Alimento para el pensamiento
Cómo apoya la familia Jameel la visión compartida de la ONU para erradicar la pobreza y acabar con el hambre
Desde sus inicios, Abdul Latif Jameel siempre ha sido más que un negocio.
Nuestro difunto fundador, el jeque Abdul Latif Jameel, nació en un país en vías de desarrollo que, antes del petróleo, estaba más que familiarizado con la pobreza y el hambre.
Tras ver de primera mano el impacto que esto tuvo en las comunidades de Oriente Medio y el norte de África, inculcó en el negocio y en su familia un fuerte sentido de filantropía activa, así como una visión para crear una sociedad mejor y más inclusiva.
En las décadas posteriores, tanto a través de las actividades comerciales como de lo que hoy se conoce como Community Jameel, nos hemos mantenido fieles a ese espíritu, ayudando a crear oportunidades, reducir el hambre, abordar la pobreza y guiar a personas y comunidades hacia la independencia económica.
Por lo tanto, no es de extrañar que los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible sean dos de las principales áreas de acción para la familia Jameel: ODS 1 – Poner fin a la pobreza y ODS 2 – Poner fin al hambre.
Pese al progreso realizado a lo largo de las tres cuartas partes de un siglo desde que se fundaron la ONU y Abdul Latif Jameel, la acción nunca ha sido tan necesaria.
Esfuerzos para erradicar la pobreza
La pobreza es más que una simple falta de ingresos y recursos. Incluye hambre y desnutrición, acceso limitado a la educación y a otros servicios básicos, discriminación social y exclusión, así como la falta de participación en la toma de decisiones. En 2020 la pobreza extrema global aumentó por primera vez en una generación, impulsada por una combinación nefasta de conflictos, cambio climático y la pandemia del COVID-19[1].
Incluso antes del COVID-19, las estimaciones sugerían que el 6 % de la población mundial seguiría viviendo en pobreza extrema en 2030, incumpliendo por tanto el ODS de poner fin a la pobreza.
Según los datos del Banco Mundial, desde la pandemia, alrededor de 120 millones de personas más viven en la pobreza, una cifra que se espera que aumente hasta aproximadamente 150 millones para finales de 2021[2]. La magnitud del problema es evidente a la vista de algunos hechos dolorosos[3]:
- Cerca del 80 % de las personas que viven por debajo de la línea internacional de la pobreza viven en zonas rurales.
- La mitad de los pobres son niños.
- La mayoría son mujeres.
- Más del 40 % de los pobres de todo el mundo viven en países afectados por la fragilidad, el conflicto y la violencia, una cifra que se espera que aumente al 67 % en la próxima década.
- Alrededor de 132 millones de personas pobres de todo el mundo viven en zonas con alto riesgo de inundación.
La definición oficial de la ONU para el ODS 1 es: “Garantizar una movilización significativa de recursos procedentes de diversas fuentes, incluso mediante la mejora de la cooperación para el desarrollo, a fin de proporcionar medios suficientes y previsibles a los países en desarrollo, en particular a los países menos adelantados, para que implementen programas y políticas encaminados a poner fin a la pobreza en todas sus dimensiones”.
Los ODS también tienen como objetivo crear marcos de políticas sólidos a nivel nacional y regional, de modo que para 2030, “todos los hombres y todas las mujeres tengan los mismos derechos a los recursos económicos, así como acceso a los servicios básicos, la propiedad, el control de la tierra y otras formas de propiedad, la herencia, los recursos naturales, nuevas tecnologías apropiadas y servicios financieros, incluida la microfinanciación”.[4]
Sin duda, estos son objetivos loables que todos podemos apoyar. No obstante, las palabras bien intencionadas y las políticas a la altura no son suficientes para impulsar un cambio real.
Para que se produzca un cambio, las palabras, las ambiciones y las políticas deben traducirse en acciones efectivas sobre el terreno.
Innovación ganadora del Premio Nobel
La necesidad de garantizar que las políticas para abordar la pobreza se implementen de la forma más eficaz posible es uno de los objetivos principales del Laboratorio de acción contra la pobreza Abdul Latif Jameel, o J-PAL.
El Laboratorio de acción contra la pobreza fue fundado en 2003 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (ITM) por los profesores Abhijit Banerjee y Esther Duflo con el objetivo de transformar la forma en que el mundo aborda los desafíos relacionados con la pobreza global. En 2005 el laboratorio cambió su nombre a Laboratorio de acción contra la pobreza Abdul Latif Jameel, conmemorando el inicio de una estrecha colaboración con Community Jameel.
El J-PAL es un centro de investigación global que trabaja para reducir la pobreza garantizando que la política esté fundamentada en pruebas científicas. Con una red de 227 profesores afiliados en universidades de todo el mundo, el J-PAL lleva a cabo evaluaciones de impacto aleatorias para responder a cuestiones críticas en la lucha contra la pobreza. Hasta la fecha, J-PAL ha contribuido a mejorar las vidas de más de 400 millones de personas.
Entre los proyectos afiliados a J-PAL destacan la investigación sobre el impacto de las redes laborales en la contratación de mujeres en Malawi y la evaluación de un programa para comprender el impacto de una renta básica universal durante la pandemia del COVID-19 en Kenia.
En octubre de 2019 dos de los cofundadores del J-PAL, Esther Duflo y Abhijit Banerjee, junto con uno de sus investigadores afiliados originales, Michael Kremer, recibieron el Premio Nobel de Economía por su enfoque experimental para aliviar la pobreza global. Esther es la ganadora más joven de este premio y solo la segunda mujer que lo recibe.
Al hablar de la colaboración con la familia Jameel, Esther comentó: “Mohammed Jameel vio en nosotros y en nuestro proyecto algo que podría marcar la diferencia, así que decidió arriesgar su reputación y su dinero para apoyarnos. Esto nunca habría sido posible sin el ecosistema ni sin su visión y compromiso con los pobres del mundo, que era evidente entonces, y [sigue siendo] importante hoy en día”.
Cómo detener la propagación del hambre
A menudo, los desafíos de la pobreza están vinculados inherentemente a problemas relacionados con el hambre (ODS 2: Poner fin al hambre), ya que la comida suele ser uno de los recursos vitales de los que carecen las personas que viven en la pobreza. En un mundo cada vez más poblado, más desarrollado y más urbanizado, las presiones sobre la productividad, la accesibilidad y la sostenibilidad de los sistemas de alimentación y agricultura no harán más que intensificarse. Si a esto le añadimos los efectos del cambio climático, estas amenazas para la agricultura mundial y los suministros de alimentos se agravan aún más.
La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de la ONU estima que casi 690 millones de personas pasaron hambre en 2019. Esto representa un aumento de 10 millones respecto a 2018 y de casi 60 millones en cinco años[5].
Los altos costes y la baja asequibilidad también significan que, aunque tienen acceso a comida, miles de millones de personas no pueden permitirse comer de forma saludable o nutritiva. Por si esto fuera poco, las ramificaciones de la pandemia del COVID-19 podrían provocar que 130 millones de personas más sufran hambre crónica a finales de 2021.
La mayoría de personas desnutridas (381 millones) viven en Asia. África es la segunda, con 250 millones, seguida de Latinoamérica y el Caribe, con 48 millones. La prevalencia global de la desnutrición, o el porcentaje general de personas hambrientas, se ha mantenido relativamente estable en los últimos años (en torno al 8,9 %), pero las cifras absolutas han aumentado desde 2014. En resumen, esto significa que en los últimos cinco años, el hambre ha aumentado a un ritmo similar a la población mundial[6].
Abordar el hambre global es otra meta a largo plazo de la familia Jameel, como demuestra su apoyo a programas, personas y proyectos que pueden marcar una diferencia tangible para los que más lo necesitan.
El propio J-PAL tiene un programa agrícola específico que se centra en la mejora de los sistemas agrícolas en los países en desarrollo. Esto incluye la evaluación de estrategias que ayuden a los agricultores a adoptar prácticas y tecnologías rentables o sostenibles desde el punto de vista medioambiental, así como programas que tienen el potencial de vincular mejor a los agricultores con los mercados.
J-WAFS a la vanguardia
Uno de los laboratorios hermanos de J-PAL en el ITM es el Laboratorio de Sistemas de Agua y Alimentos de Abdul Latif Jameel (J-WAFS), que apoya la investigación, la innovación y la tecnología para garantizar suministros de agua seguros y resistentes, así como para minimizar el impacto medioambiental de la producción de alimentos.
La gravedad de los desafíos para nuestro sistema global de alimentación impulsa el enfoque de investigación e innovación orientado a las soluciones que se aplica en todo el J-WAFS. Para garantizar un suministro de alimentos seguro y resiliente, tanto ahora como en el futuro, J-WAFS cataliza nuevas investigaciones, dirige estudios transdisciplinarios, apoya los esfuerzos de comercialización y fomenta colaboraciones entre instituciones. Los resultados incluyen, entre otras muchas cosas, innovaciones en política y tecnología, intervenciones en la cadena de suministro y nuevas tecnologías de seguridad alimentaria. Desde su fundación en 2014, el J-WAFS ha financiado más de 60 proyectos, generando más de 12 millones de dólares en fondos de seguimiento para ampliar su investigación[7].
Gran parte de esta investigación se centra en técnicas innovadoras para mejorar, e idealmente transformar, la eficiencia y la efectividad de los sistemas de alimentación y de agua en países en desarrollo a un coste que los haga accesibles y viables económicamente para todos.
En Kenia, por ejemplo, el J-WAFS está apoyando un proyecto liderado por los profesores del ITM Daniel Frey y Leon Glicksman para desarrollar cámaras de enfriamiento evaporativo de arcilla para conservar la fruta utilizando la evaporación natural de agua, sin necesidad de electricidad.
En las regiones cálidas y secas, la ausencia de instalaciones de almacenamiento con temperaturas controladas y el acceso a poca o ninguna energía eléctrica significa que los cultivos de frutas y verduras se deterioran rápidamente. Al proporcionar las condiciones de baja temperatura y alta humedad correctas, las cámaras evaporativas de arcilla han tenido éxito en la conservación y comercialización de productos. Si los precios del mercado son bajos en el momento de la producción, el almacenamiento adecuado también proporciona a los agricultores la flexibilidad económica para esperar a que se den las condiciones de precio adecuadas antes de vender sus productos.
Otro proyecto respaldado por el J-WAFS está siendo dirigido por los profesores del ITM David Des Marais and Caroline Uhler, quienes están estudiando formas de fortalecer genéticamente los cultivos para soportar algunas de las incertidumbres del cambio climático, como las precipitaciones impredecibles. Los cultivos en condiciones de sequía, incluso moderadas, dejarán caer sus hojas y anularán sus semillas, lo que destruye cualquier posibilidad de recuperación para esa estación, incluso aunque llueva unos días después. La investigación de Des Marais pretende descubrir cómo diseñar los cultivos a nivel molecular para que sobrevivan a una sequía a corto plazo, pero también para que prosperen en condiciones de humedad cuando vuelva a llover.
Este proyecto, que combina la biología molecular y el aprendizaje automático para ayudar al suministro de alimentos mundial a adaptarse al cambio climático, es un ejemplo de los tipos de iniciativas de superación de límites para los que se creó el J-WAFS. “El J-WAFS nos permite tomar ideas que son buenas, pero quizás no están del todo listas para sacarlas al mercado, y probarlas en un entorno donde la presión es bastante baja”, declaró el profesor Des Marais.
Carole Uhler fue igualmente positiva en su apoyo a J-WAFS: “Ahora que tenemos alguna prueba de concepto, podemos llevar esto más allá. Eso es lo realmente emocionante de una subvención del J-WAFS. De lo contrario, no podríamos haber hecho este trabajo”.
El profesor Tim Swager, profesor John D. MacArthur de Química en el ITM, también lidera una emocionante investigación respaldada por J-WAFS para desarrollar una tecnología de detección de seguridad alimentaria rápida, fácil y asequible. La investigación se basa en unas gotitas especiales, llamadas emulsiones Janus, que pueden detectar la contaminación bacteriana en alimentos y líquidos.Esta tecnología podría tener enormes beneficios en países menos desarrollados, ya que se puede aplicar al agua potable y a todo tipo de alimentos.
Por ejemplo, las metástasis en las vacas son un gran problema para los productores de leche en todo el mundo y se pueden extender rápidamente por rebaños enteros. La India es un caso decisivo. La leche de varios rebaños a menudo se mezcla en un único punto de almacenamiento central. Si un rebaño tiene metástasis se contamina todo el lote y hay que deshacerse de él al completo. La tecnología de Swager podría identificar las metástasis en un rebaño afectado antes de que se contamine la leche en buen estado, reduciendo así los desperdicios.
Esta apasionante tecnología ya ha salido del laboratorio como parte del programa J-WAFS Solutions y la empresa emergente Xibus Systems está desarrollando protocolos para pruebas de campo. El objetivo es proporcionar un sistema sencillo, rápido y robusto que requiera una formación mínima y que no altere la forma actual de trabajar del productor.
En este momento, los beneficios de este tipo de innovaciones siguen siendo pequeños, pero su potencial es enorme. La familia Jameel se compromete a invertir recursos y conocimientos técnicos para aumentar exponencialmente su contribución y su impacto en la consecución de los ODS de la ONU.
La magnitud global de estos problemas es clara y, a pesar de la riqueza sin precedentes de nuestra sociedad, aún siguen estando entre nuestros mayores desafíos. Para resolverlos se necesitará un esfuerzo estratégico y unificado. No obstante, debemos hacer este esfuerzo para asegurar un futuro sostenible y viable para nuestras comunidades.
Estamos orgullosos de tomar medidas para ayudar a lograr este propósito a través de nuestra cartera de negocios, de las iniciativas de Community Jameel y de colaboraciones con socios en los sectores público, privado y terciario.
Para obtener más información sobre cómo contribuyen las actividades de la familia Jameel a los Objetivos de Desarrollo Sostenible visite https://jameel75.com/sdg para ver nuestro vídeo y descargar un informe resumido.
[1] Poverty Overview (worldbank.org)
[2] Updated estimates of the impact of COVID-19 on global poverty: Looking back at 2020 and the outlook for 2021 (worldbank.org)
[3] Poverty Overview (worldbank.org)
[4] Ending Poverty | United Nations
[5] State of Food Security and Nutrition in the World, FAO, marzo de 2021.
[6] State of Food Security and Nutrition in the World, FAO, marzo de 2021.
[7] https://jwafs.mit.edu/about/impact