguardar nuestro futuro.
No será un camino fácil. Todos debemos trabajar juntos (la industria del agua, los inversores, las ONG, los gobiernos, los investigadores, las comunidades) para impulsar los avances necesarios para asegurar el suministro de agua segura, limpia y sostenible para todos.
La crisis del agua es responsabilidad de todos.
Y creo firmemente que si priorizamos el desafío del agua, establecemos los marcos políticos y fiscales para fomentar la inversión y la innovación, y fomentamos un espíritu de colaboración y asociación, podremos construir una industria del agua con la capacidad y el compromiso para desempeñar un papel fundamental en el fortalecimiento de la seguridad del agua y el desarrollo global, ayudando a garantizar un futuro sostenible para todos.