Cada noviembre, se celebra la Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos de las Naciones Unidas con el objetivo de aumentar la conciencia global acerca de las “mejores prácticas” para el uso de antibióticos. Desde su descubrimiento en 1928, los antibióticos han servido como una base clave de la medicina moderna, se han utilizado ampliamente para el tratamiento y la prevención de infecciones bacterianas y han salvado innumerables vidas.

Sin embargo, el uso excesivo e indebido de los antibióticos, especialmente en las últimas décadas, tanto en la salud humana como en la animal, ha fomentado la aparición y propagación de la “resistencia a los antibióticos”. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias tratadas de manera efectiva desarrollan la capacidad de derrotar o resistir a los fármacos diseñados para matarlos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS):

“El mundo tiene que cambiar de forma urgente la forma en la que prescribe y utiliza los antibióticos. Aunque se desarrollen nuevos medicamentos, sin cambios de comportamiento, la resistencia a los antibióticos seguirá siendo una amenaza importante”.

En 2015, la OMS confirmó que la lucha contra la resistencia a los antibióticos es de alta prioridad y desarrolló un plan de acción mundial sobre la resistencia a los antimicrobianos, incluida la resistencia a los antibióticos. El plan pretende garantizar la prevención y el tratamiento de enfermedades infecciosas con medicamentos seguros y eficaces, y la práctica adecuada. El plan tiene cinco objetivos estratégicos:

  1. Mejorar la concienciación y la comprensión de la resistencia antimicrobiana.
  2. Reforzar la vigilancia y la investigación.
  3. Reducir la incidencia de infecciones.
  4. Optimizar el uso de medicamentos antimicrobianos.
  5. Asegurar una inversión sostenible en la lucha contra la resistencia a los antimicrobianos[i].

La Semana Mundial de Concienciación sobre el Uso de los Antibióticos celebrada en noviembre de 2019 destacó la amenaza que supone la resistencia a los antimicrobianos para la salud humana, la seguridad e inocuidad de los alimentos, la producción sostenible de alimentos y el desarrollo agrícola.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO):

“La intensificación de la producción agrícola ha llevado a un uso creciente de antimicrobianos, y se espera que se duplique en 2030. Estos fármacos son importantes para el tratamiento de enfermedades en animales y plantas, pero deben usarse de manera responsable y solo cuando es necesario. Para adelantarnos a la resistencia a los antimicrobianos y mantenerlos funcionando eficazmente durante el mayor tiempo posible, debemos invertir en buenas prácticas agrícolas que den prioridad a la prevención de infecciones y debemos tener las políticas adecuadas para apoyar estas prácticas agrícolas sostenibles”. 

Aunque los agricultores y los productores de alimentos pueden reducir la necesidad de antimicrobianos aplicando buenas prácticas de salud e higiene, es poco probable que sea suficiente como medida única.

Diversos proyectos de investigación de vanguardia financiados por el Laboratorio de Sistemas de Agua y Alimentos de Abdul Latif Jameel (J-WAFS) en el ITM están tratando de evitar los antimicrobianos por completo, y en su lugar, utilizar los bacteriófagos —los enemigos naturales de las bacterias— como agentes de control de patógenos.

Puede leer más acerca de uno de estos proyectos aquí.

[i] https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/antibiotic-resistance