Acelerar el acceso a la sanidad de quienes más lo necesitan
La asistencia sanitaria o, más bien, el acceso adecuado a ella, es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la sociedad actual.
La ONU considera la salud como un derecho humano fundamental, y la cobertura sanitaria universal es un objetivo clave de sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. Sin embargo, cerca de la mitad de la población mundial carece de acceso integral a los servicios sanitarios básicos y más de 800 millones de personas gastan al menos el 10 % de sus presupuestos familiares para pagar por servicios sanitarios.[1] Comunidades enteras, particularmente en África, América Latina y partes de Asia, luchan por obtener incluso la sanidad más básica, equipos y medicamentos que muchos de nosotros damos por sentados.
Parte del problema es una simple cuestión de geografía. Algunos de los países más desiguales del mundo también están entre los más grandes. India, Chile, Brasil, República Democrática del Congo, China, Indonesia y Sudán son solo algunos ejemplos con una gran superficie terrestre y poblaciones muy dispersas con amplias distancias entre centros urbanos. En el África subsahariana, por ejemplo, más de 287 millones de personas viven a más de dos horas del hospital más cercano, un umbral que se utiliza a menudo para evaluar el acceso adecuado a la atención sanitaria.
Como se explica en el artículo de Perspectives sobre cómo mejorar el acceso a la sanidad, estas distancias geográficas agravan el problema de que, por definición, la mayoría de las economías emergentes tienen de por sí menos recursos médicos. Los problemas comunes incluyen la escasez de trabajadores sanitarios cualificados, largos tiempos de espera, falta de medicamentos y equipos, la calidad variable de los medicamentos y las ayudas médicas, problemas con la distribución y el almacenamiento, así como las derivaciones deficientes o tardías.
Además, los sistemas sanitarios en los países de renta baja a menudo se caracterizan por la escasa integración de las estrategias de salud a nivel gubernamental: local, regional y nacional. Esta falta de cohesión y pensamiento conjunto puede dificultar la prestación de una asistencia sanitaria eficaz y hacer que se desaprovechen las oportunidades de derivaciones cruzadas y servicios o tratamientos complementarios.
La salud fomenta la riqueza
En muchos sentidos, la lucha contra las desigualdades en la sanidad se alinea con la lucha contra la pobreza mundial. Como afirma la OMS, “las poblaciones saludables viven más tiempo, son más productivas, ahorran más recursos y hacen importantes contribuciones al progreso económico”[2].
Han pasado casi 20 años desde que la OMS estableció la Comisión sobre Macroeconomía y Salud (CMH) en 2001 para explorar cómo las inversiones relacionadas con la salud podrían impulsar el crecimiento económico en los países en desarrollo.
Sin embargo, hasta ahora el progreso ha sido lento. Y más aún las acciones.
Alrededor del 10 % de la población mundial (o 734 millones de personas) vive actualmente con menos de 1,90 USD al día (el umbral de pobreza).[3] Además, se prevé que la pandemia del COVID-19 condene a la pobreza a otros 40-60 millones de personas más en todo el mundo en 2020.[4]
Para cualquier persona que viva cerca de la línea de pobreza, simplemente los gastos de ir a un hospital o clínica (sin hablar de lo costes de cualquier tratamiento, medicamentos o ayudas médicas), o la pérdida de ingresos mientras están ausentes, es a menudo un precio demasiado alto. Más del 30 % de los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud tienen menos de 10 médicos por cada 10 000 habitantes.
Sin embargo, mejorar el acceso a una sanidad de buena calidad es un objetivo que no podemos permitirnos dejar de cumplir.
Trazando un nuevo rumbo
Las enfermedades no transmisibles como la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardíacas y pulmonares son cada vez más frecuentes y representan el 70 % de las muertes en todo el mundo.[5] Este aumento se debe, al menos en parte, a factores como dietas deficientes, ejercicio insuficiente, tabaquismo, consumo de alcohol y a la contaminación del aire.
La imparable urbanización de nuestras comunidades también aumenta la presión sobre los sistemas sanitarios. La OMS estima que para 2050, el incremento de la urbanización en África y Asia significará que dos tercios de la población mundial vivirán en áreas urbanas[6], donde a menudo los sistemas sanitarios ya presentan carencias. Una mayor urbanización también propiciará la potencial aparición de patógenos, como virus, bacterias y parásitos, y de enfermedades zoonóticas, que se transmiten de los animales a los humanos y pueden llegar a causar estragos en nuestras sociedades y economías.
De hecho, el Instituto Nacional de Salud de los EE. UU. afirma que las enfermedades zoonóticas representan el 60 % de las enfermedades infecciosas conocidas y el 75 % de los contagios emergentes.
Ejemplos de este tipo de enfermedades incluyen el ébola, la gripe aviar (H5N1), el SARS, el MERS, el COVID-19 y la malaria, la principal causa de muerte del mundo, que afecta a 500 millones de personas cada año.[7]
No existe una “fórmula milagrosa” para mejorar el acceso a la sanidad para quienes más la necesitan.
Esto requiere la combinación de una mejor inversión, experiencia, educación, distribución y, sobre todo, compromiso en todos los niveles.
El poder curativo de la tecnología
La tecnología también puede ayudar a minimizar algunas de las brechas sanitarias que se cobran millones de vidas en todo el mundo.
En nuestro artículo de Perspectives sobre la inversión en tecnología sanitaria exploramos cómo se están desarrollando tecnologías de inteligencia artificial y aprendizaje automático capaces de convertir grandes cantidades de datos de pacientes en conocimientos detallados para tratar, prevenir e incluso predecir enfermedades.
Los ejemplos incluyen un reloj inteligente que utiliza la IA para medir datos de la temperatura y alertar al usuario de una infección antes de que se manifiesten síntomas.[8] También hay aplicaciones impulsadas por la IA capaces de predecir alteraciones en los niveles de glucosa con hasta tres horas de antelación y de analizar decenas de millones de puntos de datos para identificar 300 terapias alternativas para al menos 12 tipos de cáncer.[9]
Otro enfoque de la tecnología sanitaria es el desarrollo de dispositivos más pequeños y rentables que hagan los diagnósticos más accesibles. Un ejemplo es un dispositivo de mano que utiliza 9000 sensores para realizar ecografías y que podría salvar muchas vidas en las dos terceras partes de la población mundial que no tienen acceso a la tecnología de ultrasonidos convencional.
Las posibilidades de la salud virtual (también llamada “telemedicina” o “mSalud”) se están ampliando, permitiendo así que los pacientes y los médicos tengan consultas virtuales, en tiempo real y desde prácticamente cualquier lugar.
Esto permite a los médicos y profesionales sanitarios brindar atención en el momento y el lugar más convenientes para el paciente, particularmente si existen desafíos físicos en términos de distancia y acceso.
En teoría, los pacientes podrían concertar citas, asistir a consultas, pedir medicamentos, pagar servicios y obtener asesoramiento médico, incluso aunque estén a cientos de kilómetros de sus hospitales o clínicas más cercanos.
“Mejorar el acceso a la sanidad es un rompecabezas complejo que requiere un conocimiento exhaustivo de las necesidades y las soluciones, que incluyen: tecnología, infraestructura y distribución.
Afrontar estos problemas ha demostrado ser uno de los mayores desafíos de la sociedad.
Ahora más que nunca, tenemos la tecnología y la experiencia para comenzar a lograr un progreso real. Estoy realmente entusiasmado por las oportunidades que se nos presentan”, dijo Fady Jameel, presidente adjunto y vicepresidente de Abdul Latif Jameel.
Un socio sanitario de confianza
Desde hace mucho tiempo, la familia Jameel ha reconocido la necesidad de invertir en la sanidad como uno de los pilares fundamentales de la “infraestructura de la vida”.
Hace más de 25 años, en 1995, el difunto fundador de los actuales negocios diversificados y la organización filantrópica global, estableció el Hospital Abdul Latif Jameel, el primer hospital sin ánimo de lucro especializado en rehabilitación médica de Arabia Saudí, que proporciona una atención integral para adultos y niños.
En todo este tiempo, la filantropía global de la familia Jameel, Community Jameel, ha ayudado a que la sanidad sea más accesible a través de nuestros laboratorios de investigación: el Instituto Jameel en el Imperial College London y la Jameel Clinic en el ITM.
La Jameel Clinic (Clínica para el Aprendizaje Automático en la Salud Abdul Latif Jameel, o J-Clinic) está a la vanguardia de la investigación en tecnología sanitaria, con énfasis en el uso de la IA para modelar datos biológicos en modalidades como imágenes, texto y genómica, logrando así nuevos descubrimientos en aprendizaje automático, biología, química y ciencias clínicas.
Del mismo modo, el Instituto Jameel (Instituto de Investigación de Enfermedades y Emergencias Abdul Latif Jameel, o J-IDEA), con sede en el Imperial College London, utiliza análisis de datos basados en IA para identificar, mapear y priorizar el riesgo de enfermedades transmisibles posibles de prevenir y la salud pública en todo el mundo.
No obstante, reconocemos que para ayudar a mejorar la sanidad de todos no es suficiente invertir en I+D para desarrollar nuevas innovaciones y tecnologías. Para lograr una mejora real y sostenible hay que sacar la tecnología de los laboratorios y ponerla en práctica.
Con esto en mente, ya hemos impulsado una serie de asociaciones con empresas líderes en tecnología sanitaria en todo el mundo. En 2017 nos asociamos con Cyberdyne, una innovadora empresa de tecnología sanitaria de Japón que se especializa en la rehabilitación de lesiones espinales utilizando exoesqueletos robóticos, para llevar esta tecnología de vanguardia a Arabia Saudí.
En 2019 ampliamos la asociación con el objetivo de implementar la tecnología Hybrid Assistive Limb (HAL®) de Cyberdyne en la región del Golfo y establecer el Hospital Abdul Latif Jameel como centro de formación regional.
También establecimos otra asociación similar con Cellspect, otro pionero en tecnología sanitaria japonés, para proporcionar análisis de sangre rápidos y asequibles en los países en desarrollo. En la actualidad, el dispositivo de diagnóstico en el punto de atención de Cellspect verifica el metabolismo del azúcar, los lípidos y la función hepática en solo unos pocos minutos.
Conscientes de los desafíos a los que se enfrentan muchos innovadores para llevar sus productos al mercado, también nos hemos asociado con la Organización Japonesa para el Desarrollo de Dispositivos Médicos (JOMDD), con el fin de ayudar a científicos, ingenieros, médicos y empresarios a impulsar nuevos dispositivos y tecnología.
La siguiente etapa en nuestra misión de fortalecer la disponibilidad y la accesibilidad de una sanidad de calidad en todo el mundo es el establecimiento de Abdul Latif Jameel Health.
Dirigida por el CEO Akram Bouchenaki, que antes fue director ejecutivo en un gigante de la sanidad, Abdul Latif Jameel Health tiene como objetivo acelerar el acceso a la sanidad moderna y abordar las necesidades médicas no cubiertas de mercados en desarrollo de todo el mundo. Para lograrlo, invierte en proyectos, socios y productos que fortalecen el alcance y la calidad de la atención sanitaria disponible para quienes lo necesitan.
*A lo largo de 75 años, Abdul Latif Jameel ha demostrado su capacidad para crear asociaciones en todos los niveles y en múltiples industrias, para comprender los diferentes mercados y, lo que es más importante, para ofrecer lo que esos mercados necesitan con el fin de satisfacer las expectativas locales. Queremos replicar este modelo en la industria sanitaria”, explica Akram en un artículo de Perspectives sobre Abdul Latif Jameel Health y su misión para mejorar el acceso a la sanidad.
El mercado sanitario se encuentra en una encrucijada emocionante, pero crítica. A medida que tratamos que la sanidad de alta calidad sea universalmente accesible, los límites de lo que es posible se están ampliando cada vez más.
El impulso y la innovación continua serán clave, junto con la apertura de nuevos canales de financiación procedentes de inversores con un compromiso a largo plazo y una visión holística. Una visión que valore el éxito no solo en términos de rentabilidad financiera, sino también de resultados humanitarios. Lograr este objetivo no será fácil, pero millones de vidas dependen de nuestro éxito.
[1] https://news.un.org/en/story/2020/10/1074832
[2] https://www.who.int/hdp/en/
[3] https://www.worldbank.org/en/news/press-release/2018/09/19/decline-of-global-extreme-poverty-continues-but-has-slowed-world-bank
[4] https://blogs.worldbank.org/opendata/impact-covid-19-coronavirus-global-poverty-why-sub-saharan-africa-might-be-region-hardest
[5] https://www.who.int/news-room/feature-stories/ten-threats-to-global-health-in-2019
[6] https://cities-spotlight.who.int/
[7] https://www.who.int/whr/1996/media_centre/executive_summary1/en/index9.html
[8] https://www.jclinic.mit.edu/post/ml-for-covid-19-can-ai-give-you-an-alert-indicating-a-viral-infection-before-you-feel-symptoms
[9] https://www.healthcareglobal.com/technology/four-ways-which-watson-transforming-healthcare-sector