Es sorprendente pensar que hoy en día, pese a que en el mundo hay una riqueza sin igual, alrededor de 1700 millones de personas carecen de acceso a servicios bancarios y financieros básicos.[1] Es decir, casi una cuarta parte de la población mundial no puede ahorrar ni pedir dinero prestado de forma segura y, lo que es más importante, no tiene posibilidad de invertir para salir de la trampa de la pobreza.

Por supuesto, el dinero es mucho más que rectángulos de papel, discos metálicos o dígitos en una pantalla. El dinero significa libertad, oportunidad e independencia.

Según la ONU, sin servicios financieros, las personas en los países en desarrollo no pueden protegerse contra las dificultades económicas y financiar un futuro mejor. Si lo miramos desde una perspectiva más amplia, sociedades completas se pierden los beneficios progresivos del empoderamiento financiero: crecimiento económico, resiliencia, creación de empleo y desarrollo bien cimentados.

Por el contrario, al ampliar el acceso a herramientas financieras innovadoras, la inclusividad económica ayuda a desbloquear oportunidades de desarrollo y a mejorar las vidas de todos, especialmente de los pobres.[2]

La exclusión generalizada de los servicios financieros básicos es un escenario que demuestra una falta de visión a largo plazo. Imagínese: vivimos en un mundo en el que las poblaciones de innumerables países son económicamente impotentes, atrapadas en un ciclo de ciudadanía de segunda clase e incapaces de contribuir a la economía global.

Empoderar a estas víctimas, a menudo sin voz, de un sistema monetario imperfecto no solo es necesario desde un punto de vista moral: liberar el potencial económico sin explotar del planeta y dar rienda suelta a una nueva ola de emprendimiento es crucial para ayudar a reforzar la resiliencia financiera mundial.

Crear un sistema financiero con mayor visión de futuro y compasivo para el beneficio de todos está en nuestras manos. El primer paso implica apartar, al menos de momento, nuestros propios desafíos diarios y comprender las oportunidades perdidas y las desigualdades endémicas dentro del mundo en desarrollo.

Una reforma sistémica es clave para lograr mejoras a largo plazo

Las investigaciones muestran que solo el 71 % de los adultos de los países en desarrollo tienen una cuenta bancaria, en comparación con el 97 % en el Reino Unido y el 94 % en EE. UU.[3],[4],[5]

Unos 131 millones de microempresas, pequeñas y medianas empresas (MiPyME) en los mercados emergentes no tienen acceso a financiación, lo que impone restricciones obvias a su potencial para sobrevivir, y ni hablar de prosperar.[6] Además, la exclusión financiera afecta de forma desproporcionada a grupos vulnerables, como mujeres, pobres y pequeños agricultores.

Los tradicionalmente desfavorecidos tienen el deseo de trabajar e invertir para salir de la pobreza. No obstante, sin instalaciones bancarias cotidianas, sin acceso a servicios de seguros asequibles ni rutas obvias a mercados de inversión, el marco financiero no está en condiciones de responder a sus buenas intenciones ni de recompensar su ambición.

Para quienes tenemos la suerte de vivir en economías maduras, es tentador considerar la inclusividad financiera como un medio para pagar facturas sin complicaciones, repostar un automóvil familiar o conseguir un préstamo comercial. Sin embargo, en los países en desarrollo, la inclusividad financiera es la puerta de entrada para satisfacer necesidades básicas de la vida.

A nivel individual, podría significar la diferencia entre tener acceso a alimentos o pasar hambre, o ser capaz de beber agua limpia en lugar de sucia. A nivel comunitario, una gama básica de herramientas financieras (del tipo que se da por sentado en las economías establecidas) podría proporcionar acceso a mejoras, por ejemplo, en viviendas, hospitales y escuelas.

Esta clase de servicios tienen el potencial de desencadenar mejoras estructurales a largo plazo y aumentar la calidad de vida de las personas. Una persona sana y educada puede crear un negocio o impulsar una iniciativa local transformadora; una persona desnutrida y poco cualificada, centrada principalmente en la supervivencia diaria, no.

El lugar de nacimiento, la gran lotería de la vida, importa mucho. La mitad de la población mundial “sin bancos” vive en Asia, el 25 % en África y el 10 % en América Latina.

Garantizar la disponibilidad de productos financieros accesibles y asequibles en estas regiones tiene un potencial verdaderamente revolucionario. Los datos sugieren que la inclusividad financiera podría aumentar el PIB hasta un 14 % en economías en desarrollo, como la India, y hasta un enorme 30 % en mercados frontera (aquellos que carecen de capital, pero son ricos en recursos naturales), como Kenia.[7]

La inclusión financiera marca la diferencia entre quedarse anclado en el pasado o prepararse para el futuro, así que cada vez ocupa un puesto más importante en la agenda global.

El secreto para un mejor nivel de vida

La inclusión financiera se considera imperativa para al menos siete de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, el plan acordado internacionalmente para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos.[8]

  • Sin pobreza
  • Sin hambre
  • Buena salud y bienestar
  • Educación de calidad
  • Igualdad de género
  • Trabajo digno y crecimiento económico
  • Mejor industria, infraestructura e innovación

La inclusión financiera es fundamental para cumplir todos estos objetivos. Por ejemplo, el acceso a las finanzas podría ayudar a los agricultores en los mercados emergentes a mecanizar sus operaciones, reduciendo así el hambre; asociaciones públicas/privadas más eficientes podrían mejorar las instalaciones sanitarias y aumentar la productividad per cápita; un mayor gasto en educación podría impulsar los niveles de innovación y, posteriormente, el empleo; y una mayor independencia financiera para las mujeres podría mejorar la igualdad de género.

De hecho, el Grupo Banco Mundial (World Bank Group, WBG) considera que la inclusión financiera es fundamental para hacer realidad la noción de “prosperidad compartida”, un objetivo sostenible que todos podemos apoyar fervientemente.

El ámbito digital domina el futuro de la inclusión financiera

La iniciativa Universal Financial Access 2020 del WBG[9] tiene como objetivo aumentar enormemente el número de adultos en todo el mundo que son capaces de almacenar, ahorrar y recibir dinero a través de cuentas de transacciones, un requisito obligatorio para acceder a otros servicios financieros.[10] Su estrategia se basa en cinco pilares clave.

  • Tecnología financiera: aumentar el acceso a las finanzas digitales, alineando las políticas nacionales con la inclusión financiera, proporcionando asistencia técnica cuando sea necesario y desarrollando una mejor infraestructura de datos.
  • Segmentos desfavorecidos: desarrollar estrategias de intercambio de conocimientos y oportunidades de financiación digital adaptadas para mujeres y comunidades rurales, que impliquen a proveedores no tradicionales, como empresas de telecomunicaciones, oficinas postales y cooperativas.
  • Protección del consumidor: establecer principios de buenas prácticas y marcos legales integrales para proteger a la persona, mediante divulgaciones estandarizadas, supervisión de la conducta del mercado, protección de datos y resolución de disputas.
  • Capacidad financiera e información conductual: incorporar mensajes de educación financiera en programas e intervenciones existentes, vinculando así a los consumidores con los productos que mejor reflejen sus condiciones socioeconómicas y ambientales únicas.
  • Micro, pequeñas y medianas empresas: mejorar los datos sobre este sector complejo y diverso para aumentar el acceso a las finanzas y a un modelado de riesgos personalizado.

Gracias a esta iniciativa del WBG, hasta ahora, 1200 millones de personas en todo el mundo han obtenido acceso a una cuenta bancaria, mientras que más de 80 países han adoptado servicios financieros digitales.[11]

Más allá de estos pilares fundamentales, el WBG también ha ayudado a países a adoptar la digitalización de los pagos gubernamentales. Esto no solo ha fomentado las virtudes de las transacciones electrónicas, sino que también ha ayudado a reducir los costes, la corrupción y el fraude.

De hecho, los planes de apoyo al bienestar están demostrando ser un catalizador clave de la inclusión financiera en todo el mundo. Más de un tercio de los adultos en países de renta baja han abierto cuentas personales, principalmente para recibir pagos gubernamentales.[12]

Liderar con el ejemplo: inclusividad financiera en acción

El sector público debe demostrar su compromiso con la inclusión financiera reforzando sus marcos legales y normativos. Es crucial que los responsables políticos también se aseguren de que las infraestructuras financieras y de TIC sean adecuadas.

Para maximizar y organizar la prosperidad global de forma más equitativa, la tecnología ha de ocupar un papel protagonista. Las historias de éxito particulares muestran estrategias que otros países podrían tomar como ejemplo para sus políticas nacionales.

A menudo, China se considera el modelo a seguir en cuanto al comercio electrónico.[13] La epidemia de SARS en 2003 ayudó a impulsar los pagos digitales en la economía china. El “Año del SARS”, el minorista online Alibaba lanzó su primer web de comercio electrónico, Taobao, y el portal de pagos online, Alipay. Con una infraestructura de Internet fiable y un sistema de identificación integral, ahora China está reconocida como líder mundial en carteras y pagos digitales, componentes fundamentales para la inclusión financiera.

Si miramos más allá, recientemente las autoridades de la India han emitido una identificación biométrica única de 12 dígitos para el 99 % de sus ciudadanos adultos, lo que permite que más de 300 millones de personas adicionales abran cuentas bancarias,[14] una iniciativa sorprendente en una nación con una población altamente dispersa, donde muchos viven por debajo del umbral de la pobreza.

En el entorno ampliamente rural del África subsahariana ha florecido el denominado “dinero móvil”, que permite el uso de teléfonos móviles para acceder a servicios financieros. Benín, Camerún, la República del Congo, Gabón, Ghana, Malawi, Togo y Zambia han registrado un crecimiento de dos dígitos en el porcentaje de consumidores que utilizan servicios de dinero móvil. Entre 2018 y 2021 la propiedad de cuentas de dinero móviles creció más de un 70 % en regiones frágiles y afectadas por conflictos, lo que demuestra la importancia de la inclusión financiera para proteger a las personas de las presiones externas.[15]

En Mozambique, una nueva estrategia de inclusión financiera respaldada por el WBG tiene como objetivo proporcionarles al 60 % de los ciudadanos privados un acceso seguro a servicios financieros para finales de 2022, frente al 24 % de hace solo seis años.[16] Asimismo, en Perú, una apuesta por las iniciativas de microfinanzas está ayudando a las pequeñas empresas a obtener financiación para construir activos, expandirse y contratar a más personas. Se espera que pronto tres cuartas partes de la población tengan sus propias cuentas bancarias privadas, un aumento drástico en comparación con el 29 % de 2014.[17]

La inclusión financiera como un esfuerzo global

El Grupo Banco Mundial no es el único que identifica la importancia de la inclusividad financiera para la prosperidad global. En 2016, la Asociación Global para la Inclusión Financiera (Global Partnership for Financial Inclusion, GPFI) del G20 lanzó una serie de principios de alto nivel que promueven un enfoque de inclusión financiera donde se prioriza lo digital. Se incluyen nuevos estándares reconocidos internacionalmente para la infraestructura financiera y de TIC en áreas rurales desatendidas; un equilibrio de la innovación frente al riesgo; nuevas reglas respecto a la protección de datos de los clientes, así como estrategias para fortalecer la alfabetización digital y financiera en las sociedades en desarrollo.

Como vemos con frecuencia, la necesidad genera invenciones. Al igual que el SARS estimuló a China a avanzar en el ámbito del comercio electrónico, la pandemia de COVID-19 también ha ayudado a acelerar la adopción de nuevas tecnologías financieras en muchas economías en desarrollo.

En Turquía, por ejemplo, las medidas de distanciamiento social introducidas para limitar la propagación del coronavirus hicieron que los pagos sin contacto se duplicaran en 2021, en comparación con los 12 meses anteriores.[18] Este auge impulsó al Foro Económico Mundial a establecer el Centro Financiero de Estambul (Istanbul Financial Center, IFC), que proporciona una base para que las incipientes empresas de tecnología financiera del país prueben nuevos productos y tecnologías en un entorno regulatorio controlado.

El IFC apoyará y hará crecer el sector de la tecnología financiera de Turquía. (Crédito de la imagen: IFC).

Con alrededor de 78 millones de clientes de banca digital entre una población de unos 86 millones, Turquía es una clara historia de éxito en la inclusión financiera. Sin duda, ayuda que Turquía cuente con una demografía juvenil y experta en tecnología: el 40 % de su población tiene menos de 25 años y los teléfonos móviles han logrado una tasa de penetración del 95 %.

En todo Oriente Medio comenzamos a ver cómo las tradiciones y convenciones de las finanzas islámicas se integran con el panorama emergente de la inclusividad financiera. Las finanzas islámicas promueven el acceso generalizado a los fondos a través de dos medios alternativos: préstamos altruistas con interés cero (generalmente considerados “contratos de participación en el riesgo”) e instrumentos de redistribución de ingresos para ayudar a aliviar la pobreza.[19]

Estas costumbres ayudan a trasladar capital a través de los diversos estratos de la sociedad de manera rápida e independiente, lo que permite que los grupos más prósperos alivien las dificultades económicas entre las personas con menor seguridad financiera. Al hacerlo, las finanzas islámicas proporcionan un modelo para la inclusividad financiera a nivel comunitario que potencialmente podría tener éxito en todo el mundo.

Aprovechando el auge de las finanzas digitales, el siguiente desafío para los gobiernos y las ONG es lograr que las personas no solo sean titulares de una cuenta, sino que también la usen con regularidad. Una cuenta inactiva es inútil tanto para las personas como para las empresas, puesto que desperdicia los infinitos beneficios de estar totalmente conectado a la red financiera global.

La comodidad y la eficiencia son factores clave. Al igual que los smartphones se pueden deslizar o escanear para realizar compras en tiendas, una nueva generación de aplicaciones está ayudando a las empresas a convertir los teléfonos móviles en sistemas de punto de venta improvisados, lo que permite a las MiPyME aceptar pagos digitales por bienes y servicios.

En un mundo marcado por las frecuentes turbulencias, esto aporta una esperanzadora dosis de optimismo. Con la constante evolución de la tecnología digital, el aumento de la confianza pública y el aumento de los pagos gubernamentales en formato electrónico, parece que estamos en camino hacia un ecosistema económico más igualitario.

El sector privado puede promover la inclusión sostenible

A menudo se dice que vivimos en un mundo donde las fronteras son cada vez más invisibles. Nuestro vecino, en términos comerciales o culturales, podría vivir en la casa al lado o en el otro lado del planeta. En este contexto, nada justifica la exclusión financiera y la reticencia a ampliar el acceso a las finanzas.

No es solo una cuestión de moralidad, sino de sabiduría. En un mundo caracterizado por la incertidumbre, la inclusividad financiera es un camino claro para estabilizar la economía global y garantizar mejoras duraderas en la vida de las personas.

Por supuesto, en la ruta hacia la inclusividad financiera sigue habiendo retos considerables. De hecho, la ONU señala que para que todo el sistema digital funcione de forma equitativa, los gobiernos y el sector privado necesitan colaborar de forma más energética en aspectos como la conectividad, la ciberseguridad, la privacidad de datos, la identificación digital y la infraestructura física.[20]

Dada su reputación en el campo de la innovación y la potencia de sus inversiones financieras, Abdul Latif Jameel está desempeñando un papel relevante en la resolución del rompecabezas de las microfinanzas del sector privado.

En asociación con International Schools Egypt (ISE), Abdul Latif Jameel Finance Egypt está contribuyendo a mejorar el futuro de estudiantes de orígenes menos privilegiados dándoles acceso a una educación de calidad. Gracias a este plan, los estudiantes pueden pagar los costes de su matrícula en cuotas mensuales, en lugar de por adelantado, sin recargos ni intereses.

En otras partes del país, Abdul Latif Jameel Finance Egypt está ayudando a que más familias cambien sus coches “tradicionales” por vehículos eléctricos (VE) y apuesten por la ecología mediante una nueva iniciativa de financiación. Este programa de financiación de vehículos eléctricos ofrecerá a los clientes hasta unos 210 000 USD a lo largo de los próximos cinco años para fomentar la transición y luchar contra el cambio climático.

Bab Rizq Jameel Microfinance (BRJM), ahora parte de Abdul Latif Jameel Finance Saudi, también se esfuerza por ofrecer nuevas opciones financieras a los mercados desfavorecidos. Los préstamos de BRJM, que cumplen con la ley Sharia, abren nuevos horizontes de oportunidades para empresarios, familias y pymes en toda Arabia Saudí.

En este país, Abdul Latif Jameel también ha lanzado una nueva aplicación móvil para préstamos en efectivo: Cash Jameel permite a los clientes solicitar y obtener un préstamo, sin avalista, a través de una sencilla aplicación en sus teléfonos móviles. Los préstamos, que oscilan entre 2500- 5500 USD y pueden aprobarse en cuestión de minutos, son uno de los primeros productos financieros de este tipo en Arabia Saudí.

El año pasado, Abdul Latif Jameel nombró a Jaroslav Gaisler como vicepresidente de Servicios y Tecnología Financiera. Este cargo reconoce la importancia de las diversas oportunidades financieras para el emprendimiento y el empleo. La experiencia en tecnología financiera de Gaisler garantizará que nuestros instrumentos de financiación en Oriente Medio y más allá sean inclusivos y accesibles.

Asimismo, Abdul Latif Jameel Investment Management Company (JIMCO) facilita el acceso a las finanzas a innumerables empresas e individuos.

JIMCO ha invertido, por ejemplo, en la empresa de tecnología financiera de impacto social FlexxPay, mejorando así el bienestar financiero de los empleados de toda la región MENA. FlexxPay proporciona una plataforma de pago instantánea que permite a los trabajadores acceder a la remuneración que ya han obtenido antes de recibir su salario a final de mes. Al ofrecer una alternativa al ciclo de pago tradicional, FlexxPay aporta seguridad y dignidad a millones de personas que se enfrentan a tensiones financieras.

JIMCO también ha ayudado a financiar Tabby, una start-up de tecnología financiera que permite realizar compras ahora y pagarlas más adelante. Tabby empodera a los clientes de los EAU y Arabia Saudí al permitirles pagar sus compras (online o en tiendas físicas) en varios plazos o a través de un único pago a posteriori sin costes adicionales. Tabby es una solución que beneficia a ambas partes, puesto que ayuda a más de 2000 empresas a acelerar su crecimiento, al mismo tiempo que proporciona más libertad y flexibilidad financiera a los clientes.

Figopara, una start-up de tecnología financiera de Turquía, también ha recibido el respaldo de JIMCO en su misión de ampliar el capital circulante de las empresas. Al alargar las condiciones de pago a los proveedores, Figopara contribuye a optimizar el flujo de efectivo del negocio y reduce el riesgo de los acuerdos a lo largo de toda la cadena de suministro.

Otra inversión de JIMCO es Thndr, una plataforma móvil de negociación de renta variable diseñada para que las personas puedan invertir sin comisiones en acciones, bonos y fondos. Las cuentas de operaciones basadas en suscripciones de Thndr permiten a los usuarios comenzar a invertir rápidamente en empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Egipto y suscribirse a fondos mutuos administrados por los principales gestores de activos.

Del mismo modo, Rain permite a los inversores de Oriente Medio acceder a los mercados de criptomonedas. Rain cree que la inversión en criptomonedas debería ser rápida, económica y accesible para todos. Su misión principal es crear un intercambio de criptomonedas respetado internacionalmente en Oriente Medio, con aplicaciones nativas (iOS, Android, web) que permitan a los clientes comprar y vender varias monedas fiat y criptomonedas.

JIMCO también ha invertido en Lean Technologies, una plataforma B2B con sede en Riad que crea software fácil de desarrollar para conectar de forma segura las instituciones de servicios financieros con las cuentas bancarias de sus clientes. Esta tecnología, que es totalmente compatible con el modelo de banca abierta, permite a las empresas de tecnología financiera integrarse con una multitud de proveedores de servicios financieros en toda la región a través de una única plataforma: Lean Universal API.

Estas inversiones son pequeños pasos hacia la ampliación de la inclusividad financiera en todo el mundo: un viaje en el que todos deberíamos embarcarnos juntos. La inclusión financiera es mucho más que “llegar a fin de mes”. El acceso al dinero allana el camino hacia la libertad, la seguridad la autodeterminación y una mejor forma de vida para quienes más las necesitan.

 

[1] https://www.unsgsa.org/

[2] https://www.unsgsa.org/

[3] https://www.unsgsa.org/financial-inclusion

[4] https://www.statista.com/statistics/936174/number-of-adults-with-a-retail-or-savings-bank-account-united-kingdom/

[5] https://usafacts.org/articles/who-is-the-least-likely-to-have-a-bank-account-in-the-us/

[6] https://www.unsgsa.org/financial-inclusion

[7] https://www.ey.com/en_cz/news/2018/01/improved-financial-inclusion-could-boost-global-bank-revenues-by-us-200b

[8] https://sdgs.un.org/goals

[9] https://www.worldbank.org/en/topic/financialinclusion/brief/achieving-universal-financial-access-by-2020

[10] https://www.worldbank.org/en/topic/financialinclusion/overview#2

[11] https://www.worldbank.org/en/topic/financialinclusion/overview#1

[12] https://www.worldbank.org/en/topic/financialinclusion/overview#1

[13] https://www.lazardassetmanagement.com/uk/en_uk/references/fundamental-focus/financial-inclusion

[14] https://www.moneyandbanking.com/commentary/2017/11/5/banking-the-unbanked-the-indian-revolution

[15] https://www.gsma.com/mobilefordevelopment/blog/findex-2021-data-why-mobile-money-is-now-a-mainstream-financial-service/             

[16] https://www.worldbank.org/en/topic/financialinclusion/overview#3

[17] https://www.worldbank.org/en/news/feature/2015/08/05/peru-launches-national-financial-inclusion-strategy-to-expand-financial-inclusion

[18] https://www.weforum.org/agenda/2022/05/new-technologies-improve-financial-inclusion/

[19] https://www.weforum.org/agenda/2022/05/new-technologies-improve-financial-inclusion/

[20] https://www.unsgsa.org/financial-inclusion