Recuperar nuestro equilibrio urbano
Tradicionalmente nos enseñan que nuestros paisajes son una opción binaria: por un lado, el gris-marrón de lo urbano/industrial y, por otro, el verde del campo. Dos opuestos con unas características ambientales y visuales perpetuas.
Sin embargo, ¿qué pasaría si se pudiesen combinar? ¿Y si un híbrido a medio camino entre lo urbano y lo natural no solo estuviera dentro de los ámbitos de nuestro ingenio, sino que ya floreciera en proyectos piloto a nivel internacional?
Resulta que estos conceptos ya existen. En todo el mundo, se permite que la naturaleza recupere solares vacíos, las fachadas se cubren de enredaderas, se reintroducen especies nativas y los nuevos diseños de edificios biofílicos incorporan luz natural y características paisajísticas.
La creciente prominencia de la llamada “resilvestración urbana” es una victoria no solo para el medioambiente, sino también para el 55 % de la población mundial que vive en una de las muchas “junglas de hormigón” de nuestra sociedad.[1]
Corrección urgente del sobredesarrollo frenético
Transformar nuestras áreas urbanas en algo más armonioso desde el punto de vista ecológico es vital para revertir la pérdida de biodiversidad, mejorar la salud humana y abordar la amenaza del cambio climático. ¿Por qué es tan urgente?
- Más del 80 % de las personas que viven en ciudades donde se supervisa la calidad del aire están expuestas a niveles de contaminación que superan los límites de la Organización Mundial de la Salud (OMS).[2]
- Solo con recuperar el estado natural del 30 % de los ecosistemas se estima que podrían “secuestrarse” alrededor de 465 000 millones de toneladas de CO2 y evitarse el 70 % de las extinciones de plantas y animales previstas.[3]
- Las ciudades cuentan con sus propios microclimas, varios grados más cálidos que la campiña circundante. Un solo árbol sano puede equiparar la capacidad de refrigeración de 10 unidades de aire acondicionado, reduciendo así el agotamiento de las redes de energía que dependen de combustibles fósiles.[4]
Reafirmar la influencia de la naturaleza sobre los pueblos y las ciudades puede reducir los niveles de CO2 y las temperaturas localizadas. Esto, en sí mismo, ya es digno de elogio y debería ser estímulo suficiente para impulsar la acción. Sin embargo, la investigación también muestra que la resilvestración urbana ayuda a mejorar la salud mental y el bienestar físico de los ciudadanos. Según un proyecto de investigación, el 92 % de los estudios confirmaron mejoras en todo el espectro de la salud, una cifra que asciende hasta el 98 % si nos referimos específicamente a la salud mental.[5]
Ya es hora de que la idea de volver a dedicar franjas de nuestras ciudades a la naturaleza gane protagonismo. La tendencia viene siendo la opuesta desde hace demasiado tiempo.
Entre 2001 y 2017 en EE. UU. se destinaron casi 10 millones de hectáreas de naturaleza a vivienda, industria y energía.[6] La gran invasión del hormigón continúa: cada día se pierden 2400 hectáreas más de parques, bosques, pastizales y canales en favor de distintos desarrollos. Un enfoque conjunto hacia la resilvestración tiene el potencial de lograr un impacto significativo en los hábitats globales. Además, la resilvestración urbana también puede contribuir a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, incluido el ODS 11: ciudades y comunidades sostenibles, el ODS 14: vida submarina y el ODS 15: vida en la tierra.
Ante estas pruebas incontestables, ¿cómo asumen los responsables de la toma de decisiones urbanas esta atrevida visión de la resilvestración de ciudades y pueblos?
La resilvestración impulsa la naturaleza y la creación de empleo
Dependiendo de la topografía y la escala del paisaje, la resilvestración urbana puede adoptar una de cuatro formas.[7]
- Reverdecimiento urbano: la forma estándar de resilvestración, en la que se reintroducen gradualmente plantas nativas y procesos naturales en un entorno urbano en el que ya se ha producido la degradación para así desencadenar un proceso de restauración de la biodiversidad.
- Enlaces verde y azul: pasillos protegidos que conectan ciudades y pueblos, a menudo atravesando espacios abiertos. Estos enlaces, corredores ecológicos, ríos y arroyos, permiten que la flora y la fauna prosperen y se dispersen por áreas típicamente monopolizadas por la expansión urbana.
- Pequeña escala: proyectos de 50 hectáreas o menos que a menudo implican restaurar lugares específicos, como parques, jardines, veredas, bosques o praderas de flores silvestres, para devolvérselos a la naturaleza.
- Gran escala: proyectos de más de 50 hectáreas que restauran paisajes completos para convertirse en depósitos autosostenibles de plantas y animales interdependientes. Por ejemplo, sistemas fluviales, cinturones verdes, parques nacionales y áreas marinas protegidas.
Como ejemplo de acción ciudadana, London Rewilding Taskforce , encargado de establecer los principios de mejores prácticas para los proyectos de ecología urbana en Londres, publicó un informe en 2023 sobre el apoyo a la recuperación de la naturaleza y la mejora de la biodiversidad.[8] En él se describieron cinco principios fundamentales para el éxito de los proyectos de resilvestración:
- Dejar que la naturaleza lidere: restablecer procesos naturales, como la sucesión de hábitats y las perturbaciones ecológicas, tal vez mediante la reintroducción de especies animales nativas o la eliminación de canales fluviales artificiales.
- Trabajar a una escala adecuada: restaurar ecosistemas con suficiente espacio y tiempo para permitir que la naturaleza dicte la evolución de los cambios.
- Crear paisajes resilientes: aceptar que la naturaleza está en constante evolución y que los procesos históricos ayudaron a generar biodiversidad. Necesitamos un nuevo ecosistema dinámico e impulsado por la propia naturaleza, teniendo en cuenta variables futuras, como el cambio climático y el crecimiento de la población.
- Garantizar que todos puedan beneficiarse: ofrecer experiencias ricas en términos de naturaleza para una población urbana grande y diversa. La cuestión del acceso es fundamental para el proceso de desarrollo, a la vez que se respetan aquellas partes de una zona de resilvestración que podría ser necesario proteger contra las perturbaciones humanas.
- Apoyo a las economías locales: la resilvestración puede apoyar a las economías basadas en la naturaleza a través del prisma del ocio y la educación. Las oportunidades de negocio sostenibles pueden ayudar a financiar proyectos del ecosistema, como programas de gestión de inundaciones, purificación del aire, calidad del agua, almacenamiento de carbono, restauración del suelo y producción de alimentos ecológicos.
De hecho, la idea de que la resilvestración podría tener un impacto negativo en la economía, de que priorizar la naturaleza sobre aspectos comerciales causará inevitables pérdidas de empleo, es una lectura errónea y obsoleta. Un análisis de Rewilding Britain, que cubrió 33 proyectos en más de 50 000 hectáreas de tierra, reveló un aumento del 54 % en los empleos durante un período de diez años después de la resilvestración.[9]
En vista de estos resultados, en abril de este año la capital del Reino Unido destinó casi 30 millones de GBP (casi 40 millones de USD) a crear espacios verdes y plantar árboles a través de su Rewild London Fund. El actual alcalde Sadiq Khan planea establecer Londres como la primera “Ciudad-Parque Nacional” del mundo para 2050.[10]
Teniendo esto en cuenta, echemos un vistazo a otras urbes del mundo en la vanguardia del movimiento de resilvestración.
Visiones arcadianas para vivir en sintonía con la naturaleza
Ya sea devolviendo tierras desarrolladas a su estado original y sin cultivos, o introduciendo una porción de verde en las vidas de las comunidades urbanas, podemos obtener mucha inspiración de estos pioneros.
Haerbin, China, ha respondido al aumento de las inundaciones en la temporada de lluvias mediante la revitalización de un humedal en el centro de la ciudad. Los arquitectos diseñaron un plan para convertir el humedal original, que se había separado de sus fuentes de agua naturales hace mucho tiempo por culpa del desarrollo, en el humedal urbano nacional Qunli, un parque de aguas pluviales de casi 34 hectáreas. Este parque beneficia al ecosistema filtrando las aguas pluviales en el acuífero, proporcionando un hábitat natural para la vida silvestre y ofreciendo un área recreativa para los 10 millones de habitantes de la ciudad.
En otro lugar de China, Liuzhou pretende servir como ejemplo de construcción basada en la naturaleza. Liuzhou, que comenzó a construirse en 2020, será la primera “ciudad bosque” del mundo, con 40 000 árboles y un millón de plantas que adornan las fachadas de todas las infraestructuras y absorberán unas 10 000 toneladas de dióxido de carbono y 57 toneladas de contaminantes al año.
También en Asia, la filosofía de la “Ciudad en un jardín” de Singapur ha llevado a la instalación de 18 “superárboles”: árboles artificiales de 50 metros de altura. Estas espectaculares estructuras albergan más de 150 000 plantas y ayudan a filtrar el agua de lluvia, generar energía solar y proporcionar la sombra que tanto necesitan los residentes. Los 150 kilómetros de vías naturales de la ciudad, inspirados en el ecosistema de selvas tropicales con arbustos, sotobosques y doseles, sirven como corredores verdes para impulsar la biodiversidad.
En Delhi, India, se han designado siete parques de biodiversidad para mejorar la calidad del agua y el aire, ayudar con la gestión del agua de las inundaciones y el secuestro de carbono, y reducir los peligrosos niveles de temperatura urbana. El Parque de la Biodiversidad de Yamuna (YBP), a orillas del río Yamuna, abarca 185 hectáreas de bosques y humedales. Se le ha atribuido la revitalización de las plantas autóctonas en declive y la provisión de un hogar para aves migratorias en invierno.
En Oriente Medio, Neom, la megaciudad inteligente en desarrollo en el en el Mar Rojo, al noroeste de Arabia Saudí, plantará un millón de árboles y restaurará al menos 1,5 millones de hectáreas de tierra como parte de una iniciativa de resilvestración. Esta ciudad sostenible es un elemento clave de la Saudi Green Initiative y de Saudi Vision 2030.
La densamente poblada comunidad de Yoruba, en Lagos, Nigeria, ha financiado una red de jardines verticales gestionados por la comunidad: estructuras verticales incrustadas con un medio de crecimiento, como tierra o fieltro de hidrocultivo, y dedicadas a la vegetación natural. El proyecto tiene como objetivo reducir la temperatura y fomentar la biodiversidad, a la vez que genera fuentes alimentarias alternativas para los residentes con bajos ingresos.
Mientras tanto, en Nueva Gales del Sur, Australia, el gobierno se centra en la resiliencia climática mediante la creación de una infraestructura más ecológica a través de su programa Greener Places. El biofílico One Central Park de Sídney está repleto de jardines colgantes que incluyen 35 200 plantas de 383 especies en una superficie de más de 1100 metros cuadrados, alimentados por un sistema de “riego por goteo”.
En otros lugares de Australia, Melbourne tiene su propia estrategia Green Our City. La construcción comenzó en 2023 en el complejo de rascacielos Green Spine en Southbank. Con 6000 metros cuadrados de vegetación y un jardín en el techo, Green Spine no solo será el edificio más alto del país, sino también el jardín vertical más alto del mundo.
Los jardines High Line de Nueva York, que ocupan la ruta de un ferrocarril en desuso, serpentean 2,4 km por Manhattan a lo largo del río Hudson. La naturaleza puede dictar su propia visión de resilvestración, con especies que compiten y evolucionan como lo harían en la campiña más remota. El proyecto beneficia a plantas, mariposas y aves y, por supuesto, a los afortunados humanos que disfrutan de un aire más fresco y pueden evadirse en los pintorescos senderos.
Del mismo modo, un centro comercial en desuso en Nottingham, Reino Unido, se ha convertido en un centro urbano de humedales, bosques y flores silvestres. El desarrollo de Broadmarsh, de 2,5 hectáreas, que le da una nueva vida a esta antigua mancha en el paisaje, atraerá especies nativas de vuelta a la ciudad y creará un vínculo verde con el famoso bosque de Sherwood cercano.
Los proyectos de resilvestración urbana como estos reconocen que el sobredesarrollo del paisaje ha desempeñado un papel fundamental en el declive de la naturaleza. Como hemos visto, también cuestionan nuestras preconcepciones sobre dónde pueden prosperar la resilvestración y la conservación.
Una luz verde contra todo pronóstico
Sea cual sea la magnitud del proyecto e independientemente de las motivaciones y los parámetros en juego, la resilvestración urbana conlleva ciertos desafíos, aunque no son insuperables.
La resilvestración urbana merece convertirse en algo más que una simple herramienta de negociación económica, en más que una cifra en un balance que sopesa las alternativas más rentables. Parte de su valor desafía la cuantificación, especialmente aquellos factores que afectan a la calidad de vida. ¿Qué precio tiene una existencia más pacífica y satisfactoria? Estos debates, que tratan realmente sobre las prioridades de la sociedad, se están llevando a cabo y el resultado aún no ha tomado forma.
La resilvestración no solo se refiere a plantas y árboles, sino también animales e insectos. Si fomentamos más vida silvestre en nuestros pueblos y ciudades, ¿cómo podemos garantizar una coexistencia segura con los humanos? Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los EE. UU. informan que el 60 % de las enfermedades infecciosas en las personas pueden transmitirse desde animales, y que tres cuartas partes de las enfermedades infecciosas de reciente aparición en las personas provienen de animales. Estas “enfermedades zoonóticas”, como la COVID-19, el ébola, el MERS y el SARS, han acabado con millones de vidas. Para prepararnos para estos y futuros brotes debemos invertir más en la investigación de vacunas y aprovechar el creciente poder de la inteligencia artificial para mantenernos un paso por delante de los patógenos emergentes.
Si no se integra cuidadosamente en una estrategia socioeconómica general, la resilvestración urbana puede tener consecuencias no deseadas en estos tiempos de dificultades financieras. La gentrificación podría apoderarse de las áreas verdes de reciente creación, aumentando los precios de la vivienda y ampliando las desigualdades entre pobres y ricos.
La mayoría de los programas de resilvestración requieren un desembolso inicial de fondos que a menudo va más allá del alcance de las autoridades urbanas. Por lo general, las subvenciones gubernamentales son limitadas y complejas de solicitar, lo que puede causar que muchos proyectos nunca avancen del papel. Idealmente, los legisladores necesitan encontrar una forma de acelerar el seguimiento de las propuestas y adaptarlas a sus presupuestos.
Inevitablemente, de alguna manera se debe obtener más inversión del sector privado.
El Fondo de preparación para la inversión en medioambiente natural (NEIRF) del Reino Unido tiene como objetivo ofrecer cientos de miles de libras a las autoridades locales, empresas y grupos voluntarios para desarrollar proyectos en favor de la naturaleza hasta que puedan subsistir a través de la inversión privada.[11]
Inicialmente, el fondo beneficiará a más de 50 planes, que incluyen proyectos para restaurar las turberas, mejorar la resistencia a las inundaciones y crear nuevos espacios urbanos verdes. El Gobierno del Reino Unido pretende estimular una inversión privada de 500 millones de GBP al año para 2027 con el fin de apoyar la recuperación de la naturaleza, una cifra que se espera que aumente hasta al menos 1000 millones de GBP anuales para 2030.
Los actores del sector privado ya están entrelazados en la narrativa de la resilvestración urbana a través de su papel como propietarios de terrenos. Por ejemplo, en EE. UU. los particulares y las corporaciones privadas poseen alrededor del 60 % de los terrenos.[12] En muchos casos, es el sector público quien determina si un trozo de tierra se puede resilvestrar para hacerse más verde. Las ventajas de las relaciones públicas del movimiento ecológico son evidentes, así que se espera que más entidades influyentes del sector privado decidan contribuir para escribir la inspiradora historia de la resilvestración.
Pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia
Es fácil ver por qué el concepto de resilvestración urbana está ganando tanta popularidad. Los defensores argumentan que obtendremos espacios más limpios, más sostenibles y visualmente atractivos, beneficiosos tanto para el microclima local como para la salud de la biosfera en general. Para los ciudadanos que corren el riesgo de alejarse permanentemente de los ritmos de la naturaleza, los oasis verdes sirven para desarrollar conexiones más profundas con el mundo exterior y fomentan una sensación de conciencia ambiental. Incluso hay datos que sugieren que los niños que crecen en áreas más verdes tienen mayores CI y muestran menos comportamientos antisociales y criminales.[13]
La resilvestración urbana es para todos. Sus principios no se limitan a proyectos a gran escala con presupuestos multimillonarios. Por muy humilde que sea nuestra propiedad, siempre podemos poner nuestro granito de arena y unirnos a la revolución. En nuestros espacios al aire libre todos tenemos la oportunidad de construir hábitats adecuados para distintas criaturas, por ejemplo, mediante casetas para pájaros o insectos. Podemos plantar setos, poner jardineras en las ventanas y cultivar flores aptas para polinizadores en cualquier espacio verde disponible.
El movimiento incluso se ha ganado el respaldo de Sir David Attenborough, el biólogo e historiador natural más importante del Reino Unido, que en 2020 nos pidió a todos que “resilvestrásemos el mundo”.[14]
¿Qué probabilidad tenemos de que nuestro planeta sea más ecológico si pasamos por alto las oportunidades que se presentan en nuestras propias ventanas?
Donde vemos hormigón, asfalto y acero, solo se necesita un poco de imaginación para ver un lienzo ansioso de pinceladas de verde.
Si nos encontramos en los albores de la sexta extinción masiva[15] y de la era antropocena, la resilvestración urbana presenta un modelo prometedor para la coexistencia de la naturaleza y humanidad, una herramienta conceptual perfecta para romper la eterna dicotomía de ciudad/campo. Es una forma de compensar a la biosfera por el daño que le hemos infligido, una forma de prometerles a las generaciones futuras que nos preocupamos por el mundo que dejamos atrás.
[1] https://www.citizenzoo.org/CZ/urbanrewilding/
[2] https://www.who.int/news/item/12-05-2016-air-pollution-levels-rising-in-many-of-the-world-s-poorest-cities
[3] https://www.independent.co.uk/climate-change/news/rewilding-extinction-climate-change-biodversity-summit-co2-b1050021.html
[4] https://theconversation.com/urban-greening-can-save-species-cool-warming-cities-and-make-us-happy-116000
[5] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC9754067/
[6] https://www.weforum.org/agenda/2021/06/8-cities-rewilding-their-urban-spaces/
[7] https://www.c40knowledgehub.org/s/article/Urban-rewilding-the-value-and-co-benefits-of-nature-in-urban-spaces?language=en_US
[8] https://www.london.gov.uk/media/100509/download
[9] www.rewildingbritain.org.uk/why-rewild/benefits-of-rewilding/nature-based-economies
[10] https://www.london.gov.uk/programmes-strategies/environment-and-climate-change/parks-green-spaces-and-biodiversity/green-space-funding/greener-city-fund
[11] https://www.gov.uk/government/news/50-projects-receive-up-to-100000-each-to-boost-investment-in-nature
[12] https://naldc.nal.usda.gov/download/CAT87209991/PDF
[13] https://www.theguardian.com/environment/2020/aug/24/children-raised-greener-areas-higher-iq-study
[14] https://blog.sciencemuseum.org.uk/rewilding-the-world/
[15] https://www.worldwildlife.org/stories/what-is-the-sixth-mass-extinction-and-what-can-we-do-about-it