Intentar predecir el desarrollo del metaverso es tan problemático como intentar predecir el desarrollo de cualquier bebé. Ambos están demasiado lejos de sus formas finales para estimar una respuesta significativa. Se pueden describir sus formas actuales y quizás identificar los componentes básicos de los sistemas más sofisticados que están por venir, pero las pistas de sus formas finales siguen siendo igualmente opacas.

¿El metaverso estará siempre en constante evolución? ¿Cuánto crecerá, qué puertas abrirá, qué transformaciones inspirará (para bien o para mal)? En otras palabras, ¿cuál es su potencial?

Actualmente, tenemos pocas respuestas definitivas a estas preguntas. No obstante, la hipótesis fundamentada indica que este bebé en particular podría desencadenar un gran cambio en nuestra manera de vivir.

¿Qué es el metaverso?

Como concepto, el metaverso existe desde la década de 1980. Se empleaba en términos ficticios para referirse a un santuario virtual donde los personajes podrían escapar de las sociedades opresivas. Sin embargo, el término pasó a ser de dominio público en octubre de 2021, cuando el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, cambió oficialmente la marca de la empresa matriz de Facebook a “Meta”. Al hacerlo, volvió a centrar de manera eficaz los recursos de la empresa en la creación del primer metaverso interconectado global, un reino construido en píxeles infinitamente ampliable donde existir y coexistir.

Zuckerberg describió su visión de un metaverso como “el sucesor del Internet móvil: seremos capaces de sentirnos presentes, como si estuviéramos ahí mismo con el resto de gente, sin importar lo lejos que estemos en realidad”.[1]

Su anuncio tuvo un impacto inmediato: las búsquedas en Google del término “metaverso” se dispararon.[2]

Para aquellos que resistieron el pasado mes de octubre la urgencia de buscar el futuro en Google, pueden considerar el metaverso como una colisión de las esferas reales y digitales. En su nivel más rudimentario, es una tecnología que permite a los usuarios interactuar virtualmente en redes sociales, juegos, entornos digitales y criptomonedas. Según su evolución, el metaverso se convertirá en una experiencia más multidimensional, lo que permitirá a los usuarios sumergirse en una simulación comunitaria de nuestro propio mundo.

Llegará el día en que usted (o, mejor dicho, el avatar que le representa) podría entrar en un dominio virtual e interactuar con los demás de la misma manera que en la vida “normal”. Quizá pueda reunirse con otras personas para trabajar en un proyecto de negocios compartido, para relajarse con una película o un juego deportivo, para probar automóviles antes de comprarlos o para conocer destinos de vacaciones antes de un viaje.

La tecnología está cada vez más cerca de materializarse. La aplicación Horizon Workrooms de Facebook, un entorno de oficina virtual para que los compañeros de trabajo se reúnan, ya está online.[3]

Reunión en el metaverso: Horizon Workrooms de Meta. Crédito de la imagen © Meta

Y esto es solo la punta del iceberg. La importancia del metaverso podría superar las expectativas hasta de los más optimistas. Ni siquiera sabemos si este “metaverso” será una entidad centralizada o un ecosistema más complejo de plataformas independientes superpuestas.

En su iteración más filosófica, el metaverso podría remodelar nuestro mundo creando otros completamente nuevos.

Aun así, dado el ritmo exponencial del desarrollo tecnológico, subrayado por la ley de Moore[4] y otras referencias, es bastante realista asumir que, con el tiempo, el metaverso será cada vez más similar a la realidad en la que nos despertamos cada mañana. Por lo tanto, este bebé podría crecer hasta convertirse en una bestia y alcanzar el poder de construir el mundo de una deidad digital.

Entonces, ¿cuáles son exactamente las tecnologías que sustentarán el auge de este revolucionario metaverso? Nuestro viaje comienza con cuatro letras: RV y RA

RV/RA: un vistazo a mundos alternativos

En un futuro previsible, sumergirse en un metaverso visual significará llevar una interfaz principal, como unos auriculares de realidad virtual (RV): inicialmente, el propio dispositivo Oculus de Facebook, pero potencialmente también productos de rivales como Sony, HTC, Valve, etc.

Estos auriculares, y sus inminentes sucesores, contienen dos pequeñas pantallas, una por ojo, que cuando se ven una al lado de la otra dan la impresión de la profundidad de la imagen. Si se conectan a Internet, los auriculares de realidad virtual pueden desbloquear el espacio compartido del metaverso e incluso permitirnos introducir elementos escaneados de nuestro propio mundo, como escritorios y archivos.

La realidad aumentada (RA) es una tecnología adyacente con una diferencia sutil. En lugar de sumergirnos en un segundo mundo, la realidad aumentada proyecta mejoras de CGI (imagen generada por ordenador) superpuestas en nuestro entorno del mundo real mediante la emisión de una luz digital directamente en el ojo humano. Por ejemplo, se puede “invocar” una pizarra lista para una presentación en una oficina vacía o materializar a compañeros remotos alrededor de una mesa para una ciberconferencia. Actualmente solo hay disponibles unos pocos modelos de auriculares de RA, incluidos Microsoft HoloLens y Magic Leap, por lo que, a diferencia de la realidad virtual, la realidad aumentada sigue siendo más bien una tentativa.

No obstante, tanto si los auriculares están diseñados para inventar una nueva realidad (RV) como si complementan una existente (RA), estos dispositivos de alta resolución y baja latencia serán nuestros portales iniciales hacia el metaverso.

Las cifras de ventas sugieren que los consumidores están apostando por este cambio: solo en Navidad (2021), Meta registró la venta de dos millones de auriculares.[5] Los inversores están tomando nota y en los últimos 12 meses han destinado cientos de millones de dólares a empresas que desarrollan software y periféricos relacionados con el metaverso.

Después de una nueva ronda de financiación, en noviembre de 2021 la plataforma de RA, Niantic, derivada de Google, alcanzó una valoración de 9000 millones de USD.[6]

Esta fe no es ciega, ya que está previsto que las ventas combinadas de unidades de RV y RA superen las de consolas de pantalla plana tradicionales ya en 2024.[7]

El auge del metaverso parece casi seguro, en vista de que las tecnologías complementarias están progresando rápidamente en una serie de áreas principales[8]:

  • Unidades de procesamiento gráfico (GPU, por sus siglas en inglés) de última generación: permiten una simulación más rápida que nunca de entornos inmersivos en tiempo real.
  • Motores 3D fotorrealistas: para crear mundos más amplios con una fidelidad sin igual.
  • Vídeo volumétrico: un sistema de captura de rendimiento para renderizar avatares realistas en realidades virtuales o aumentadas.
  • Inteligencia artificial (IA): proporciona a los personajes virtuales un comportamiento humano más intuitivo y reconocible.
  • Informática en la nube y 5G: nuevas tecnologías para almacenar y transferir todos los datos necesarios para operar un mundo alternativo complejo.

Si miramos más hacia el futuro, ¿qué pasaría si se pudiera prescindir completamente de auriculares, pantallas y controladores y utilizar los sentidos más allá de la mera vista y oído?

Este es el futuro que prometen las interfaces cerebro-ordenador (BCI, por sus siglas en inglés). Con dispositivos implantados conectados directamente al cerebro humano podría surgir una experiencia completamente nueva: un rico mundo de sabores, texturas, fragancias y movimientos sin obstáculos, todo esto esquivando la naturaleza de los equipos táctiles, tan contraria a la inmersión. Quizás este sea el punto en que soñar se convierte en ser.

Las formas embrionarias de la tecnología BCI ya permiten que los pacientes que han perdido la capacidad de hablar vuelvan a comunicarse[9] y que los afectados por problemas de movilidad interactúen con dispositivos inteligentes[10].

Por ahora, un metaverso al que se accede con BCI podría permanecer en la fase conceptual, pero existe como objetivo final: un momento clave en el que la ciencia ficción se materializará en el mundo real.

¿Seguir como de costumbre? No en el metaverso

Aunque nadie puede decir cuándo alcanzará la “madurez” el metaverso (en el sentido actual del término), sin duda ofrecerá posibilidades revolucionarias para el comercio y la política por igual: nuevas formas de comprar, vender, comunicar, ampliar nuestras redes, aprender e influir en la opinión.

Desde el punto de vista del sector público o privado, quien no se comprometa con el metaverso desde el principio se arriesga a perderse una infinidad de potenciales oportunidades futuras.

En 2021 se gastaron aproximadamente 100 millones de USD en bienes virtuales dentro de las plataformas de juegos. Algunos expertos prevén que esto se disparará hasta 1 billón de USD al año o más para 2024, con la explosión de modelos de comercio completamente nuevos basados en “compras físicas a virtuales” (aquellas realizadas en el mundo real, pero para un producto o servicio virtual) y “compras virtuales a físicas” (aquellas realizadas en el mundo virtual, pero que se manifiestan en un producto o servicio del mundo real).[11]

Por ejemplo, la empresa de juguetes para niños LOL Surprise vende tarjetas de compraventa en el mundo real con códigos QR que desbloquean experiencias virtuales. Por el contrario, la cadena alimentaria Chipotle Mexican Grill ha lanzado un restaurante virtual online donde los jugadores pueden practicar la elaboración de recetas para ganar Burrito Bucks que se pueden canjear en restaurantes del mundo real.[12]

Crédito de la fotografía: © Chipotle

De hecho, podríamos concebir el metaverso no tanto como un mundo completamente separado, sino como una convergencia entre nuestro mundo físico y su equivalente digital, una esfera “figital” (o “phygital”, en inglés).

Las empresas con visión de futuro ya deberían empezar a considerar cómo reproducir su oferta en el ámbito virtual. Para grandes empresas y marcas existentes, esto significa invertir pronto y tener presencia en una plataforma antes de que otra operación más ágil tome la iniciativa. Mientras tanto, las startups pueden intentar ser disruptores, aprovechando su relativa agilidad para alterar el dominio de las marcas tradicionales y forjar nichos en este nuevo y amplio mercado.

Cualquier incursión en un nuevo mundo está lleno de riesgos, y el metaverso no es una excepción. Entonces, ¿qué problemas deberían tener en cuenta tanto esta última ola de pioneros digitales como nosotros como consumidores?

Mitigación del riesgo en el metaverso

Dado el cuestionable historial de las redes sociales respecto a la vigilancia de la verdad, el fomento del debate imparcial y el aumento de la cohesión social, muchos se preguntan cómo se puede proteger el metaverso de un uso indebido similar. ¿Se convertirá en un patio de recreo para trolls, hackers, campañas políticas y delincuentes? ¿Podemos aprender algo de los obstáculos de Internet para limitar el acoso, la radicalización y la desinformación?

Hasta el momento hay pocas respuestas claras y estos problemas siguen sin resolverse. No obstante, al menos se están debatiendo activamente dentro de la comunidad, donde existe un amplio consenso de que las leyes de protección y seguridad de datos tendrán que evolucionar junto con la tecnología para garantizar un metaverso saludable y funcional.

Actualmente, las legislaciones de datos comprenden un mosaico de leyes internacionales, como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la UE o la Ley de Protección de Información Personal y Documentos Electrónicos (PIPEDA) de Canadá. EE. UU. carece de regulaciones federales que rijan a muchas empresas, pero cuenta con una variedad de leyes que incluyen la Ley de Informes de Crédito Justos, la Ley de Derechos Educativos y Privacidad Familiares y la Ley de Protección de la Privacidad en Línea de los Niños. China opera bajo su propia Ley de Protección de Información Personal (PIPL).

Los consumidores también tendrán que adoptar una nueva cautela y darse cuenta de que datos que antes estaban ocultos (como lenguaje corporal, inflexión vocal, respuestas fisiológicas, patrones de comportamiento), ahora estarán disponibles tanto para los anunciantes como para los estafadores.

Merece la pena observar a Canadá como un escenario de prueba interesante. El año pasado, el Comisionado de Privacidad del país concluyó que una empresa estadounidense de IA había infringido los derechos de privacidad al recopilar miles de millones de imágenes de Internet para usarlas como parte de su software de reconocimiento facial.[13] La base de datos biométrica tenía como objetivo ayudar a las fuerzas del orden público, pero el comisionado canadiense argumentó que esto equivalía a la vigilancia y la identificación masiva de particulares, un hallazgo que destaca la delicadeza de sopesar las necesidades empresariales contra el derecho a la privacidad de las personas.

Sin una mayor armonización internacional de las reglas, ¿cómo podemos empezar a resolver los dilemas aún más profundos que se avecinan? ¿Quién será el “propietario” del metaverso? ¿Controlará un organismo central el acceso a sus datos y distribución? ¿O el simple acto de participación permitirá a innumerables entidades, públicas y privadas, recopilar y comerciar datos para medios que a menudo compiten entre sí?

Estos problemas no son nuevos para la sociedad, si no que surgen cada vez que la humanidad entra en un nuevo territorio virgen o adopta tecnologías transformadoras. Por ejemplo, ¿quién controlaría los océanos? ¿La Antártida, el Ártico, la Luna, el espacio? Y, por supuesto, el Internet de hoy. Luego están los debates sobre ética y gobernanza en medicina, cirugía e inteligencia artificial.

La propia Facebook parece estar bien al tanto de los problemas en juego, o al menos del valor que tiene para sus relaciones públicas mostrarse dispuesto a abordarlos. En mayo de este año reveló una inversión de 50 millones de dólares para ayudar a construir un metaverso “responsable”.[14] ¿Su objetivo? Establecer un sistema común de valores en el próximo entorno virtual.

El dinero ayudará a pagar el desarrollo de habilidades y la investigación ética en una variedad de instituciones de todo el mundo, incluida la Universidad Nacional de Seúl, la Organización de los Estados Americanos y el Centro de Tecnología, Robótica, Inteligencia Artificial y Leyes de la Universidad Nacional de Singapur. Se espera que el fondo estimule una colaboración vital entre la industria, el sector público y el mundo académico.

Matthew Ball, autor del metaverso

El autor y experto en el metaverso Matthew Ball señala que, dada la compleja interacción requerida entre plataformas, desarrolladores, marcas y clientes, puede ser necesario un esfuerzo colaborativo a escala de la Organización Mundial del Comercio para alcanzar todo el potencial del metaverso.[15]

Aun así, Ball cree que el metaverso significa un “cambio generacional profundo” y observa que entre los primeros en adoptarlo se incluyen dos sectores que representan el potencial de la revolución digital: la educación y la atención sanitaria.

En las aulas, las aplicaciones del metaverso ya permiten a los estudiantes participar en experimentos científicos virtuales, investigando erupciones volcánicas a nivel microscópico. Mientras tanto, en el Johns Hopkins Hospital de Maryland, EE. UU., dos pacientes se han sometido a operaciones realizadas por cirujanos que llevan auriculares de realidad aumentada.

Del mismo modo, una inversión de Abdul Latif Jameel Health en la empresa japonesa de tecnología médica Holoeyes ha puesto de relieve otra oportunidad médica dentro del metaverso.

Un pequeño paso hacia la tecnología del mañana

El innovador sistema de apoyo quirúrgico de RV de Holoeyes permite a los médicos observar el interior del cuerpo de un paciente con una claridad sin precedentes, lo que tiene como resultado diagnósticos más rápidos y precisos para todos. Al mostrar una zona quirúrgica concreta navegable en 3D, Holoeyes permite a los cirujanos identificar las ubicaciones de los órganos y vasos sanguíneos cercanos, planificando previamente su enfoque con entornos de realidad extendida individuales personalizados del paciente real, reduciendo así las posibilidades de que surjan complicaciones imprevistas durante las operaciones. Los procedimientos también se pueden grabar y utilizar con fines educativos.

Gracias a que la información anatómica es fácil de entender y compartir, los cirujanos pueden proceder de forma segura y precisa con la tecnología de realidad virtual de Holoeyes. Fuente: Holoeyes

No solo es detallado, sino que también es rápido. Solo 15 minutos después de cargar un TAC en el sitio de Holoeyes, una imagen 3D y una aplicación de RV están listas para descargarse en un dispositivo de visualización.

Ahora Abdul Latif Jameel Health está ayudando a Holoeyes a distribuir su tecnología de RV, con potencial para salvar vidas, a más de 2,4 millones de cirujanos en Oriente Medio y África.

Un hospital japonés que ya utiliza Holoeyes dice que “mejora drásticamente la comprensión de la ubicación y el posicionamiento de los artículos de interés, en comparación con la visualización de imágenes 2D en un monitor, y que esta información se puede compartir fácilmente con otros médicos. Esto reduce el riesgo durante la cirugía y es muy eficaz para enseñar a médicos jóvenes y con menos experiencia”.[16]

Esta idea de que los datos en vivo se compartan en plataformas seguras, de que el código se transforme en imágenes inmersivas, de un espacio compartido para que los especialistas se unan en un proyecto con consecuencias inmediatas en el mundo real, significa que un pequeño rincón del metaverso se está convirtiendo en una realidad. Ilustra hábilmente la fusión de nuevas tecnologías que ayudarán al metaverso a descubrir su propósito y madurar. Y es otro indicador de cómo el metaverso se superpondrá cada vez más frecuentemente con nuestras vidas físicas.

Pero, ¿qué pasa con nuestras actividades digitales más cotidianas: las reuniones de trabajo que tenemos con Zoom o las charlas familiares que llevamos a cabo a través de WhatsApp? ¿Cuánto tiempo pasará hasta que estas conferencias pasen de sus formas pasivas actuales a algo más experimental? Otra inversión de Abdul Latif Jameel también puede contribuir a responder estas preguntas.

El metaverso: conocer el futuro sin rodeos

A principios de 2022, Toyota Turkey, parte de Abdul Latif Jameel Motors en Turquía, decidió un lugar inusual para su reunión de estrategia anual: el metaverso. Más de 100 partes interesadas se reunieron virtualmente utilizando una variedad de dispositivos de RV/RA, avatares holográficos 3D y otros innovadores kits de conferencias.

“Es importante que sigamos adoptando nuevas tecnologías, que comprendamos cómo podemos utilizar las innovaciones y que las apliquemos a nuestras prácticas laborales”, comentó Ali Haydar Bozkurt, presidente y CEO de Abdul Latif Jameel Turkey.[17]

Unos meses más tarde, en junio de 2022, la marca de automóviles de lujo Lexus Türkiye lanzó el nuevo Lexus NX un evento para la prensa “figital”, que incluía una “Experiencia Metaverse” única y pionera, así como una “obra NFT especial para el NX”.

Lexus fue elogiado por superar los límites e ir más allá de los lanzamientos de automóviles convencionales con este evento. Los miembros de la prensa se reunieron en un gran salón en Belek, Antalya, y se colocaron en mesas separadas. En las semanas previas al evento, se solicitaron fotos de los participantes, cuyos avatares únicos y realistas se crearon especialmente para el metaverso. Cada participante recibió unas gafas de RV de última generación que permitieron a todos hacer una entrada intuitiva en este mundo digital, especialmente preparado por Lexus en el metaverso.

Los invitados se reunieron con ejecutivos de Lexus, conversaron con sus compañeros e incluso entrevistaron a ejecutivos por primera vez dentro del entorno del metaverso. Los huéspedes disfrutaron de elementos de ludificación interactivos, como la construcción del nuevo NX en varios entornos diferentes, creados específicamente teniendo en cuenta el tema del diseño de Lexus.

Por lo tanto, en Abdul Latif Jameel estamos ayudando a caracterizar este metaverso recién nacido desde los comienzos de su fase de desarrollo.

¿A qué lugar de la tierra, o de la Tierra 2.0, podría llevarnos todo esto?

En un futuro no demasiado remoto, leer un artículo como este podría ser una experiencia notablemente distinta.

Es posible que no lo descubra siguiendo un enlace en un teléfono móvil o revisando las noticias en su ordenador portátil, sino explorando una biblioteca virtual en un recinto cultural totalmente inmersivo dentro del creciente metaverso. Quizá le apetezca convocar a algunos amigos para que se sienten alrededor de la misma mesa de café virtual que usted, para leer y charlar juntos, con avatares que interactúan de forma tan natural como lo harían en la vida orgánica. Después de que se vayan, anímese a terminar de leer el artículo con algo de música de fondo. Pero… ¿qué escuchar? Si siente un poco melancólico, su BCI leerá sus señales cerebrales y compondrá una sinfonía personalizada, respondiendo a sus emociones y creando un “momento” digital casi trascendental.

Los sueños de un metaverso utópico podrían quedarse en eso: sueños. Después de todo, el metaverso está siendo creado por personas y será poblado por ellas, y pese a todas nuestras cualidades maravillosas, los humanos también somos imperfectos.

Sin embargo, esto no nos libera de nuestra responsabilidad de garantizar que, una vez que emerja de una probable adolescencia turbulenta, el metaverso sea un lugar inclusivo, próspero y seguro. Un lugar que amplíe horizontes, genere oportunidades y expanda mentes.

Resulta que la nuestra es la generación encargada de sentar las bases de este gran proyecto. La responsabilidad recae en nosotros para ayudar al metaverso, nuestro primer verdadero experimento en la construcción del mundo, a convertirse en un tributo duradero a la creatividad y cooperación de la humanidad.

 

[1] https://www.theguardian.com/technology/2021/oct/28/facebook-mark-zuckerberg-meta-metaverse

[2] https://trends.google.com/trends/explore?q=metaverse&geo=GB

[3] https://about.fb.com/news/2021/08/introducing-horizon-workrooms-remote-collaboration-reimagined/

[4] La ley de Moore es una observación realizada en 1965 por Gordon Moore, cofundador de Intel, según la cual el número de transistores (y, por lo tanto, la potencia de procesamiento) en un circuito integrado denso se duplica aproximadamente cada dos años.

[5] https://www.forbes.com/sites/charliefink/2021/12/30/this-week-in-xr-its-beginning-to-look-a-lot-like-questmas/?sh=22c4f7802580

[6] https://www.reuters.com/markets/us/pokemon-go-creator-niantic-valued-9-bln-after-coatues-investment-2021-11-22/

[7] https://www.bitkraft.vc/reality-check/

[8] https://www.weforum.org/agenda/2022/02/future-of-the-metaverse-vr-ar-and-brain-computer

[9] https://www.scientificamerican.com/article/new-brain-implant-transmits-full-words-from-neural-signals/

[10] https://www.forbes.com/sites/saibala/2020/09/21/elon-musks-neuralink-is-attempting–to-make-brain-machine-interfaces-to-help-individuals-with-paralysis/?sh=75a891365a6a

[11] https://www.mckinsey.com/business-functions/mckinsey-digital/our-insights/what-is-the-metaverse-and-what-does-it-mean-for-business?cid=eml-web

[12] https://www.businessinsider.com/chipotle-mcdonalds-wendys-metaverse-virtual-worlds-photos-2022-4?r=US&IR=T

[13] https://www.nortonrosefulbright.com/en/knowledge/publications/f54e933a/privacy-commissioners-take-position-on-using-facial-recognition-technology

[14] https://about.fb.com/news/2021/09/building-the-metaverse-responsibly/

[15] https://www.mckinsey.com/business-functions/mckinsey-digital/our-insights/the-promise-and-peril-of-the-metaverse

[16] https://holoeyes.jp/wp-content/uploads/2021/08/hiroshima.pdf

[17] https://alj.com/en/perspective/sharing-a-vision-of-a-virtual-future/