Las ciudades encarnan una de las grandes relaciones de amor-odio de la sociedad: son regalos que nunca dejan de sorprendernos y, al mismo tiempo, son cálices envenenados por antonomasia.

Por Fady Jameel, presidente adjunto y vicepresidente, Abdul Latif Jameel

Las ciudades son motores que han impulsado un crecimiento sin precedentes en nuestras economías y, en consecuencia, han elevado los niveles de vida a nuevos máximos. Han servido como crisol de culturas y han creado ideas que han transformado tanto el comercio como el arte. Son declaraciones al mundo, imanes para el turismo y escenarios en los que cada día se desarrollan miles de millones de vidas.

Al mismo tiempo, las ciudades son responsables de algunos de los peores problemas de nuestra época: el hacinamiento, cuando la densidad de población supera el espacio; las carencias de salud pública a largo plazo, cuando vivir tan cerca unos de otros sobrecarga los sistemas sanitarios; la contaminación asfixiante, vinculada a la industrialización y el tráfico; períodos cíclicos de desempleo masivo y recesiones; disfunción social y, a veces, incluso conflictos entre comunidades dispares que se han visto obligadas a enfrentarse y competir por valores y recursos.

Sin embargo, hay algo que las ciudades han demostrado consistentemente: resiliencia.

Hoy en día, más de la mitad de la población mundial (4200 millones de personas) vive en ciudades, frente a menos de un tercio (751 millones de personas) en 1950. Se prevé que dentro de una generación esa proporción aumentará hasta los dos tercios, lo que confirma una constante tendencia al alza.[1] De hecho, se espera que diez ciudades más se unan a la lista de “megaciudades” (más de 10 millones de habitantes) para 2030, incluidas Luanda (Angola), Hyderabad (India) y Chengdu (China).[2]

Largest population urban centers worldwide 2035

En este contexto, nuestras expectativas de las ciudades están cambiando a un ritmo vertiginoso. La historia nunca ha avanzado tan rápido. Las oportunidades tecnológicas y las presiones ambientales contribuyen a que el futuro acelere hacia nosotros a un ritmo vertiginoso. Desde el cambio de milenio, nuestras actitudes hacia los componentes básicos de la sociedad (cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo nos movemos y cómo controlamos nuestras vidas) han experimentado una serie de cambios drásticos. ¿Qué queremos? Queremos pasar menos tiempo yendo y viniendo del trabajo, y más con nuestras familias y en nuestros hogares. Queremos trabajar menos días, con mayor flexibilidad. Queremos disfrutar de más espacios verdes, incluso a medida que crece nuestro deseo de poseer una vivienda. Queremos o, mejor dicho, necesitamos, reducir nuestra contaminación, respirar un aire más limpio y pensar en el futuro de nuestros hijos y nietos.

Considere las ciudades actuales como una serie de tubos de ensayo e incubadoras para encontrar la fórmula de una vida mejor. Son experimentos, con resultados profundamente variados, que revelan cómo la intervención humana puede contribuir a nuestras visiones utópicas o bien obstaculizarlas.

Aunque todavía no se ha respondido a todas las preguntas, una cosa parece segura:

el futuro será inteligente.

Más inteligente, más rápido, más limpio, más feliz

Los smartphones, como sugiere su nombre, estarán en el corazón de la revolución de las ciudades inteligentes. En palabras de la prestigiosa consultora McKinsey, estos dispositivos versátiles representarán “las llaves de la ciudad”[3], transmitiendo información en tiempo real sobre seguridad, movilidad, empleo, salud y ocio directamente a millones de personas.

Pocos urbanistas tienen la libertad de comenzar una nueva ciudad desde cero; la mayoría de las ciudades ya poseen un legado de infraestructura. Los cambios que realizamos se basan en las oportunidades y los errores que se han producido antes. El potencial de recopilación de datos de las “ciudades inteligentes” puede ayudar a garantizar que se tomen las decisiones correctas: estrategias a largo plazo centradas en las personas, que responden a patrones cambiantes y mejoran de manera tangible la calidad de vida.

Una ciudad inteligente completamente interconectada se basa en tres pilares. El primero es la interconectividad: una “masa crítica” de adopción de smartphones, junto con sensores en toda la ciudad para recopilar información en directo calle por calle, zona por zona. El segundo es una gama de aplicaciones interactivas que pueden traducir datos en alertas significativas para los usuarios. El tercero es, inevitablemente, la adopción masiva: el uso común por parte del público, los funcionarios de la ciudad y las empresas.

La perfecta integración de estos tres elementos puede ayudar a las personas a viajar durante períodos tranquilos, a elegir las rutas más eficientes, a consumir menos energía y agua, así como a reducir el estrés en los sistemas públicos.

Los estudios sugieren que, cuando se implementa de manera efectiva, la tecnología inteligente tiene el potencial de:

  • Optimizar la movilidad. Se estima que las ciudades inteligentes pueden reducir los tiempos de desplazamiento entre un 15 y un 20 %, o hasta 30 minutos diarios en las ciudades en desarrollo.[4] La señalización digital y las aplicaciones móviles se pueden utilizar para transmitir información sobre retrasos, averías y disponibilidad de aparcamiento.
  • Mejorar la salud. Las aplicaciones pueden ayudarnos a reducir la contaminación a través de la movilidad y la eficiencia del estilo de vida. También pueden monitorizar de forma remota las condiciones crónicas, analizar la susceptibilidad demográfica y mejorar los mensajes de salud específicos, lo que, según algunas estimaciones, podría reducir los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) en un 8-15 %.
  • Incrementar la seguridad pública. El mapeo de delitos en tiempo real, la vigilancia inteligente y basada en datos, así como el enrutamiento eficiente de vehículos de emergencia podría reducir las muertes en un 8-10 % y el crimen en un 30-40 %, ofreciendo beneficios sustanciales para la tranquilidad.
  • Salvar el medio ambiente. Los sistemas de construcción automatizados, las aplicaciones para eliminar la congestión y los precios dinámicos de la electricidad tienen el potencial de reducir las emisiones nocivas entre un 10 y un 15 %. Los sensores de calidad del aire pueden identificar las fuentes de contaminación, mientras que los monitores de consumo y desperdicio de agua pueden reducir la cantidad de agua que se utiliza. En términos de reciclaje, un sistema de pagos en función del volumen de desperdicios podría reducir los desechos entre 30 y 130 kg por persona al año.

Reimaginando ciudades para un futuro sin conductores

El impacto de los coches autónomos es toda una revolución en ciernes. El grupo de expertos en tecnología independiente RethinkX sostiene que, en un plazo de una década desde la aprobación regulatoria para los vehículos sin conductor, alrededor del 95 % de los kilómetros recorridos por pasajeros en los EE. UU. serán en vehículos eléctricos (EV) autónomos.

Las empresas que operan vehículos sin conductor representarán alrededor del 60 % del stock de vehículos de EE. UU., mientras que la cantidad de vehículos de pasajeros en las carreteras estadounidenses caerá de 247 millones a 44 millones de aquí a 2030[5].

Transport as a Service speed of adoption

El paisaje urbano sufrirá un cambio de imagen a medida que nuestras calles se centren menos en los coches y más en las personas.

Actualmente, una calle típica en una ciudad dedica entre el 60 y el 90 % de su espacio a los vehículos, dejando a los peatones apretujados en el área sobrante.[6]

Sin embargo, menos coches equivalen a menos estacionamiento. Un informe del Foro Internacional del Transporte (ITF) de la OCDE sugiere que el tiempo de inactividad promedio de los vehículos se reducirá del 95 al 5 %[7].

De hecho, para 2050, solo en los EE. UU. los automóviles sin conductor podrían reducir la necesidad de estacionamiento en casi 15 mil millones de kilómetros cuadrados.[8].

Por lo tanto, ¿podrían las calles del futuro convertirse en lugares que “transformen los primeros 10 metros alrededor de los edificios en un ámbito público interior/exterior lleno de actividades?”[9] Algunos arquitectos y urbanistas así lo creen.

El círculo virtuoso eclipsa el círculo vicioso

Fundamentalmente, rediseñar nuestras ciudades también tiene un sentido financiero sólido. Cuando el dinero habla, los responsables de la toma de decisiones suelen escuchar.

Los analistas calculan que, para 2025, las ciudades inteligentes crearán oportunidades de crecimiento por valor de 2,46 billones de dólares[10]. Esto significa que las mejoras deberían desarrollarse de manera exponencial. Las ciudades que prioricen los servicios digitalizados y el análisis de datos, verán como el gasto en tecnología aumenta rápidamente una vez que el proceso esté en marcha.

Con datos tan atractivos, el auge actual de las ciudades inteligentes no debería sorprendernos. No obstante, en última instancia, los gobiernos son quienes dictarán la remodelación de nuestras ciudades en el siglo XXI.

La Comisión Europea (CE) coordina una Asociación de Innovación para las Ciudades y Comunidades Inteligentes (EIP-SCC), que une ciudades, industrias, pequeñas empresas, bancos e investigadores con el objetivo de mejorar la vida urbana.

Su enfoque incluye la movilidad y los edificios sostenibles, el intercambio de conocimientos, las políticas y la planificación, así como infraestructuras integradas de energía, información, tecnología y transporte. En una señal de su éxito continuo y de la fe que la Comisión Europea deposita en este proyecto, la EIP-SCC pronto se fusionará con el intercambio de datos del Sistema de Información de Ciudades Inteligentes (SCIS) y se reposicionará como una Plataforma de Ciudades Inteligentes (Smart Cities Marketplace) que lo abarca todo.

“La Smart Cities Marketplace ayudará a las ciudades y pueblos de todos los tamaños a ofrecer sistemas de energía urbana más sostenibles. Proporciona toda la información necesaria para explorar, dar forma y configurar un proyecto de ciudad inteligente exitoso en un solo lugar”, explica Georg Houben, responsable de políticas de la CE.[11]

La CE no está sola. A nivel mundial, cada vez hay más evidencia de que los gobiernos con visión de futuro están eclipsando a sus rivales cuando se trata de diseñar ciudades adecuadas para el futuro.

Políticas fundamentales para transformar los paisajes urbanos

Copenhague, en Dinamarca, fue una de las primeras en marcar tendencias en políticas transformadoras, prohibiendo el tráfico por su calle principal Strøget en 1962. Durante las décadas posteriores, el proyecto de peatonalización siguió avanzando y hoy Copenhague tiene unos 96 000 metros cuadrados (33 % calle, 67 % plazas públicas) de espacios libres de automóviles.[12]La autoridad de la ciudad ha diseñado una estrategia especial de gestión del tráfico que limita los espacios de estacionamiento, reduce el número de carriles en las rutas principales hacia el centro urbano, restringe el tráfico y desarrolla redes de trenes, autobuses y bicicletas. En la actualidad, se estima que alrededor del 80 % de todos los trayectos en Copenhague se realizan a pie y el 14 % en bicicleta. Comercialmente el proyecto habla por sí solo: las actividades pensadas para “detenerse y quedarse” en Copenhague son casi cuatro veces más que en la década de 1960.

Shanghai Natural History Museum
El impresionante Museo de Historia Natural de Shanghái. Crédito de la fotografía: © James y Connor Steinkamp

En otros lugares florece el pensamiento innovador. En China, la metrópoli de rascacielos de Shanghái se ha embarcado en una nueva dirección: la construcción subterránea. El Museo de Historia Natural de Shanghái, ubicado en un parque cerca del distrito financiero, se ha construido bajo tierra. Cuenta con paredes de vidrio, que permiten la iluminación natural a través de los rayos del sol, y un sistema de refrigeración ecológico gracias a una piscina en el patio.

Los Ángeles ha actualizado más de 7000 kilómetros de farolas de vapor de sodio a LED más ecológicos. Los LED no solo son eficientes, también son inteligentes y comunican problemas de rendimiento y averías directamente al ayuntamiento. En el futuro, su brillo podría ajustarse para responder instantáneamente a incidentes y eventos.

En los Países Bajos, los planificadores de Eindhoven idearon una estrategia única para reducir la congestión en las intersecciones más concurridas de la ciudad, que durante mucho tiempo habían disuadido a los ciclistas. El resultado, inaugurado en 2012, fue el Hovenring, un paso elevado de acero para bicicletas de 1000 toneladas y 8 millones de USD. Para que los ciclistas solo tuvieran que enfrentarse a una suave pendiente para ascender al Hovenring, se redujo el nivel de las carreteras inferiores.

En Londres, mientras tanto, un informe reciente muestra que la cantidad de personas expuestas a niveles de contaminación ilegales se ha reducido en un admirable 94 % desde 2016.[13] El informe indica que entre principios de 2017 y principios de 2020 los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) junto a las carreteras del centro de Londres disminuyeron un 44 %.

Este éxito se atribuye a una serie de políticas: los cargos impuestos a los vehículos contaminantes que entran a la ciudad, la introducción de autobuses de bajas emisiones, nuevas leyes que prohíben los taxis diésel y una protección adicional de los espacios para bicicletas.

Air Pollution London

Más al norte, los planificadores de la ciudad de York han presentado un plan para construir el mayor proyecto de viviendas sin emisiones de carbono del Reino Unido, con 600 casas en ocho conjuntos residenciales dentro del área de la carretera de circunvalación. Las propiedades tendrán árboles y parcelas, pero no automóviles. Cada casa tendrá paneles solares, cobertizos para bicicletas, puntos de carga eléctrica y acceso a una flota de bicicletas de carga de alquiler. Si este proyecto tuviese éxito, podría usarse como modelo en otras partes del Reino Unido.

Dubái también está mostrando su propia visión de la ciudad del futuro, con Sustainable City, el primer proyecto de desarrollo urbanístico de energía neta cero en el emirato. La comunidad de 46 hectáreas, con 500 villas y 89 apartamentos, incluye puntos de carga para vehículos eléctricos, 11 invernaderos con una “biocúpula” natural, granjas orgánicas y huertos individuales que utilizan un método de enfriamiento pasivo con ventiladores y almohadillas, paneles solares en todas las casas, pintura reflectante de los rayos UV para reducir el aumento del calor en el interior de las casas y un sistema de reciclaje de aguas residuales, con un drenaje segregado para aguas grises y aguas negras que utiliza papiro como biofiltro.

La preparación tecnológica y el entusiasmo público por estos proyectos progresistas varían en todo el mundo. Tomando como referencia la noción de “ciudades inteligentes”, McKinsey ha evaluado el grado de inteligencia actual de 50 importantes centros urbanos de todo el mundo.[14]

Ámsterdam, Nueva York, Seúl, Singapur y Estocolmo ocupan un lugar destacado en términos de instalación de sensores y redes de comunicación. No obstante, se considera que incluso estos pioneros han recorrido solo dos tercios del camino hacia una base tecnológica lo suficientemente sofisticada. En general, las ciudades de Europa, América del Norte, China, el este de Asia y ciertos territorios de Oriente Medio poseen sólidas bases tecnológicas, mientras que las de India, África y América Latina tienen mucho por hacer, particularmente en el costoso trabajo de instalación de sensores.

Cuando se evalúa la conciencia pública y la aceptación de los conceptos inteligentes surge una imagen bastante diferente. En este aspecto, las ciudades asiáticas superan a todas las demás en niveles de uso y satisfacción, mientras que las europeas muestran más resistencia.

“La adopción y la conciencia positivas parecen estar relacionadas con la juventud de la población, que no solo acepta una forma más digital de hacer las cosas, sino que, de hecho, la espera”[15], indica el informe McKinsey.

Las decisiones que dan forma al futuro de nuestras ciudades merecen un nivel de consideración minucioso, porque el precio del fracaso puede ser muy alto.

Solo hay que considerar la situación de Skopje, la capital de Macedonia del Norte, en el sureste de Europa, que a menudo se cita como la capital más contaminada del continente. En 2018, los niveles de partículas contaminantes en Skopje superaron los límites de la UE en 202 días del año. Se estima que el problema, causado por una dependencia excesiva de la quema de leña para la calefacción doméstica, la circulación de vehículos obsoletos y sucios, así como las deficiencias del transporte público, es responsable de 4000 muertes prematuras al año.[16]

Unos edificios en construcción entre el esmog en Skopje. Crédito de la fotografía: Getty Images

También está el caso de Dhaka, capital de Bangladesh, donde la pobreza generalizada y el mal diseño urbano han provocado inundaciones regulares, desbordes del alcantarillado y enfermedades descontroladas. Con más de 44 500 habitantes por kilómetro cuadrado, Dhaka es la ciudad más densamente poblada del mundo[17]. Alrededor del 40 % están clasificados como habitantes de barrios marginales y la población supera con creces los recursos sanitarios.

Estas realidades son muy duras en contraste con las utopías que crean los arquitectos y planificadores urbanos cuando dan rienda suelta a su imaginación: paisajes de granjas urbanas y jardines en el cielo, trayectos con drones, humedales restaurados, edificios solares…

Paris 2050
París en 2050: ¿sueño artístico o ambición realista? Crédito de la imagen: © Vincent Callebaut Architectures Paris

Está claro que, si no se desarrollan y administran con cuidado, las ciudades pueden ser focos de dilemas sociales y ambientales. Sin embargo, están destinadas a seguir siendo los motores de nuestra civilización en el futuro previsible.

La pandemia impulsa el pensamiento creativo a escala de las ciudades

La reciente pandemia ha puesto de relieve que debemos adaptar nuestra forma de vida si queremos lograr que las ciudades sean más saludables y más justas en el futuro.

El Foro Económico Mundial (FEM) dice que el mundo se enfrenta actualmente a “la ineptitud de la infraestructura de salud y bienestar existente, así como a las consecuencias de mecanismos de salud preventivos inadecuados, particularmente para los más vulnerables de la sociedad”.[18]

La desigualdad es protagonista de gran parte del sufrimiento durante la pandemia, señala el FEM, con estilos de vida urbanos arruinados por la dependencia excesiva de vehículos, dietas poco saludables y malas condiciones ambientales. Sin embargo, estos factores no son nuevos y se replican en economías en desarrollo como la India, donde para 2030 un aumento de las enfermedades no transmisibles podría representar el 70 % de las enfermedades del país.[19]

Si la pandemia tiene alguna consecuencia positiva, es que está centrando nuestra atención en los problemas duales que afectan a muchas de nuestras ciudades: la desigualdad y la salud. Dependiendo de las presiones y los recursos que afrontan las diferentes regiones a nivel mundial, el FEM sugiere que las estrategias de mitigación deben incluir[20]:

  • Sistemas de saneamiento mejorados
  • Más rutas peatonales para fomentar la actividad física
  • Diagnósticos personalizados para estilos de vida saludables
  • Frutas y verduras de cultivo vertical para dietas más nutritivas y de origen local
  • Intervenciones locales, como duchas públicas móviles
  • Políticas de ingresos universales para garantizar niveles de vida básicos

Este tipo de medidas no serán baratas ni logísticamente simples. Requerirán la cooperación de gobiernos nacionales y locales, promotores privados, inversores y organizaciones multilaterales.

El mundo en desarrollo podría llegar a depender de iniciativas como las instituciones financieras multilaterales de desarrollo (MDFI), cuyos mejores ejemplos son los bancos de desarrollo africanos y asiáticos. Estos grupos tienen la influencia necesaria para unir a los jefes de estado y a los líderes del sector privado en torno a ambiciosos planes de recuperación, reuniendo fondos para estrategias de desarrollo de infraestructuras urbanas a largo plazo.

Mejores ciudades para una vida mejor

Las ciudades no son nada sin las personas que las habitan. Me siento honrado de estar en condiciones de contribuir a crear soluciones que apoyen nuevas formas de vivir, trabajar e impulsar nuestro futuro, comercialmente como inversor en la infraestructura de la vida a través de Abdul Latif Jameel y también gracias a Community Jameel, la filantropía global de mi familia.

Todos tenemos derecho a una vida saludable, por lo que en 2018 Community Jameel cofundó la Clínica para el Aprendizaje Automático en la Salud Abdul Latif Jameel (Jameel Clinic) en el ITM, que lleva a cabo investigaciones vitales en aprendizaje automático, biología, química y ciencias clínicas. Jameel Clinic complementa el trabajo de nuestros otros laboratorios, incluido el Instituto de Investigación de Enfermedades y Emergencias Abdul Latif Jameel (Jameel Institute) en el Imperial College London, donde el análisis de datos de IA ayuda a identificar y prevenir enfermedades transmisibles y amenazas a la salud pública en todo el mundo, y el Laboratorio de Sistemas de Agua y Alimentos de Abdul Latif Jameel (J-WAFS), que impulsa la investigación, la innovación y la colaboración para abordar los desafíos urgentes de los sistemas mundiales de agua y alimentos, problemas que deberán estar en el corazón de cualquier ciudad verdaderamente sostenible.

En 2020 formalizamos nuestro compromiso de mejorar la atención sanitaria global al establecer Abdul Latif Jameel Health, centrada en acelerar el acceso a la sanidad moderna y en abordar las necesidades sanitarias insatisfechas en los mercados en desarrollo de todo el mundo. Esto complemente nuestras asociaciones existentes con empresas de tecnología sanitaria de todo el mundo, como las japonesas Cyberdyne y Cellspect, destinadas a mejorar la accesibilidad de la atención médica.

Asimismo, nos apasiona continuar nuestro legado como principales impulsores de soluciones de transporte ecológicas, que nos da una idea de cómo será la movilidad urbana en las próximas décadas.

Jugamos un papel clave en un proyecto piloto de coches de pila de combustible de hidrógeno en Arabia Saudí, para el que hemos suministrado una flota de prueba de vehículos de hidrógeno Toyota Mirai. También somos unos de los primeros inversores de RIVIAN, un innovador de vehículos eléctricos con sede en EE. UU., y hemos invertido en el pionero de taxis aéreos californiano Joby Aviation, ayudándolo a convertirse en la start-up de taxis aéreos mejor financiada del mundo.

Sin duda, uno de los mayores desafíos será generar energía limpia para alimentar nuestras ciudades. Por eso, en 2015 adquirimos el especialista en energía renovable Fotowatio Renewable Ventures (FRV), que ya está activo en 18 países con una variedad de proyectos de energía solar y eólica.

Del mismo modo, nuestra innovadora empresa Almar Water Solutions tiene como objetivo abordar las necesidades de agua de nuestra creciente población, con proyectos destacados en Mombasa (Kenia), Al Shuqaiq (Arabia Saudí) y Muharraq (Baréin). Recientemente, Almar volvió a ampliar su cartera con la adquisición del Ridgewood Group en Egipto, que opera 58 plantas de desalinización en todo el país.

Invertir para impulsar el cambio

Estas inversiones, y muchas otras similares, demuestran nuestro compromiso de invertir en negocios y tecnologías que brinden rendimientos basados tanto en mejoras ambientales, sociales o de gobernanza como en resultados financieros. También refleja el creciente interés a escala mundial por lo que se denominan inversiones ESG (Environmental, Social and Governance), que también se conoce como “inversión sostenible”. Esto podría generar dividendos para el desarrollo de nuevas tecnologías y de ideas con potencial para rediseñar nuestras ciudades.

Una investigación de PwC predice que los fondos de inversión ESG podrían aumentar su participación en el sector de fondos europeos del 15 al 57 %[21] para 2025. Esto podría tener grandes implicaciones para las empresas: que el capital se redirija hacia actividades sostenibles las obliga a ser transparentes en todo, desde su impacto medioambiental hasta cómo tratan a sus empleados.

Sin embargo, no se trata solo de cambiar los patrones de inversión institucional. Creo que las empresas privadas, como Abdul Latif Jameel, podemos ser catalizadores clave para fomentar la inversión empresarial y gubernamental en soluciones para combatir el cambio climático, acelerar la transición hacia una economía más sostenible y optimizar nuestras ciudades. Organizaciones como el Sindicato de Oportunidades Limpias, Renovables y Ambientales (CREO Syndicate), del que es miembro Abdul Latif Jameel, ya están ayudando a cambiar las actitudes y a explorar oportunidades de inversión privada en el mercado global de ESG.

Este tipo de iniciativas audaces puede lograr que nuestras ciudades sigan siendo centros de industria y cultura para las generaciones venideras.

Pero, ¿y si no logramos actuar como civilización?

Como consecuencia inmediata de la pandemia hay personas que abandonan las ciudades en favor de áreas menos pobladas, en busca de estilos de vida más seguros y sostenibles[22]. Por lo tanto, si queremos que las ciudades se reafirmen como catalizadores económicos, es posible que tengamos que ampliar nuestra imaginación y alterar nuestras prioridades.

Podríamos encontrar inspiración en Bután, Asia, donde los legisladores se guían cada vez más por el Índice de Felicidad Nacional Bruta.[23] O tal vez deberíamos seguir el ejemplo de países con visión de futuro, como Islandia y Nueva Zelanda, que cumplen cada vez más con las recomendaciones de la Alianza de la Economía del Bienestar.[24]

Sobre todo, al rediseñar nuestras ciudades para el siglo XXI, y más allá, debemos recordar que las ciudades deben estar al servicio de las personas, y no dejarnos engañar por lo contrario.

[1] https://www.weforum.org/agenda/2019/02/10-cities-are-predicted-to-gain-megacity-status-by-2030/

[2] https://www.un.org/en/development/desa/population/publications/pdf/urbanization/the_worlds_cities_in_2018_data_booklet.pdf

[3] https://www.mckinsey.com/industries/capital-projects-and-infrastructure/our-insights/smart-cities-digital-solutions-for-a-more-livable-future

[4] https://www.mckinsey.com/industries/capital-projects-and-infrastructure/our-insights/smart-cities-digital-solutions-for-a-more-livable-future

[5] https://www.rethinkx.com/press-release/2017/5/3/new-report-due-to-major-transportation-disruption-95-of-us-car-miles-will-be-traveled-in-self-driving-electric-shared-vehicles-by-2030#:~:text=95%20percent%20of%20U.S.%20passenger,as%20a%20Service%20(TaaS).&text=As%20fewer%20cars%20travel%20more,to%2044%20million%20in%202030.

[6] https://www.hok.com/ideas/research/autonomous-vehicles-urban-planning/

[7] https://www.wbcsd.org/Overview/Panorama/Articles/Should-we-try-to-make-parking-spaces-extinct

[8] https://www.mckinsey.com/industries/automotive-and-assembly/our-insights/ten-ways-autonomous-driving-could-redefine-the-automotive-world

[9] https://www.hok.com/ideas/research/autonomous-vehicles-urban-planning/

[10] https://www.smartcitiesworld.net/news/smart-cities-predicted-to-create-growth-opportunities-worth-246-trillion-by-2025-5714

[11] https://www.smartcitiesworld.net/news/news/european-commission-launches-smart-cities-marketplace-5720

[12] https://ec.europa.eu/environment/pubs/pdf/streets_people.pdf

[13] https://www.london.gov.uk/sites/default/files/air_quality_in_london_2016-2020_october2020final.pdf

[14] mckinsey.com/smartcities

[15] https://www.mckinsey.com/industries/capital-projects-and-infrastructure/our-insights/smart-cities-digital-solutions-for-a-more-livable-future

[16] https://www.bbc.com/future/article/20200701-skopje-north-macedonia-the-most-polluted-city-in-europe

[17] https://www.theguardian.com/cities/2018/mar/21/people-pouring-dhaka-bursting-sewers-overpopulation-bangladesh

[18] https://www.weforum.org/agenda/2020/08/healthy-cities-communities-post-covid19-great-reset-healthcare-disease-risk/

[19] http://www3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Consumption_Fast-Growth_Consumers_markets_India_report_2019.pdf

[20] http://www3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Consumption_Fast-Growth_Consumers_markets_India_report_2019.pdf

[21] https://www.pwc.lu/en/sustainable-finance/docs/pwc-esg-report-the-growth-opportunity-of-the-century.pdf

[22] https://www.theguardian.com/business/2020/oct/03/green-and-pleasant-beats-urban-buzz-as-families-opt-to-leave-cities?

[23] http://www.gnhcentrebhutan.org/what-is-gnh/gnh-happiness-index/

[24] https://wellbeingeconomy.org/wego