En 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 22 de abril como “Día Internacional de la Madre Tierra”, reconociendo el interés común de la humanidad en la protección del planeta y su medio ambiente, así como la importancia de vivir en armonía con la naturaleza.

Si no encontramos una forma de convivir con la Tierra y sus ecosistemas vitales, no seremos capaces de satisfacer las necesidades económicas, sociales y ambientales de la generación actual, y, desgraciadamente, las generaciones futuras no podrán disfrutar de un planeta sostenible.

Ahora bien, once años después de establecer que la protección de nuestros ecosistemas es una prioridad de la agenda ambiental, ¿estamos cumpliendo con nuestra promesa?

El final de la década más calurosa jamás registrada trajo consigo incendios forestales generalizados y devastadores por todo el Amazonas, partes de Indonesia, Estados Unidos y Australia, e incluso el Círculo Polar Ártico.

Solo en Australia, los incendios forestales a principios de este año arrasaron una extensión de más de 6 millones de hectáreas, destruyeron más de 2000 hogares y se cobraron la vida de decenas de personas y miles de millones de animales. Además, los expertos estiman que el humo de los intensos incendios, que llegó hasta Argentina, fue responsable de otras 417 muertes[i].

Por su parte, África Oriental lucha contra la segunda ola de una de las peores plagas de langostas que se recuerdan. Esta situación, calificada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como “una amenaza sin precedentes” a la seguridad alimentaria, pone en riesgo a millones de personas vulnerables y a sus formas de vida[ii].

Este tipo de incidentes, cada vez más frecuentes y graves, son una clara advertencia de la propia Madre Naturaleza: estamos ejerciendo demasiada presión sobre el mundo natural y nuestros esfuerzos para gestionar de manera responsable los recursos finitos son insuficientes e ineficaces ante la explosión del crecimiento de la población. Sin duda, ahora es el momento de reequilibrar esta relación.

En 2020, un “súper año para la biodiversidad”[iii], el enfoque del Día Internacional de la Madre Tierra se centra en este mismo tema y en la importancia de proteger y preservar los ecosistemas, vitales para mantener el equilibrio del planeta.

Según las Naciones Unidas:

“Los vínculos específicos entre la salud y la biodiversidad incluyen posibles impactos en la nutrición, la investigación sanitaria y la medicina tradicional, la generación de nuevas enfermedades infecciosas y cambios significativos en la distribución de plantas, patógenos, animales e incluso asentamientos humanos, a la mayoría de los cuales afecta el cambio climático[iv].”

En 2016, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) identificó un preocupante aumento mundial de las epidemias zoonóticas. Específicamente, señaló que el 75 % de todas las enfermedades infecciosas emergentes en humanos son de origen zoonótico, por lo que están estrechamente relacionadas con la salud de los ecosistemas. Actualmente, el mundo está luchando contra la más reciente, que ha ocasionado la pandemia más grave en décadas. Según Inger Andersen, Director Ejecutivo del PNUMA, a menos que tomemos medidas urgentes para proteger nuestro planeta, seguiremos viendo más epidemias de este tipo en el futuro:

“Estamos extremadamente interconectados con la naturaleza, nos guste o no. Si no cuidamos la naturaleza, no podemos cuidarnos a nosotros mismos.”

No obstante, pese a que los gobiernos de todo el mundo comprenden y reconocen la importancia crítica de proteger nuestro medio ambiente y a que la biodiversidad está directamente vinculada a 9 de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados, la pérdida de biodiversidad se está acelerando en todas las regiones del planeta.

A través del Laboratorio de Sistemas de Agua y Alimentos de Abdul Latif Jameel (J-WAFS) en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (ITM) tenemos en marcha programas de investigación dedicados a combatir el cambio climático y a luchar por la sostenibilidad. Estos proyectos están explorando nuevas soluciones y tecnologías innovadoras para fomentar la resiliencia frente a la crisis climática y el impacto ambiental.

Uniéndose a la batalla, el Instituto Abdul Latif Jameel para el Análisis de Enfermedades y Emergencias (J-IDEA) en el Imperial College London está a la vanguardia de la respuesta global a la pandemia por el COVID-19.Cofundado en 2019 por el Colegio Imperial de Londres y Community Jameel, J-IDEA tiene la misión de combatir las amenazas de enfermedades en todo el planeta.

En un mundo incierto, existe al menos una verdad indiscutible: ahora es el momento de tomar medidas y dejar de morder la mano que nos da de comer.

[i]Fuente: Medical Journey of Australia, marzo de 2020: https://www.mja.com.au/journal/2020/bushfire-smoke-responsible-over-400-excess-deaths

[ii] FAO: http://www.fao.org/resilience/news-events/detail/en/c/1270479/

[iii] PNUMA: https://www.unenvironment.org/news-and-stories/news/2020-super-year-nature-and-biodiversity

[iv] ONU: https://www.un.org/en/observances/earth-day