La colaboración será esencial para las iniciativas mundiales de gestión sostenible y responsable del uso del agua.

El concepto de neutralidad de carbono ya es bien conocido, y muchos gobiernos y líderes del sector en todo el mundo han suscrito el objetivo de cero emisiones netas de carbono de aquí a 2050. Por el momento, la neutralidad del agua no goza de tanta notoriedad. Pero es un tema que está llamado a desempeñar un papel cada vez más importante en los debates empresariales y políticos a nivel mundial. Entonces, ¿en qué consiste exactamente la neutralidad del agua?

Echemos un vistazo al papel que desempeña el agua en nuestras vidas. Beber suficiente agua es, sin duda, esencial para la vida. Pero el agua también desempeña un papel fundamental en muchos otros aspectos. La usamos en nuestros hogares a diario para lavar, cocinar y limpiar. Los agricultores la necesitan para cultivar alimentos. Y desempeña un papel esencial en numerosas industrias, desde la metalúrgica a la química, pasando por la del papel.

En cierto sentido, el agua es abundante: al fin y al cabo, cubre el 70 % de nuestro planeta. Pero el agua dulce, que suele ser la que necesitamos, es mucho más escasa. Solo constituye el 3 % del agua del planeta, y dos tercios de ella no se pueden utilizar o está retenido en glaciares.[1]. El problema se agrava debido a que el consumo de agua va en aumento. En todo el mundo, el consumo de agua ha aumentado aproximadamente un 1 % cada año durante los últimos 40 años, según el Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo de 2023 realizado por la Unesco.[2]. Esto se debe a factores como el crecimiento demográfico, los cambios en las pautas de consumo y el desarrollo socioeconómico. Se calcula que la demanda global de agua seguirá creciendo a un ritmo del 1 % anual, lo que supone un aumento potencial del 20 % al 30 % para 2050.

La escasez de agua: un problema cada vez mayor

A pesar de que la demanda de agua está en aumento, en muchos lugares el cambio climático y el calentamiento global están provocando su escasez. En 2023, por ejemplo, se ha registrado una sequía invernal sin precedentes en gran parte de Europa tras lo que se cree que ha sido el verano más seco del continente en 500 años[3] en 2022. El nivel del agua, mucho más bajo de lo habitual, hizo que los barcos alemanes no pudieran cargar toda su mercancía en algunos puertos, y no se pudieron regar lo suficiente los parques públicos de Barcelona. Por otro lado, un reciente estudio internacional reveló que el cambio climático estaba empeorando las sequías en el Cuerno de África[4]. Los problemas resultantes han sido malas cosechas, pérdidas de ganado, menor disponibilidad de agua superficial y aumento del riesgo de conflictos. Más de cuatro millones de personas en la región precisaron ayuda humanitaria.

Un mundo sumido en la escasez de agua se enfrentaría sin duda a graves problemas, desde volatilidad financiera hasta hambruna y conflictos. Para muchas personas, esto ya es una realidad. Entre 2000 y 3000 millones de personas en todo el mundo ya sufren escasez de agua durante al menos un mes al año. Y se prevé que la población urbana afectada por la escasez de agua se duplique hasta alcanzar los 2400 millones de personas de aquí a 2050[5]. El Informe de la UNESCO sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo 2023[6] –que se hizo público en la conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre el agua celebrada en Nueva York a principios de este año– afirma que, para algunas regiones, la escasez de agua agravada por el cambio climático podría suponer una pérdida del 6% del PIB de aquí a 2050.

¿Qué es la huella hídrica?

Es evidente que a todos nos interesa abordar este problema. La primera etapa consiste en desarrollar una mejor comprensión, entre particulares, empresas y gobiernos, del uso del agua y de cómo podemos gestionarlo. Aquí es donde entra en juego la idea de “huella hídrica”. Al igual que la huella de carbono, la huella hídrica hace referencia a la cantidad de agua consumida por una persona, lugar u organización, o utilizada en un proceso concreto.

Según la Water Footprint Network , la huella hídrica “mide la cantidad de agua utilizada para producir cada uno de los bienes y servicios que utilizamos.

Puede medirse para un único proceso, como el cultivo del arroz, para un producto, como un par de vaqueros, para el combustible que ponemos en nuestro coche o para toda una empresa multinacional”. Sobre esta base, la huella hídrica per cápita de los EAU, por ejemplo, es de 2270 galones al día (8593 litros). En comparación, la huella hídrica de Bangladesh es de 557 galones (2108 litros)[7].

A nivel doméstico, este uso podría reducirse de varias maneras. Cambiar de hábitos (como darnos duchas más cortas o cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes) podría llevarnos a utilizar menos agua en nuestros hogares. Podríamos alcanzar el mismo objetivo instalando nuevos dispositivos, como grifos inteligentes o un inodoro que ahorre agua. Reutilizar el agua también puede influir en la huella hídrica doméstica. Por ejemplo, hay quien utiliza un cubo para recoger el agua de la ducha, que luego puede reutilizar para limpiar el coche. Además, recoger el agua de lluvia para utilizarla en casa también puede reducir el consumo total de agua.

Si consideramos las huellas hídricas a mayor escala, se aplican los mismos principios de reducción y reutilización que en el hogar. Algunas empresas están dando un ejemplo alentador. La multinacional de productos de consumo Colgate-Palmolive ha reducido el consumo de agua en su ciclo de producción en un 52 % entre 2002 y 2022, el equivalente a unas 26 000 piscinas olímpicas. Ahora se ha fijado el objetivo de conseguir la neutralidad hídrica en todos sus centros de fabricación situados en zonas con escasez de agua antes de 2025, y en todos los demás centros antes de 2030.[8]

En el sector tecnológico, varias empresas de renombre están haciendo grandes esfuerzos por reducir el consumo de agua. En su campus de Mountain View, en la bahía de San Francisco (EE. UU.), Google utiliza una serie de medidas de eficiencia hídrica, como la recogida de agua de lluvia y el reciclado de aguas residuales, (los inmuebles más grandes, como las oficinas, pueden utilizar sistemas de recogida, tratamiento y posterior reutilización de las aguas residuales, cuya instalación en los hogares suele resultar poco económica). La empresa también está utilizando una tecnología de bomba de calor geotérmica para reducir el consumo anual de electricidad destinada a la climatización del campus en un 60 %, y reducir directamente la demanda de agua para la climatización en un 90 %. Google también está reduciendo la cantidad de agua que utiliza para enfriar sus centros de datos, abasteciéndose de agua procedente de lugares como fábricas, el mar y canales, o incluso sustituyendo por completo la refrigeración por agua por tecnología de refrigeración por aire.

Para muchas empresas y organizaciones, reducir a cero la huella hídrica resultará difícil de conseguir únicamente con medidas de reducción y reutilización. En la práctica, por tanto, al igual que ocurre con la compensación de emisiones de carbono, alcanzar lo que podríamos llamar “neutralidad hídrica” a menudo implicará compensar cualquier uso de agua que subsista tras la aplicación de estas medidas, invirtiendo en iniciativas que permitan ahorrar, restaurar o reponer el agua.

Google, por ejemplo, ha colaborado en un proyecto para reducir la cantidad de agua extraída del embalse del lago Mead, en los estados norteamericanos de Nevada y Arizona. También está invirtiendo en sistemas de recogida de agua de lluvia en Irlanda y en la eliminación de especies invasoras “sedientas” de las montañas de San Gabriel, cerca de Los Ángeles, para apoyar el ecosistema local. Mediante programas como este, la empresa promete que en 2030 será “hídricamente positiva”, reponiendo el 120 % del agua que consume en sus oficinas y centros de datos[9]. Tanto Facebook como Microsoft también se han comprometido a recuperar más agua de la que consumen para 2030.[10].[11]

Un enfoque sistémico

La idea de la neutralidad hídrica podría parecernos una cuestión relativamente sencilla: reducir la huella hídrica a cero. Pero la realidad es compleja, entre otras cosas porque una gran parte de la huella hídrica, ya sea de particulares o de empresas, es indirecta.

Nuestro impacto personal en la demanda de agua no procede únicamente del agua que utilizamos en nuestros hogares. También procede del agua utilizada para cultivar los alimentos que consumimos, confeccionar la ropa que llevamos o para muchos otros productos y servicios que utilizamos. Según la Water Footprint Network, cada consumidor global consume una media de 5000 litros de agua al día. La huella hídrica media del tejido de algodón es de 10 000 litros por kg, lo que significa que la fabricación de unos vaqueros puede costar 8000 litros de agua. Cultivar suficiente té negro para una taza normal, por ejemplo, requiere 120 tazas de agua del mismo tamaño[12].

El impacto de las empresas en el uso del agua es aún más complicado. Los expertos de McKinsey and Company[13] sostienen que la huella hídrica de una empresa se ve afectada por cuatro áreas clave en la cadena de valor: materias primas, proveedores, operaciones directas y uso del producto. Pensemos, por ejemplo, en una camiseta de algodón. En primer lugar, el agua se utiliza en el cultivo del algodón utilizado para la camiseta, y después, por parte del proveedor que transforma el algodón en tejido. A continuación, por las distintas empresas que fabrican, transportan y venden la camiseta, y posteriormente por la persona que compra la prenda y la lava en casa.

A menudo, las ambiciones hídricamente positivas de las empresas solo afectan a las operaciones directas. El compromiso de Google, por ejemplo, abarca el agua consumida en sus oficinas y centros de datos. Pero no incluye el agua utilizada en otras partes de su cadena de valor, como en la fabricación de sus productos de hardware y equipos de centros de datos. Para algunas empresas, como las de los sectores manufacturero o agrícola, la huella hídrica, tanto directa como indirecta, será sustancial y compleja. Así pues, por una serie de razones, debemos pensar en la huella hídrica del sistema para abordar realmente la neutralidad hídrica.

Introducción a la gestión del agua

El agua dulce procede de las cuencas hidrográficas, también conocidas como cuencas de drenaje. Son zonas donde el agua de lluvia se acumula y desemboca en masas de agua como ríos o lagos. Sin embargo, muchas de ellas se encuentran en situación de escasez, con una elevada proporción de agua extraída. Con el fin de proteger y mejorar las cuencas hidrográficas, cada vez se presta más atención a la gestión del agua, definida por la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) como “el uso del agua de forma socialmente equitativa, medioambientalmente sostenible y económicamente beneficiosa”[14].

Muchos proyectos de gestión del agua implican trabajar con otras organizaciones y comunidades para conservar y mejorar las cuencas hidrográficas. En 2017, por ejemplo, Facebook se asoció con la Fundación Medioambiental Bonneville y la organización sin ánimo de lucro Trout Unlimited para prestar apoyo al caudal y el drenaje en el curso superior del río Grande en Nuevo México, utilizando nuevas herramientas para gestionar, almacenar y suministrar agua. También ha trabajado con la ciudad de Eagle Mountain, en Utah, para crear un sistema que permita a los parques de la ciudad reutilizar las aguas residuales tratadas de la empresa.

Algunas empresas trabajan con proveedores y clientes para respaldar prácticas responsables en toda su cadena de valor, así como en sus operaciones directas. Teniendo en cuenta las previsiones que indican un aumento de la escasez de agua en las zonas en las que trabajan sus proveedores, Colgate-Palmolive ha estado interactuando con el Mint Industry Research Council (Consejo de Investigación de la Industria de la Menta) para explorar enfoques como el riego inteligente para promover el uso responsable del agua entre los agricultores de menta natural. La empresa también ha llevado a cabo seminarios web para destacar las mejores prácticas de gestión del agua entre los proveedores indios. De aquí a 2025, pretende conseguir que el 100 % de sus proveedores de materiales de regiones con escasez de agua adopten medidas para garantizar la seguridad del agua[15].

El año pasado la multinacional estadounidense Procter and Gamble (P&G) hizo una promesa especialmente interesante, al considerar toda su cadena de valor en su estrategia hacia un futuro positivo para el agua, publicada en 2022[16]. P&G se ha fijado el objetivo para 2030 de recuperar más agua de la que consumen sus centros de producción en 18 zonas del mundo con escasez de agua. Y lo que es más insólito, para ese mismo año pretende recuperar más agua de la que se consume al utilizar productos P&G en dos zonas urbanas con escasez de agua: Los Ángeles y Ciudad de México. P&G calcula que estas dos áreas representan más de la mitad del consumo total de agua asociado a P&G en sus 18 áreas prioritarias.

Definición y medición

Así pues, los esfuerzos en la gestión del agua parecen estar cogiendo impulso. Pero existen retos importantes. Algunos de ellos están relacionados con la definición de los conceptos y las ambiciones. Por ejemplo, el “consumo” de agua no suele referirse a todo el uso del agua: se define normalmente como el agua que no vuelve a la cuenca local, sino que se pierde por fugas, evaporación o por incorporarse a los productos. Así es como P&G y Facebook definen el consumo. En otros casos, no siempre queda claro a primera vista.

Además, las cosas se complican rápidamente a la hora de concretar el significado de “restaurar” el agua, lo que probablemente significará cosas distintas en lugares diferentes. En su estrategia sobre el agua, P&G afirma que la mejor manera de definir el término “restaurar” es “mejorar, gestionar o proteger el agua”. Entre los ejemplos de posibles proyectos de restauración que da se incluyen la gestión de humedales, la reforestación de tierras, la mejora de los sistemas de riego, así como la detención de fugas y el apoyo a programas de conservación. Según P&G, estas medidas ayudan a proteger los ecosistemas, recargan las reservas de agua subterránea, reducen la cantidad de agua desviada y mejoran la calidad del agua.

Medir la eficacia de estas actividades también es complicado. Una organización destacada en este sentido es el World Resources Institute (WRI), que incluye entre sus principales prioridades trabajar por un futuro seguro para el agua. El WRI ha desarrollado una metodología normalizada para cuantificar y comunicar las actividades de gestión del agua[17], utilizada por empresas como Facebook. También ha trabajado con empresas individuales, como P&G y el gigante alimentario Cargill, para desarrollar estrategias y objetivos relacionados con el agua.

Desafíos políticos

Aparte de estos retos técnicos, las iniciativas mundiales para lograr una buena gestión del agua y la neutralidad hídrica también se enfrentan a considerables obstáculos políticos, que podemos comprender observando la agricultura. Este sector representa la mayor parte del consumo mundial de agua: el 70 %, según McKinsey[18], frente al 19 % de uso procedente de la industria y apenas el 11 % de los hogares. También es uno de los más complejos a la hora de afrontar los retos hídricos.

El Banco Mundial afirma que entre los factores que limitan la mejora de la gestión del agua en la agricultura se encuentran “políticas inadecuadas, importantes deficiencias institucionales y limitaciones de financiación”[19]. Por ejemplo, las autoridades de las cuencas hidrográficas suelen disponer de una capacidad limitada para hacer cumplir las asignaciones de agua, y la mayoría de los gobiernos y usuarios del agua no invierten lo suficiente en sistemas de riego y drenaje. Aunque los proyectos individuales financiados por el Banco Mundial han dado lugar a mejoras, el banco reconoce que para hacer frente a los retos futuros será necesario “reconsiderar exhaustivamente cómo se gestiona el agua en el sector agrícola”. En esta misma línea, la OCDE advierte de que los retos futuros relacionados con la gestión del agua en la agricultura son “extremadamente complejos y localmente diversos”[20]. Insta a los gobiernos a que actúen para reforzar la normativa, crear incentivos para los agricultores y limitar el uso excesivo de agua.

La colaboración es fundamental

Es evidente que existen obstáculos considerables a la hora de desarrollar una mejor gestión del agua y trabajar por la neutralidad hídrica. Pero también hay avances positivos.

Illustration by Graeme Mackay

En Abdul Latif Jameel estamos orgullosos de participar en algunos de ellos, a través de Almar Water Solutions. Almar Water Solutions desarrolla soluciones tecnológicas que responden a los retos relacionados con el agua y gestionan eficazmente los recursos hídricos para construir sociedades más resistentes y sostenibles.

Se centra en soluciones no convencionales para el agua, como la desalinización y la reutilización, tanto en el sector municipal como en el industrial, aplicándolas con un firme compromiso con la calidad, la innovación y la sostenibilidad. En marzo de 2023, por ejemplo, la empresa firmó un contrato, junto con otros socios, para desarrollar una planta de tratamiento de aguas en apoyo al proyecto de instalaciones petrolíferas Zuluf Onshore en el Golfo Pérsico, reduciendo significativamente su huella hídrica. Esto sigue a su trabajo en otros importantes proyectos de infraestructuras hídricas, como Shuqaiq 3, una de las mayores plantas de desalinización por ósmosis inversa del mundo, en la costa del Mar Rojo, en Arabia Saudí, y que fue reconocida en la categoría de Planta de desalinización del año en los premios Global Water Awards 2023.

La planta de desalinización por ósmosis inversa Shuqaiq 3, en la costa del Mar Rojo en Arabia Saudí, con una capacidad de 450 000 m³/día, es una de las mayores del mundo, y abastece a la población de las actividades agrícolas e industriales de las provincias de Asir y Jizan, donde viven casi 4 millones de personas.

Aprovechar el potencial de tecnologías como la desalinización y el tratamiento es, sin duda, parte de la respuesta a los retos mundiales del agua. Pero, en última instancia, necesitamos soluciones tanto políticas como técnicas. El éxito de la gestión del agua depende de la cooperación eficaz entre numerosas partes interesadas, como las empresas nacionales del agua, los servicios públicos del agua, los reguladores y los productores agrícolas. Tras la Conferencia sobre el Agua de la ONU en 2023, la UNESCO afirmó que “casi todas las intervenciones relacionadas con el agua implican algún tipo de cooperación”, argumentando que impulsar la cooperación internacional es “la única manera de evitar una crisis mundial del agua en las próximas décadas”[21].

En los últimos años, se ha dado un impulso creciente a la colaboración internacional. El CEO Water Mandate del Pacto Mundial de la ONU es una plataforma que permite a las empresas comprometerse a actuar en seis áreas de gestión del agua e informar anualmente sobre sus progresos. Entre las 240 empresas firmantes del mandato figuran Coca-Cola, Nestlé y otras grandes corporaciones. Docenas de ellas también se han unido a la Water Resilience Coalition (coalición para la resiliencia hídrica) del mandato, una iniciativa lanzada en 2020 que pretende lograr un impacto positivo en el agua de aquí a 2030 mediante acciones colectivas en más de 100 cuencas con escasez de agua.

Programas como estos sugieren que las grandes empresas mundiales comprenden cada vez mejor la importancia de una gestión eficaz del agua. Pero el Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo[22] de la UNESCO subraya que es probable que las soluciones satisfactorias involucren a gobiernos, comunidades y ciudadanos, además de a las empresas.

Los fondos para el agua son uno de esos enfoques. Son planes de financiación que reúnen a usuarios del agua, como empresas, ciudades y servicios públicos, con el fin de invertir en proyectos de mejora “aguas arriba” y han tenido éxito en países como Kenia y México. En este último, desde 2013 el fondo para el agua de Monterrey ha ayudado a mantener la calidad del agua, reducir las inundaciones y restaurar los hábitats naturales.

Nunca será suficientemente pronto para avanzar en el desarrollo de una mayor cooperación como esta. Como declaró Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO, en la Conferencia sobre el Agua de la ONU de 2023[23]: “El agua es nuestro futuro común y es esencial que actuemos conjuntamente para compartirla equitativamente y gestionarla de forma sostenible”.

Tal y como yo lo veo, el siguiente paso necesario es intimidante, pero claro. En todo el mundo, las distintas personas y organizaciones interesadas en mantener fuentes de agua limpias y fiables deben unirse para llegar a un entendimiento común de lo que esto implicaría. Si conseguimos hacer esto, dispondremos de la mejor oportunidad posible de abordar la situación con la urgencia que requiere.

 

[1] https://www.worldwildlife.org/threats/water-scarcity

[2] https://www.unesco.org/reports/wwdr/2023/en/download

[3] https://www.theguardian.com/weather/2023/mar/04/very-precarious-europe-faces-growing-water-crisis-as-winter-drought-worsens

[4] https://www.worldweatherattribution.org/human-induced-climate-change-increased-drought-severity-in-southern-horn-of-africa/

[5] https://www.unesco.org/en/articles/imminent-risk-global-water-crisis-warns-un-world-water-development-report-2023

[6] https://www.unesco.org/reports/wwdr/2023/en/download

[7] https://www.watercalculator.org/footprint/water-footprints-by-country/

[8] https://www.colgatepalmolive.com/content/dam/cp-sites/corporate/corporate/common/pdf/sustainability/colgate-palmolive-sustainability-and-social-impact-final-report-2022.pdf

[9] https://blog.google/outreach-initiatives/sustainability/replenishing-water/

[10] https://tech.facebook.com/engineering/2021/8/facebook-is-committed-to-being-water-positive-by-2030/

[11] https://blogs.microsoft.com/blog/2020/09/21/microsoft-will-replenish-more-water-than-it-consumes-by-2030/

[12] https://www.waterfootprint.org/resources/interactive-tools/product-gallery/

[13] https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/water-a-human-and-business-priority

[14] https://www.unido.org/our-focus/safeguarding-environment/resource-efficient-and-low-carbon-industrial-production/industry-and-adaptation/water-stewardship

[15] https://www.colgatepalmolive.com/content/dam/cp-sites/corporate/corporate/common/pdf/sustainability/colgate-palmolive-sustainability-and-social-impact-final-report-2022.pdf

[16] https://s1.q4cdn.com/695946674/files/doc_downloads/esg/2022/water/P-G-Strategy-Toward-a-Water-Positive-Future.pdf

[17] https://www.wri.org/research/volumetric-water-benefit-accounting-vwba-method-implementing-and-valuing-water-stewardship

[18] https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/water-a-human-and-business-priority

[19] https://www.worldbank.org/en/topic/water-in-agriculture

[20] https://www.oecd.org/agriculture/topics/water-and-agriculture/

[21] https://www.unesco.org/en/articles/imminent-risk-global-water-crisis-warns-un-world-water-development-report-2023

[22] https://www.unesco.org/reports/wwdr/2023/en/download

[23] https://www.unesco.org/en/articles/imminent-risk-global-water-crisis-warns-un-world-water-development-report-2023