La transición hacia una economía ecológica ofrece emocionantes oportunidades. Sin embargo, para aprovechar al máximo este potencial, los gobiernos, inversores y empresas tendrán que tomar decisiones audaces.

Profesor Jim Skea CBE FRSE FEI HonFSE
Facultad de Ciencias Naturales, Centro de Política Ambiental, Imperial College London y presidente del IPCC

El nuevo presidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC), el profesor Jim Skea, dejó clara la urgencia del desafío climático al que se enfrenta nuestro mundo.

En octubre de 2023 comentó al periódico británico The Guardian:

“Cuanto más tiempo tardemos en actuar, mayores serán las emisiones de CO2 acumuladas en la atmósfera y, por lo tanto, peor será el calentamiento. La situación en la que nos encontramos es urgente, estamos en unas circunstancias nefastas. No obstante, si nos decidimos a solucionarlo, podríamos lograrlo”.[1]

Los comentarios del profesor Skea dejan claro que, para que el mundo supere el desafío planteado por el cambio climático, se necesitará una transformación importante y una acción concertada. Para mantener las temperaturas globales por debajo de niveles peligrosos, tendrán que suceder muchas cosas en poco tiempo.

La transición ecológica

El cambio a las energías renovables, el desarrollo de nuevas tecnologías de captura de carbono y la transformación de nuestros entornos de vida son una parte fundamental de la ecuación. Un informe de McKinsey publicado en 2020 reveló que “alcanzar las cero emisiones netas implicaría una drástica transformación de la economía mundial”. Esta transición requeriría “cambios significativos” en los sistemas que producen emisiones globales: energía, industria, movilidad, construcción, agricultura, residuos, silvicultura y otros usos de la tierra.[2]

El modelo de McKinsey de una transición a las cero emisiones netas para 2050 reveló que para ese año, por ejemplo, los volúmenes de producción de petróleo y gas deberían ser un 55 % y un 70 % más bajos respectivamente que los niveles actuales, mientras que la producción de carbón para el uso de energía tendría casi que desaparecer. Al mismo tiempo, la producción de acero aumentaría en torno a un 10 %, tratándose casi únicamente de acero de bajas emisiones, que actualmente solo representa una cuarta parte de la producción.

Impacto en el empleo

Este tipo de tendencias tendrían importantes implicaciones para la naturaleza de la economía global. El informe indica que la transición a las cero emisiones netas implicaría un aumento en el gasto de capital anual global de aproximadamente 3,5 billones de USD al año en nuevos activos, así como la descarbonización de los activos existentes. Naturalmente, también se produciría un impacto significativo en el empleo. Las previsiones sugieren que podría haber una ganancia neta de millones de puestos de trabajo a nivel mundial como resultado de la transición a las cero emisiones netas. Esto reflejaría los amplios cambios en la economía, por ejemplo, con más vacantes en áreas como la energía renovable y menos en las industrias relacionadas con los combustibles fósiles.

Simon Stiell, secretario ejecutivo de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Crédito de la fotografía © ONU

En la última conferencia sobre el clima COP28 celebrada en Dubái el pasado diciembre, el secretario ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, Simon Stiell, subrayó tanto la magnitud de los cambios necesarios como las oportunidades positivas que ofrecen y declaró antes los periodistas que “Una mayor ambición climática significa más empleos, economías más sólidas, un crecimiento económico más fuerte, menos contaminación y mejor salud. Además, genera mucha más resiliencia para proteger a las personas de todos los países de los fantasmas climáticos que nos acechan”.[3]

Se esperan millones de empleos más

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), una agencia de las Naciones Unidas, predice que la transición a una economía ecológica, que mantendría los niveles de calentamiento global por debajo de 2 ºC, conduciría a un aumento neto de los puestos de trabajo para 2030. Un importante informe[4] de la OIT prevé que, aunque la transición provocaría la pérdida de 6 millones de empleos, también crearía otros 24 millones, lo que resultaría en un aumento neto de 18 millones de empleos.

La OIT afirma que esto será resultado de “la adopción de prácticas sostenibles, incluidos cambios en la mezcla energética, el crecimiento previsto en el uso de vehículos eléctricos y el aumento de la eficiencia energética en edificios existentes y futuros”.

En general, el análisis de la OIT sugiere que la transición a una economía verde traerá consigo muchas oportunidades de crecimiento. Por ejemplo, se espera que la creación de empleo en el sector de las energías renovables sea más alta, aproximadamente un 11 % más que en un “escenario empresarial habitual”. Según la organización, el aumento neto del empleo se vería impulsado por la mayor demanda laboral de fuentes de energía renovables en comparación con los combustibles fósiles, así como por otros puestos de trabajo a lo largo de toda la cadena de valor. Por ejemplo, su análisis sugiere que, además del empleo directo en las industrias ecológicas, se crearían más de 2 millones de vacantes en la fabricación de la maquinaria necesaria para producir vehículos eléctricos y generar electricidad a partir de energías renovables.

El análisis de la organización incluyó 163 industrias en 44 países y cinco regiones. Descubrió que la transición ecológica traería consigo 6,5 millones de puestos de trabajo más en la construcción y 2,5 millones más en la fabricación de maquinaria y equipos eléctricos. En términos porcentuales, las tres industrias principales donde se prevé un mayor crecimiento de la demanda laboral están relacionadas con la producción de electricidad: energía térmica solar (3,0 %), energía geotérmica (0,4 %) y energía eólica (0,4 %).

Sin embargo, no todo el mundo se beneficiaría de los cambios.

Como señala la OIT, la creación de empleo neto prevista “enmascara una importante reestructuración de la economía, con pérdidas de empleo en los sectores de los combustibles fósiles y las industrias relacionadas, así como en las regiones que dependen en gran medida de ellos”.

Según la OIT, estos cambios estructurales en la economía global tendrían un impacto significativamente diferente en distintas partes del mundo. Aunque se produciría un aumento neto del empleo en América, Asia y Pacífico (3, 14 y 12 millones de empleos respectivamente), Oriente Medio y África podrían sufrir pérdidas netas de empleo, a menos que se tomen medidas para preparar a la fuerza laboral para la nueva economía.

Brecha de habilidades ecológicas

En general, la transición a una economía ecológica presenta una oportunidad transformadora a nivel mundial. No obstante, el mundo tendrá que superar serios desafíos para aprovecharla.

La transición a las energías renovables puede dar lugar a más oportunidades de empleo, pero necesitamos volver a formar y mejorar las habilidades de las personas, y esto no sucede automáticamente”, declaró Olga Strietska-Ilina, especialista en estrategia de habilidades para futuros mercados laborales en la OIT.

En primer lugar, la significativa expansión de las industrias ecológicas genera una creciente necesidad de personas que ocupen puestos dentro de ellas. Sin embargo, esto no es necesariamente un asunto sencillo. Un informe del año pasado de la Agencia Internacional de la Energía (AIE)[5] reveló que la descarbonización del sector energético mundial ya está en marcha y que la energía limpia emplea al 50 % del total de trabajadores del sector energético. Según este informe, los empleos en el sector energético seguirán creciendo.

En 2021, el total aumentó en 1,3 millones con respecto a 2019 y se espera que se incremente otro 6 % en 2022, de acuerdo con la AIE. Prácticamente todo el crecimiento del empleo vino de la energía limpia, que representa una proporción cada vez mayor en los puestos de trabajo del sector energético a medida que se ponen en marcha nuevas instalaciones de fabricación de tecnología solar y vehículos eléctricos.

No obstante, dentro de las industrias de la energía verde hay preocupaciones sobre la capacidad de contratar a suficientes trabajadores con las habilidades necesarias para llevar a cabo las nuevas funciones emergentes. Como señala la AIE, el sector energético requiere una proporción sustancial de trabajadores cualificados. Alrededor del 45 % de los trabajadores de la energía ocupan puestos de trabajo altamente cualificados, en comparación con un cuarto de la economía en su conjunto. La cuota es aún mayor para las funciones de investigación y desarrollo, que se espera que crezcan rápidamente en los próximos años para impulsar las nuevas innovaciones.

La AIE dijo que muchas de las empresas energéticas entrevistadas se enfrentaban a un entorno muy competitivo para contratar candidatos con las habilidades adecuadas. Especialmente, este era el caso para gestores de proyectos, puestos técnicos y trabajos relacionados con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM).

No solo se necesitan habilidades dentro del sector energético, sino también en las áreas adyacentes que apoyarán la transición ecológica, como infraestructura, transporte, planificación y entornos urbanos.

Otro informe de la AIE[6], de octubre de 2023, señala que la escasez de trabajadores de la construcción ya está amenazando el avance de las instalaciones de energía limpia en docenas de mercados de todo el mundo y que también está resultando difícil contratar a suficientes personas en los oficios (como electricistas y fontaneros) y las funciones de fabricación que se necesitan para cumplir con los objetivos de descarbonización.

Del mismo modo, en 2023 el informe Global Green Skills[7] de LinkedIn advirtió que “el aumento de la demanda de habilidades ecológicas está superando el aumento de la oferta”. Descubrió que entre 2022 y 2023, la proporción de “talentos ecológicos”, profesionales con un trabajo ecológico o que enumeran al menos una habilidad ecológica en su perfil, aumentó en una mediana del 12,3 % en los 48 países examinados. Mientras tanto, la proporción de ofertas de empleo en la red que requieren al menos una habilidad ecológica aumentó en un 22,4 %. Aunque hay algunas indicaciones de movimiento en la dirección correcta, el informe indica que “todavía estamos peligrosamente lejos de la magnitud de cambio que se requiere”.

Desarrollo del talento

¿Qué pueden hacer los gobiernos y las industrias para superar los desafíos de la transición a una economía ecológica? Dadas las carencias de habilidades que se han identificado y que ya están afectando a algunas partes de la transición, apoyar a los trabajadores para que desarrollen las habilidades necesarias es clave para el éxito de cualquier intento de descarbonización.

Según la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI)[8] las habilidades técnicas y de ingeniería son especialmente importantes para los trabajos ecológicos, así como para las capacidades científicas, de gestión de operaciones y de supervisión. El informe[9] sobre los empleos en energía a nivel mundial de la AIE argumenta que la educación superior y la formación adicional pueden desempeñar un papel fundamental en el desarrollo de conjuntos de habilidades importantes como estas. Afirma asimismo que los fuertes vínculos entre empleadores y universidades o programas de formación profesional, así como las subvenciones de investigación para doctores, practicantes o aprendices, pueden ayudar a llenar las redes de talento.

Las empresas también señalaron que había una creciente necesidad de renovar los planes de estudios de los grados con mayor demanda, como la ingeniería, y que agradecerían las oportunidades de trabajar con las universidades para darles forma.

Estas iniciativas se están llevando a cabo en muchos lugares del mundo.

En Londres, por ejemplo, 12 universidades, 11 autoridades locales y más de 30 empleadores, incluidas las principales empresas de construcción, están trabajando juntos para promover la formación en habilidades ecológicas a través de la Local London Green Jobs and Skills Partnership (Asociación local de empleos y habilidades verdes en Londres).

La iniciativa incluye “laboratorios ecológicos” en ocho centros universitarios que ofrecen formación en áreas clave, como el reacondicionamiento y el diseño asistido por ordenador.

En la COP28 de Dubái, el Ban Ki-moon Centre for Global Citizens lanzó un curso en línea diseñado para ayudar a los jóvenes a acceder a oportunidades de laborales ecológicas. El programa “Your Future in Green Jobs”, respaldado por Dubai Cares, permite a los jóvenes “alinear sus pasiones, intereses y habilidades con carreras ecológicas significativas que aborden directamente la crisis climática”.[10]

Empresas globales de otros sectores están anunciando iniciativas de desarrollo de habilidades similares, como EY y el Green Skills Passport[11] de Microsoft, un programa en línea gratuito de 10 horas que permitirá a las personas mayores de 16 años aprender sobre temas como la sostenibilidad y el emprendimiento.

La familia Jameel también está haciendo esfuerzos para mejorar y modernizar la educación global, ya sea apoyando innovaciones en la enseñanza y la tecnología relacionada, o apoyando iniciativas de becas y mentoría.

Por ejemplo, desde 1994 hemos ayudado a más de 200 jóvenes de unos 27 países a alcanzar su potencial estudiando en el Instituto Tecnológico de Massachusetts en EE. UU. a través de nuestro programa de becas Jameel-Toyota. Muchos antiguos alumnos de este plan se labran carreras exitosas en los negocios y el mundo académico, donde pueden contribuir a construir un futuro sostenible. Además, Fotowatio Renewable Ventures (FRV), parte de Abdul Latif Jameel Energy, dirige un programa de becas en la universidad del Instituto de Empresa (IE) de España. La iniciativa apoya que estudiantes de ubicaciones cercanas a los desarrollos sostenibles de FRV estudien en el IE, cubriendo todos los costes de formación y educación durante un programa de cuatro años.

Estas iniciativas son más eficaces cuando los gobiernos pueden implementar las políticas generales para impulsar y dar forma al desarrollo de las habilidades necesarias, pero esta es un área en la que aún hay mucho margen de mejora. En 2015, un informe[12] de la UE indicó que la “falta de coordinación entre las habilidades y las políticas medioambientales” estaba impidiendo la implementación de estrategias de crecimiento ecológico ambiciosas, y destacó que las instituciones políticas podrían proporcionar un marco que apoyase el talento ecológico y las competencias en toda la educación y el mercado laboral.

Una reciente y alentadora iniciativa que aborda esta necesidad es el sistema de Clasificación europea de capacidades, competencias, cualificaciones y ocupaciones (ESCO), publicado en 2022[13]. Disponible en 27 idiomas, la ESCO define las habilidades y áreas de conocimiento que son esenciales para la economía ecológica, por ejemplo, cómo llevar a cabo auditorías energéticas o cómo medir la sostenibilidad. El objetivo es apoyar la movilidad laboral proporcionando un “lenguaje común” que se pueda utilizar para hablar sobre las ocupaciones relevantes y las habilidades que requieren.

Revolución desigual

Está claro que incluso en lugares y sectores en los que la transición ecológica impulsaría el crecimiento, siguen existiendo serios desafíos. Y podría haber obstáculos aún mayores para aquellos que van a perder en el futuro inmediato.

Por ejemplo, el informe de McKinsey sobre la transición al neto cero dice que podría haber aproximadamente 9 millones menos de empleos directos dentro del sector de la extracción y producción de combustibles fósiles para 2050.[14]

Eso significaría que mucha gente buscará un nuevo empleo.

El impacto de cambios como este no se repartirá uniformemente, sino que se centrará en áreas geográficas específicas donde esos sectores están concentrados actualmente. Por ejemplo, McKinsey dice que en 44 condados de EE. UU., más del 10 % de los puestos de trabajo están actualmente en sectores cuya relevancia va a disminuir, como la extracción y el refinado de combustibles fósiles, la energía basada en combustibles fósiles y la fabricación de automóviles. La extracción de petróleo y gas representa el 41 % del empleo en Upton, Texas, mientras que el 31 % del trabajo en Clay, Illinois, se dedica a la fabricación de automóviles. El informe añade que en Alemania, Japón, México y Corea del Sur, la producción de automóviles proporciona una “parte relativamente grande” del empleo.

Áreas como estas se enfrentarán a grandes cambios en los próximos años.

A nivel global, es más probable que estos tipos de problemas surjan en los países menos equipados para gestionarlos.

McKinsey afirma que los países que se enfrentan a los niveles más altos de riesgo en la transición hacia las cero emisiones netas son aquellos con un PIB per cápita relativamente bajo, incluidos Bangladés, India y Kenia.

Estos tienden a tener más empleos, capital y PIB en los sectores de altas emisiones que se enfrentarán a la mayoría de los cambios. Los países que producen altos niveles de combustibles fósiles también afrontarán grandes desafíos. Sin embargo, en general, los países más ricos tienden a sufrir menores riesgos debido a sus economías basadas en servicios. McKinsey señala que esta situación podría dar lugar a una creciente preocupación por la desigualdad, ya que los países menos desarrollados que han contribuido en menor media a las emisiones pagan un precio mayor para combatir el cambio climático.

¿Una “transición justa”?

Estas preocupaciones han llevado a un creciente impulso que se desarrolla detrás del concepto de “transición justa”. La OIT, que ha confirmado recientemente su fuerte apoyo al concepto[15], lo define como “hacer ecológica la economía de una manera que sea lo más justa e inclusiva posible para todos los implicados, creando oportunidades de trabajo decentes y sin dejar a nadie atrás”. Da el ejemplo de una fábrica que pasa de combustibles fósiles a energía solar, lo que implicaría volver a formar a algunos técnicos y despedir a otros. Según la OIT, una transición justa en este caso requeriría una consulta cuidadosa con empresas y trabajadores para encontrar soluciones adecuadas. Sin estos enfoques, la organización advierte de que los cambios económicos podrían aumentar la desigualdad social y la desilusión de los trabajadores, lo que provocaría huelgas o disturbios civiles, con efectos perjudiciales tanto las empresas como para las economías.

La OIT también afirma que, aunque todos los implicados tienen cierta responsabilidad, los gobiernos normalmente dirigirán los esfuerzos de transición. Un ejemplo relevante es el Fondo de Transición Justa de 19 200 millones de euros de la Unión Europea[16], que apoya a las regiones y comunidades más afectadas por la transición ecológica. Los proyectos para los que se puede utilizar incluyen aquellos que implican la readaptación, la rehabilitación medioambiental, la investigación y la innovación. Por ejemplo, España recibirá 869 millones de euros a través de este programa para apoyar planes como un centro de innovación para energía renovable en alta mar en A Coruña y una iniciativa que utiliza microalgas para producir combustibles renovables en Cádiz[17].

Pese a estos esfuerzos, muchos siguen sin estar convencidos de la conveniencia de una transición ecológica. Un informe de este año del grupo de expertos estadounidense RMI señala que, a pesar de las previsiones positivas, “los empleos ecológicos tienen un problema de credibilidad”[18]. El estudio argumenta que simplemente predecir más puestos de trabajo es una métrica insuficiente y que “no es creíble insinuar que los puestos de trabajo ecológicos pueden sustituir directamente a los puestos de trabajo basados en fósiles potenciales o existentes”.

RMI señala que muchos puestos de trabajo ecológicos son de menor calidad que los que se espera que sustituyan, en términos de remuneración, seguridad o protección, y que podrían requerir también que los trabajadores se trasladasen. Por ejemplo, en China las áreas adecuadas para proyectos de energía limpia, como instalaciones de energía solar y eólica, están en lugares muy diferentes a las ubicaciones actuales de las minas de carbón. En todo el mundo, el impacto combinado de factores como estos tiene el potencial de devastar comunidades y economías enteras a través de efectos como salarios más bajos, emigración y menores ingresos fiscales.

Además, a menudo faltan las finanzas necesarias para apoyar el crecimiento de las industrias ecológicas, especialmente en los países en desarrollo. El informe de RMI dice que la magnitud de inversión necesaria de los países más ricos en el sur del mundo “no está cerca de ocurrir”. Según el estudio, los países ricos no están cumpliendo con el compromiso de dirigir 100 000 millones de USD al año en finanzas climáticas a las naciones en desarrollo para 2025, una promesa hecha por primera vez en la cumbre climática de Copenhague de 2009 y reafirmada en cada COP desde entonces. Al mismo tiempo, de 2017 a 2019 los gobiernos del G20 gastaron 290 000 millones de dólares al año para subsidiar los combustibles fósiles.

Adoptar una visión más amplia

Por estas razones, podría ser difícil que las afirmaciones optimistas sobre los beneficios de ser ecológicos se escuchasen en los lugares donde más se necesitan soluciones. Se dice que muchos líderes políticos africanos son escépticos sobre el número de empleos ecológicos previsto[19], mientras que el presidente de United Mine Workers of America recientemente argumentó que era imposible “mencionar una sola ‘transición sencilla’ en este país” en los últimos 30 años[20]”.

En este sentido, RMI aboga por un marco más amplio que considere el problema en un contexto más extenso. Su informe argumenta que, además de los desafíos climáticos, el mundo también se enfrenta a riesgos de otras megatendencias socioeconómicas, como la migración internacional y la innovación tecnológica, así como crisis como la pandemia de COVID y el conflicto entre Rusia y Ucrania. McKinsey, por ejemplo, dice que para 2050, es probable que tendencias como la automatización y el teletrabajo tengan un impacto aún mayor en el empleo que la transición al neto cero[21].

Dados estos desafíos más amplios, RMI destaca el creciente interés en la idea de “capitalismo regenerativo”, que tiene en cuenta el capital humano y natural, así como las categorías financieras y manufactureras más convencionales. Esto podría conducir a nuevos entendimientos y oportunidades. Por ejemplo, el impacto del cambio climático en sí mismo podría tener una repercusión aún peor en las comunidades locales que la pérdida de empleos relacionados con los combustibles fósiles, ya que afectaría a los entornos de vida, los medios de subsistencia y la salud de las personas. Reconocer esto podría conducir a que algunas áreas desarrollasen proyectos, por ejemplo, para restaurar entornos degradados o ayudar a adaptarse al cambio climático, lo que contribuiría a construir comunidades más resilientes y sostenibles al mismo tiempo que generaría nuevos empleos locales.

Solo en EE. UU., por ejemplo, hay más de 5000 minas de carbón abandonadas, que se estima que son responsables de más de 18 000 millones de USD en daños medioambientales y sanitarios en los alrededores. La solución en este tipo de sitios podría proporcionar trabajos que requieren habilidades similares a las necesarias para trabajar en las instalaciones originales, a la vez que se mejoran los entornos locales y se allana el camino para nuevos proyectos[22].

Tanto si seguimos esta nueva visión para una gran transformación de la economía mundial como si no, está claro que la transición ecológica requerida, combinada con la resolución de otros desafíos globales, implicará soluciones imaginativas y nuevas formas de pensar. Algunas de las áreas más vulnerables al cambio climático y otros impactos, como las pequeñas naciones isleñas, están empezando a tomar las ambiciosas decisiones que requiere la situación.

Las Maldivas, por ejemplo, han sufrido recientemente un fuerte impacto tras la pandemia y el aumento de los precios del combustible. Ahora, con el fin de impulsar su resiliencia, la nación está invirtiendo en una serie de proyectos, incluida la restauración de entornos naturales y la mejora de sistemas de alerta temprana, así como en la ampliación de su capacidad de energía renovable[23]. El país ha declarado un ambicioso objetivo de alcanzar las cero emisiones netas para 2030. Estos desarrollos han sido posibles gracias a una financiación privada de más de 140 millones de USD, que se ha facilitado gracias a un marco de mitigación de riesgos diseñado junto con el Banco Mundial (que también contribuye con 12,4 millones de USD).

Photo by Nattu Adnan

Este es precisamente un tipo de asociación, que combina iniciativa local, inversión privada y política con visión de futuro, que ofrece un modelo viable para lo que se necesita a escala global si el mundo pretende capitalizar plenamente las oportunidades de la transición ecológica.

[1]https://www.theguardian.com/environment/2023/oct/02/slow-route-to-net-zero-will-worsen-global-climate-crisis-ipcc-chief-warns

[2] https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/the-net-zero-transition-what-it-would-cost-what-it-could-bring

[3] https://unfccc.int/news/as-cop28-enters-its-final-stretch-simon-stiell-calls-for-a-highest-ambition-outcome

[4] https://www.ilo.org/weso-greening/documents/WESO_Greening_EN_web2.pdf

[5]https://iea.blob.core.windows.net/assets/a0432c97-14af-4fc7-b3bf-c409fb7e4ab8/WorldEnergyEmployment.pdf

[6]https://iea.blob.core.windows.net/assets/26ca51d0-4a42-4649-a7c0-552d75ddf9b2/WorldEnergyOutlook2023.pdf

[7]https://economicgraph.linkedin.com/content/dam/me/economicgraph/en-u s/global-green-skills-report/green-skills-report-2023.pdf

[8]https://www.unido.org/stories/what-are-green-skills

[9]https://iea.blob.core.windows.net/assets/a0432c97-14af-4fc7-b3bf-c409fb7e4ab8/WorldEnergyEmployment.pdf

[10] https://bankimooncentre.org/news/your-future-in-green-jobs-press-release/

[11] https://www.ey.com/en_gl/news/2023/10/ey-and-microsoft-expand-social-impact-collaboration-and-advance-sustainability-education-worldwide-with-green-skills-passport

[12] https://www.slideshare.net/MarioVerissimo/green-skills-and-innovation-for-inclusive-growth

[13] https://esco.ec.europa.eu/en/news/green-skills-and-knowledge-concepts-labelling-esco-classification

[14] https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/the-net-zero-transition-what-it-would-cost-what-it-could-bring

[15] https://www.ilo.org/global/topics/green-jobs/news/WCMS_886213/lang–en/index.htm

[16] https://commission.europa.eu/strategy-and-policy/priorities-2019-2024/european-green-deal/finance-and-green-deal/just-transition-mechanism/just-transition-funding-sources_en

[17] https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/en/ip_22_7868

[18] https://rmi.org/insight/realizing-the-green-jobs-promise

[19] https://www.chathamhouse.org/2022/08/financing-african-just-transition

[20] https://www.weku.org/ohio-valley-resource/2021-04-21/mine-workers-leader-wants-to-save-last-coal-jobs-as-biden-tackles-climate

[21] https://www.mckinsey.com/capabilities/sustainability/our-insights/the-net-zero-transition-what-it-would-cost-what-it-could-bring

[22] https://rmi.org/insight/realizing-the-green-jobs-promise

[23]https://blogs.worldbank.org/endpovertyinsouthasia/small-island-developing-states-path-renewable-energy-and-resilience-story